domingo, 31 de julio de 2022

Papusza (Joanna Kos-Krauze, Krzysztof Krauze, 2013)

 

Título original: Joanna Kos-Krauze, Krzysztof Krauze. Dirección: Joanna Kos-Krauze, Krzysztof Krauze. País: Polonia. Año: 2013. Duración: 125 min. Género: Drama.  

Guión: Joanna Kos-Krauze, Krzysztof Krauze. Fotografía: Krzysztof Ptak. Música: Jan Kanty Pawluskiewicz. Montaje: Krzysztof Szpetmański. Producción: Argomedia Productions.

Mejor Director y Mejor Actor (Zbigniew Walerys) en el Festival de Cine de Valladolid (SEMINCI 2013).

Fecha del estreno: 28 Agosto 2015 (España)

 

Reparto: Jowita Budnik, Zbigniew Walerys, Antoni Pawlicki, Artur Steranko, Paloma Mirga, Andrzej Walden, Leokadia Brzezinska, Sebastian Wesolowski, Jerzy Gudejko.

 

Sinopsis:

Relata la vida de Bronislawa Wajs, alias Papusza, primera poeta gitana que recibió el reconocimiento de ver su obra publicada en Polonia. Repudiada por su propia comunidad, que la acusó de haber traicionado los secretos de su pueblo, Papusza vivió inmersa en la pobreza y la abnegación, torturada por la culpabilidad hasta su muerte en 1987.

 

Comentarios: 

Bronislawa Wajs, también llamada Papusza (1910-1987), fue la primera poetisa gitana polaca que vio publicados sus escritos, lo que le valió el reconocimiento literario, aunque también el repudio de la mayoría de su propio pueblo, entonces con demasiados prejuicios con la cultura (de cría había aprendido a leer a escondidas), más allá de la música, sobre todo si en sus escritos se reflexionaba sobre la naturaleza de la etnia, sus arraigadas costumbres y su carácter. Acusada de revelar los secretos de su pueblo, la mujer protagonizó una historia de rebelión y sacrificio que el matrimonio formado por Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze (fallecido recientemente) filmó en 2013 casi como un espectáculo visual, tan pictórico como cinematográfico.

Desde el primer al impresionante último plano, el trabajo de los directores, con encuadres y composiciones cercanas al romanticismo pictórico alemán, y de Krzysztof Ptak como director de fotografía es deslumbrante; una belleza que, por cercanía en el tiempo y en el espacio, sería fácil comparar con la de Lukasz Zal y Ryszard Lenczenwski para Ida, pero que por su tonalidad de alto contraste quizá esté más cerca de la de Fred Kelemen para El caballo de Turín (Béla Tarr, 2011). La imagen, en realidad, es más de media película, porque en lo narrativo la pareja de directores cuenta su relato a través de secuencias muy cortas que intercalan momentos en desorden cronológico entre 1910 y la década de los 70, apenas pinceladas alejadas de la narrativa convencional que no acaban de atrapar la emoción de fondo de la existencia de Papusza. De hecho, las escenas más expositivas sobre la formación del mito de la poeta son las más rancias, lo que lleva a que sean sus secuencias sin texto, exteriores, con sus cielos nublados al acecho de las almas, las absolutamente perdurables de una película desigual con un portentoso trabajo de luz y textura. (Javier Ocaña).

Recomendada (con reservas).



sábado, 30 de julio de 2022

Benediction (Terence Davies, 2021)

 

Título original: Benediction. Dirección: Terence Davies. País: Reino Unido. Año: 2021. Duración: 137 min. Género: Drama.

Guión: Terence Davies. Fotografía: Nicola Daley. Música: Benjamin Woodgates. Producción: Emu Films, Creative England, M.Y.R.A. Entertainment, Bankside Films, BBC Films, British Film Institute.

Mejor Guión en el Festival de Cine de San Sebastián 2021.

Estreno en España: 8 Julio 2022 (España).

 

Reparto: Jack Lowden, Simon Russell Beale, Peter Capaldi, Jeremy Irvine, Kate Phillips, Gemma Jones, Ben Daniels, Geraldine James, Joanna Bacon, Anton Lesser, Lia Williams, Thom Ashley, Kellie Shirley, Suzanne Bertish, Paddy Rowan, Calam Lynch, Harry Lawtey, Tom Blyth, David Shields, Edmund Kinsgley, Jude Akuwudike, Jamie-Lee Beacher, Stacey Lynn Crowe, Bobby Robertson, Ernest Vernon, Ben Steele.

 

Sinopsis:

Siegfried Sassoon fue un hombre complejo que sobrevivió a los terrores de combatir en la I Guerra Mundial y fue condecorado por su valentía, pero a su regreso se convirtió en un firme crítico de la continuación de la guerra por parte de su gobierno. Su poesía se inspiró en sus experiencias en el frente occidental y terminó siendo uno de los principales poetas de guerra de la época. Idolatrado por aristócratas y estrellas del mundo literario y escénico londinense, mantuvo relaciones con varios hombres mientras intentaba aceptar su homosexualidad. Al mismo tiempo, roto por el terror de la guerra, hizo de su viaje vital una búsqueda de la salvación, tratando de hallarla en la conformidad del matrimonio y la religión.

