lunes, 31 de mayo de 2021

Mil gritos tiene la noche (Juan Piquer Simón, 1982)

 

Título original: Mil gritos tiene la noche / Pieces. Dirección: Juan Piquer Simón. País: España. Año: 1982. Duración: 90 min. Género: Terror.   

Guión: Dick Randall, Joe D'Amato. Fotografía: Juan Mariné. Música: Librado Pastor. Montaje: Antonio Gimeno. Producción: Edward L. Montoro (Almena Films, Film Ventures International (FVI), Fort Films, Montoro Productions).

Estreno en España: 23 Agosto 1982.

 

Reparto: Christopher George (Teniente Bracken), Linda Day (Mary Riggs), Frank Braña (Sargento Holden), Paul L. Smith (Willard), Edmund Purdom (Decano Dean/Timothy Reston), Ian Sera (Kendall James), Jack Taylor (Arthur Brown), Isabelle Luque (Sylvia Costa), Gérard Tichy (Jennings), Hilda Fuchs (Grace), May Heatherly (Virginia Palmer-Reston), Alejandro Hernández (Timmy Reston), Cristina Cottrelli (Jenny), Leticia Marfil (Suzie), Silvia Gambino (Mary), Carmen Aguado (Carla), Paco Alvez (Alister).

 

Sinopsis:

En una universidad de Estados Unidos, una chica es asesinada y su cadáver aparece sin la cabeza. Al poco tiempo, otra chica es asesinada en la piscina de la Universidad y su cuerpo destrozado. La policía decide poner una mujer policía en la universidad, camuflada como profesora de tenis. Posteriormente, una periodista que investiga las muertes, es también asesinada, y otras dos chicas aparecen muertas y mutiladas.

 

Comentarios:

Hay un cierto acuerdo global en que la mejor película de Juan Piquer Simón es Mil gritos tiene la noche (título increíblemente mal traducido del más sugerente y coherente con el film, Pieces). De alguna manera se interpreta como su film más sólido e, incluso, con cierta capacidad no solo para coger el guante del incipiente slasher, sino para generar novedades al subgénero. Pero, ¿es esto realmente así? Si bien es cierto que algún que otro mérito se le puede otorgar a la película, esencialmente en cuanto a originalidad en las muertes y en la creación de un leiv motiv musical para el asesino, la verdad es que en el fondo estamos ante un más de lo mismo, como si del reverso cutre de cine de autor se tratara, en lo concerniente al universo “piquersimoniano”. Desde líneas de diálogo que por sí solas justifican y destruyen toda la trama posterior, pasando por un montaje de diversiones a lo Eisenstein que no lleva a ningún lado, estamos ante posiblemente uno de los peores arranques jamás filmados en la historia del cine.

A partir de aquí la cosa se estabiliza, y entramos en un cierta rutina “asesinato-misterio-investigación” que arroja, eso sí momentos de ridículo espantoso. Desde el Bud Spencer de pandereta poniendo obvias caras de malo que llevan más a la risa que al miedo, hasta inspectores de policía que confían el caso a un estudiante pardillo sin coartada alguna, pasando por una policía “infiltrada” cuya identidad conoce toda la universidad, no se puede caer más bajo en materia de coherencia y de construcción argumental. Eso sí, la palma en materia de bochorno se la lleva la capacidad del asesino de disimular que lleva una moto sierra escondida en la espalda junto al momento artes marciales tan en boga por la época.

En su debe, sin embargo, está cierta sordidez en las muertes, la generosa cantidad de sangre (in crescendo durante todo el film) derramada y la abundancia de destetes patilleros que trufan la función. Elementos estos imprescindibles en cualquier slasher que se precie y que Piquer Simón lleva a sus niveles más óptimos. Junto a ello también es destacable el intento de fusionar el género con primos hermanos cinéfilos como el giallo. Intento que se limita a ponerles guantes al asesino y cambiar su weapon of choice en modo random de moto sierra a cuchillo de cocina.

 

 

En definitiva, Mil gritos tiene la noche pretende ser un psychothriller oscilante ente lo psicológico y sangriento y acaba siendo más bien un psicotrópico divertimento. Porque eso sí, sea por sus torpes elipsis, por sus fallos de raccord exhibicionistas o por su deficiente montaje, esta es quizás la película más disfrutable en cuanto ritmo y ratio metraje/argumento. No, esto no la convierte en la película más aceptable de la filmografía "piquersimoniana", pero sin duda, le da todos los ingredientes para ser la más recordada y, en cierto modo, disfrutable. (Alex P. Lascort)

Recomendada (con reservas).




domingo, 30 de mayo de 2021

Series de TV: Grantchester (2014)

 

Título original: Grantchester. Temporada: 1, 2 y 3. Episodios: 19. Año: 2014. País: Reino Unido. Género: Thriller, Comedia. Estreno: 6 Octubre 2014 (ITV).

Dirección: Harry Bradbeer, Tim Fywell, Jill Robertson, Rob Evans. Guión: Daisy Coulam (basado en la novela de James Runcie). Fotografía: Julian Court. Música: John Lunn. Producción: Lovely Day, Independent Television (ITV).

 

Reparto: James Norton (Sidney Chambers), Robson Green (Geordie Keating), Tessa Peake-Jones (Mrs. Maguire), Morven Christie (Amanda),  Al Weaver (Leonard Finch), Tom Austen (Guy Hopkins), Kacey Ainsworth (Cathy Keating), Pheline Roggan, Gregg Lowe, Chris Bearne.

