Título
original: Last Film Show. Dirección: Pan
Nalin. País: India. Año: 2021. Duración: 102 min. Género:
Drama.
Guión: Pan Nalin. Fotografía: Swapnil S. Sonawane. Música: Cyril Morin. Producción: Monsoon Films Private
Limited, Jugaad Motion Pictures, Incognito Films, Virginie Films.
Espiga de Oro a la Mejor
Película en el Festival de Cine de Valladolid (SEMINCI 2021).
Fecha del estreno: 18 Marzo 2022
(España)
Reparto: Richa Meena, Rahul Koli,
Dipen Raval, Bhavin Rabari, Vijay Mer, Tia Sebastian, Kishan Parmar, Vikas
Bata, Bhavesh Shrimali, Shoban Makwa.
Sinopsis:
Samay, un niño de 9 años
que vive con su familia en un pueblo remoto de la India, descubre el cine por
primera vez y queda absolutamente hipnotizado. Contra los deseos de su padre,
vuelve al cine día tras día y se hace amigo del proyeccionista que, a cambio de
su comida, le deja ver películas gratis. Rápidamente se da cuenta de que las
historias se convierten en luz, la luz en películas y las películas en sueños.
Contagiados por la emoción, Samay y su inquieta pandilla, investigan sin
descanso para intentar captar la luz y proyectarla para lograr ver películas de
35 mm. Juntos, utilizan un truco innovador y logran con éxito fabricar un
aparato de proyección. Sin embargo perseguir tus sueños a menudo significa
dejar atrás las cosas que amas.
Comentarios:
Que nadie se confunda, La última película no es la versión
india de Cinema Paradiso. La
diferencia es sustancial: si la almibarada película italiana reflejaba la
experiencia del cine desde la nostalgia de un niño-espectador, la de Pan Nalin
lo hace desde la fantasía de un niño-creador que descubre su pasión cuando el
esplendor de las salas, acosadas por los avances tecnológicos, muestran sus
primeras señales de agotamiento. Porque esta fábula de fondo autobiográfico,
ambientada en el humilde mundo rural del bellísimo estado indio de Gujarat, es
una conmovedora elegía al arte que cambió el siglo XX y a las personas que
forjaron con sus películas su culto.
Consecuentemente, el
arranque del filme relata una epifanía. El niño protagonista acude por primera
vez con sus padres a un cine, el popular y desvencijado Galaxy Cinema, para
asistir a la proyección de una película religiosa de Bollywood. Lo que ocurre
allí dentro es la revelación de una nueva fe, la de la luz, el color, los
sueños y las sombras. Nada volverá a ser igual para un crío que decidirá mentir
y escaparse cada día del colegio para emprender un camino sin retorno.
El Galaxy Cinema es el
viejo templo sagrado de una historia repleta de hallazgos: el proyeccionista,
adorado como un Dios a través de la comida que cada día le ofrece el niño; la
madre como creadora y “montadora” de historias a través de esa misma comida; la
naturaleza del montaje en su estado más primitivo a través de las historias que
el niño inventa con cajas de cerillas primero y películas después; su pelo como
signo de rebeldía e individualismo; los inventos de luz del muchacho y sus
amigos; el renacimiento de la casa fantasma como casa del cine y el increíble
periplo final detrás de las toneladas de latas de negativo condenadas al fuego.
Samay, el nombre del niño
protagonista de 9 años, significa “tiempo”, porque, se nos dice, eso era lo
único que tenían sus padres cuando él nació. La última película, Espiga de Oro en la última Semana Internacional
del Cine de Valladolid (Seminci), nada sin miedo entre referencias situadas en
las antípodas formales. En ella hay algo de la melancólica plasticidad de Good Bye, Dragon Inn, de Tsai
Ming-liang; o del juego de la metaficción de Rebobine, por favor, de Michel Gondry o incluso del sentimiento de
orfandad de E.T., el extraterrestre y
sus solitarios niños volando con la imaginación en sus bicicletas.
Pan Nalin, conocido por Samsara, una historia que tardó nueve
años en materializar y que se estrenó en 2001, buscó los rostros de su último
filme en el mismo remoto mundo rural en el que él creció, y en el que su padre,
como el padre de la película, era un pobre vendedor de té en una estación de
tren a la que no llegaba nadie. Un lugar pintado aquí desde la memoria y donde
aún es creíble ese asomo de inocencia que reivindica esta preciosa película. Un
lugar tan inevitablemente triste como abiertamente esperanzador en el que aún
es posible el tardío descubrimiento de la pasión por el cine.
Alumbrada por los
infinitos colores de la cultura india, devota del séptimo arte e históricamente
una de sus mayores potencias mundiales, La
última película se abre con un crédito que agradece “la luz en el camino” a
los hermanos Lumière, al pionero de la imagen en movimiento Eadweard Muybridge,
a David Lean, Stanley Kubrick y Andrei Tarkovsky. Hay referencias explícitas a
todos ellos, pero la razón última de esta altisonante dedicatoria solo se
entenderá al final, cuando el brindis se hace extensivo a Satyajit Ray, Maya
Deren, Godard, Chaplin… todos ellos y muchos más convocados en un sorprendente
y emocionante viaje final. (Elsa Fernández-Santos)
Recomendada.
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