 

Comentarios: 

La invasión de Ucrania no era ni una remota posibilidad cuando el maestro británico Terence Davies se embarcó en Benediction, elegíaco rescate del poeta homosexual antibelicista Siegfried Sassoon. La dolorosa vida de Sassoon (Matfield, 1886 - Heytesbury, 1967) remite a dos de las grandes obsesiones del director de Voces distantes: las heridas del amor y las de la guerra.

A partir de los pasos y de los versos del hombre que, tras la atroz experiencia en la I Guerra Mundial, escribió el poema trágico Suicidio en las trincheras y sus extraordinarias Memorias de un oficial de infantería, Davies crea un estremecedor fresco sobre “el infierno donde van la juventud y la risa”, en palabras de un poeta que, en plena guerra, denunció con sus versos los horrores que nadie quería ver.

Davies ya demostró en Historia de una pasión, su delicado acercamiento a Emily Dickinson, que por fortuna sus biopics poco tiene que ver con las películas que acostumbran a lucir esa etiqueta. La historia de Sassoon, fascinante de por sí para cualquier amante de la historia y la literatura inglesas, va mucho más allá gracias a una mirada cargada de sabiduría y melancolía. El resultado es una película atravesada de bellos y dolorosos diálogos, con un sentido profundo del tempo musical y de la puesta en escena que se eleva gracias a un elenco de sobresalientes actores, entre los que destaca el escocés Jack Lowden en la piel (y voz) del poeta.

Lowden se sitúa a la cabeza de un coro de intérpretes que recrea un ambiente gay de Entreguerras, tan promiscuo como sigiloso. Su composición del personaje no es la de un tenor sacando pecho, sino la de un callado virtuoso capaz de expresar con una mínima sonrisa todo el desencanto de una juventud perdida. Sassoon fue un hombre que pasó de entretenerse con el críquet y las musarañas a vivir en primera línea una guerra de la que salió atormentado de por vida.

Para recrear ese tormento, Davies echa mano de imágenes de archivo de la guerra acompañadas de las poesías que Sassoon escribió contra ella. La emocionante declamación de Jack Lowden atraviesa un montaje en el que Davies llega a cruzar terribles estampas documentales de soldados con la mirada enloquecida, con el archivo de una manada de ganado arreada por vaqueros mientras suena la popular canción country Riders in the Sky.

La memoria se abre a la ficción cuando llega el turno de las ruinas del amor. Entonces, el cineasta baja a la arena de una sutil película de época que reconstruye los idilios de un hombre secuestrado por la amargura, un alma en pena sin consuelo: “Eres demasiado joven para dormirte para siempre; y cuando duermes me recuerdas a los muertos”, escribió Sassoon.

Amante, entre otros, del poeta Wilfred Owen, caído en 1918 una semana antes del armisticio, del actor Ivor Novello y del aristócrata Stephen Tennant, —aquel gran decadente, amigo de Cecil Beaton, que sirvió de inspiración a Evelyn Waugh para su Retorno a Brideshead— Sassoon se debatió entre la culpa y la ligereza. Con todo, Terenca Davies logra retratar la triste fractura de un hombre de clase acomodada educado en Cambridge para el que la Gran Guerra supuso entrar en contacto con hombres de clases inferiores enviados a la ratonera de un frente que colapsó los cementerios y los hospitales psiquiátricos de toda Europa, y cuyas secuelas marcaron al poeta y a todo el siglo XX. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada.



viernes, 29 de julio de 2022

El acontecimiento (Audrey Diwan, 2021)

 

Título original: L'événement. Dirección: Audrey Diwan. País: Francia. Año: 2011. Duración: 100 min. Género: Drama.

Guión: Audrey Diwan, Marcia Romano (basado en una novela de Annie Ernaux). Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine. Fotografía: Laurent Tangy. Montaje: Géraldine Mangenot. Producción: Edouard Weil, Alice Girard.

León de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cine de Venecia 2021. Premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Venecia 2021. Mejor Actriz Revelación (Anamaria Vartolomei) en los Premios César 2021. Sección oficial del Festival de Cine de Valladolid (SEMINICI 2021).

Fecha del estreno: 18 Marzo 2022 (España)

 

Reparto: Anamaria Vartolomei, Sandrine Bonnaire, Luàna Bajrami, Pio Marmai, Anna Mouglalis, Kacey Mottet Klein, Louise Chevillotte, Fabrizio Rongione, Leonor Oberson, Louise Orry-Diquéro.

 

Sinopsis:

Francia, 1963. Anne es una joven estudiante brillante con un futuro prometedor por delante. Pero cuando se queda embarazada, ve cómo desaparece la oportunidad de terminar sus estudios y escapar de las limitaciones de su entorno social. Ante la proximidad de sus exámenes finales y conforme va creciendo su vientre, Anne decide actuar, aunque tenga que enfrentarse a la vergüenza y al dolor, aunque tenga que arriesgarse a ir a la cárcel para hacerlo...