 

Sinopsis:

Esta serie nos lleva a 1953 al pueblo de ‘Grantchester’, donde el sacerdote Sidney Chambers se pone a investigar los asesinatos de sus feligreses y no sólo de los suyos, con ayuda del detective Geordie Keating.

Temporada 1.  6 episodios.

Temporada 2.  6 episodios.

Temporada 3.  7 episodios.

 


 

Comentarios:

Poner a investigar crímenes a un policía con un sacerdote no es tarea fácil, y mucho menos conseguir crear entre ellos un bromance cautivador. Pero ‘Grantchester’ puede con eso y mucho más. Un drama criminal británico que con muy poco consigue mucho. Personajes muy bien construidos con relaciones capaces de crear una fuerte empatía con el espectador. Casos clásicos que en su desarrollo no permiten descansar la narración ni un segundo hasta que dan con el culpable. Crímenes en los que todos tienen algo que ocultar, sean los autores materiales o no. Una ficción que juega con la esencia clásica del thriller, reinventando la forma, conservando el alma de las producciones británicas. Una apuesta segura.

 

‘Grantchester’ cuenta la historia del sacerdote anglicano Sidney Chambers, un ex-agente de la Guardia Escocesa que se hará amigo de Geordie Keating, un detective inspector veterano de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos nacerá una gran amistad que les llevará a resolver los casos policiales juntos. El metódico modo de investigar de Keating se completa con las técnicas intuitivas de Chambers, formando un tándem al que no se le resiste ningún caso. La serie se ambienta en el año 1950 en el pueblo de Grantchester, cerca de Cambridge. Una sociedad en la que las heridas de la guerra aún gritan en silencio en sus conciencias.

 

Una brillante ficción británica que cuenta en su banda sonora con la marca de John Lunn, compositor que fue el encargado de crear la magnífica música de ‘Downton Abbey’. Aquí tenéis algunas de las muchas razones por las que ‘Grantchester’ merece ser vista.

 

Según el manual ‘Grantchester’ es un procedimental clásico, cada episodio presenta un nuevo caso que queda resuelto al final del mismo. Pero en la práctica es mucho más que eso. Cada temporada mantiene potentes arcos narrativos transversales que no sólo dan continuidad, sino que desarrollan a los personajes protagonistas, dejando incluso en ocasiones en segundo plano al caso episódico. Los guionistas ponen el procedimental al servicio de los protagonistas de la serie, una magnífica fórmula que funciona.

 

‘Grantchester’ no pretende plantear casos rocambolescos. Con las reglas clásicas del género, construye investigaciones capaces de reinventarse constantemente girando en torno a los pocos implicados del caso. Aquí no hay pistas falsas para perder el tiempo, 45 minutos de episodio no dejan andarse por las ramas. Todos los sospechosos a los que investigan Sidney y Geordie tienen un secreto, sean o no culpables del caso principal. No hay callejones sin salida que nada tengan que ver. Casos narrados de la forma más clásica: se presentan rápidamente los sospechosos, se descubre qué oculta cada uno, y se resuelve el caso. Al más puro estilo Agatha Christie.

 

Sherlock Holmes sólo puede haber uno, y en ‘Grantchester’ lo tienen muy claro. Por eso sus protagonistas no son más listos que nadie y no adolecen de excentricidad desorbitada. Sidney y Geordie son dos hombres tenaces, pero nada más. No descansan hasta que no resuelven el caso. Pero no lo resuelven por tener una inteligencia superior. Son dos hombres corrientes que disfrutan con lo que hacen. Es más, en la mayoría de los casos la pista que hace abrir los ojos a Sidney para ir en la dirección correcta se la da un personaje secundario. Su mérito es no descansar hasta resolverlo, no ser más que nadie. Gran parte del atractivo de la serie es lo humanos que son todos sus personajes, incluso los implicados en los casos.

 


Es difícil sacar tanto partido a los personajes como lo hace ‘Grantchester’. Con dos protagonistas y tres secundarios fijos, los guionistas son capaces de crear un entramado de historias magnífico, construyendo relaciones muy intensas y, a veces, muy divertidas. El bromance de Sidney y Geordie es magnífico. Dos hombres de vidas opuestas, de concepciones contrarias, pero que disfrutan de la vida de la misma forma. Construyen una relación amistad sincera, de hermanos. Los guionistas juegan con ella poniéndola a aprueba, llevándola al extremo, dando voz a sus diferencias. Una química especial que, a su manera, Sidney también tiene con la estricta Maguire y con el tímido de Leonard. Este trío da momentos memorables viviendo bajo el mismo techo.

 

El elemento más característico de la serie es que su protagonista sea un sacerdote que investiga casos criminales. El joven vicario se mete en unos derroteros policiales fruto de la amistad que entabla con Geordie. Licencia creativa que los guionistas cuestionan muchas veces a través de los secundarios cuestionando el porqué un sacerdote investiga crímenes. Un combo religioso-policial con mucha fuerza narrativa, al que sacan el máximo partido otorgando a Sidney un papel que nunca pierde de vista su conciencia religiosa. Personaje que también tiene una vida amorosa novelesca. El protagonista de ‘Grantchester’ no es un sacerdote al uso, es mucho más. (Alfredo L. Zamora)

Recomendada.