 

Comentarios: 

Deben de existir razones muy lógicas, ilusionantes, que otorguen sentido vital al hecho de parir un hijo en condiciones normales. Y sospecho que en la mayoría de los casos la decisión será problemática y dura para las mujeres que se desprenden de su feto. También que poseen motivos muy diversos para hacerlo. Y que nadie tiene derecho a condenarlas y a acorralarlas por abortar voluntariamente, que algo tan traumático solo le pertenece a su voluntad, a su necesidad y su libertad para hacerlo.

Esta temática tan áspera ha sido frecuentada por el cine con talento, desgarro y veracidad. Lo hizo Chabrol y la protagonizó Isabelle Huppert en Asunto de mujeres. Y el cuerpo y el ánimo siguen recibiendo un bajón cuando recuerdo la extraordinaria y angustiosa película rumana 4 meses, 3 semanas, 2 días y la sórdida odisea de una mujer, acompañada por una amiga de ley, para que le practiquen un aborto en un mundo que la considera una delincuente o una apestada. Sentías piedad y horror al ver cómo la extraordinaria Kate Winslet, desencantada y rota al comprobar que su aparente príncipe azul siempre fue tan mentiroso como débil, decide trágicamente librarse de su embarazo en Revolutionary Road. En la turbia y desasosegante serie de televisión The Knick, que creó Soderbergh, hay una inolvidable monja que practica abortos clandestinos. De todas ellas salí consternado, implicado, admirado por la expresividad de sus autores al abordar asunto tan complejo.

Me vuelve a ocurrir lo mismo con la película francesa El acontecimiento. La dirige con profundidad y estilo Audrey Diwan. Y también provoca miedo. Un par de veces he tenido que apartar la mirada de la pantalla en una sala vacía. Y he salido tocado. La protagoniza una chica en la Francia de comienzos de los sesenta. Muy normal, con presuntas colegas, familia normal, inteligente y culta, con esforzada vocación por ser profesora y tal vez escritora, contenta con su presente, ansiando legítimamente un cálido futuro, rechazando compromisos. Y le llega el peor de ellos, un embarazo no deseado después de que la desvirgue un pijo con pretensiones. Era una época (y la barbarie sigue vigente en muchos países) en la que el aborto clandestino era penado con el trullo o con multas cuantiosas. Librarte del feto no deseado te convertía en una proscrita. Los médicos estaban descartados. O intentabas solucionar el problema tú misma, con riesgos infinitos, o recurrías si tenías dinero a especialistas sin título que no te libraban del riesgo.

Es imposible desentender la vista y el oído de esta persona en la intemperie absoluta. Todo dios sale echando hostias cuando le cuenta su problema a su entorno íntimo. Debe buscarse la supervivencia mental y deshacerse de lo que lleva en su vientre. Tiene claro que sería un lastre para la vida que desea llevar, que podría sentir rencor hacia el inocente absoluto. Te hace sentir su pena, su desamparo, su miedo, su depresión, su anhelo de libertad. La directora lo transmite en muchas secuencias con la cámara en la mano, sin énfasis ni moralina, recurriendo mínimamente a la música, haciéndote comprender lo que ocurre en el cuerpo, en el alma de esa mujer sola y a punto de naufragio interior. Con la poderosa ayuda de Anamaria Vartolomei, actriz tan joven como convincente. Crees y sientes a su personaje. Ojalá que le vaya bien, que no haya quedado marcada a perpetuidad. (Carlos Boyero)

Recomendada.



jueves, 28 de julio de 2022

Slalom (Charlène Favier, 2020)

 

Título original: Slalom. Dirección: Charlène Favier. País: Francia. Año: 2020. Duración: 92 min. Género: Drama.

Guión: Charlène Favier. Música: Alexandre Lier, Sylvain Ohrel, Nicolas Weil. Fotografía: Yan Maritaud. Producción: Mille et Une Productions.

Nominada a Mejor Ópera Prima en los Premios César 2021.

Fecha del estreno: 11 Marzo 2022 (España).

 

Reparto: Noée Abita, Jérémie Rénier, Catherine Marchal, Muriel Combeau, François Godart.

 

Sinopsis:

Liz, de 15 años, ha sido aceptada en una de las escuelas de esquí más prestigiosas de toda Francia, en un aislado pueblo de los Alpes, dónde deberá vivir alejada de su familia y amigos. Liz compensa su falta de experiencia con una rebeldía innata que llama la atención de Fred, un ex campeón que decide acogerla bajo su manto para entrenarla de forma estricta y llevarla a lo más alto del podio. Pronto, empezará para ella una dura carrera que pondrá al límite su capacidad física y emocional.

 

Comentarios:

"Tal vez solo le interese porque estoy ganando carreras, pero es la primera vez que alguien se interesa por mí. Me gusta. No me importa el resto". Hoy en día, las demandas del deporte de alto rendimiento arrojan muy rápidamente a los jóvenes con potencial a una espiral de preprofesionalización que es peligrosamente precoz, a una edad entre la infancia y la edad adulta en la que uno carece de orientación y puede ser fácilmente manipulado por sueños de gloria y emociones fuertes. En esa zona gravitan entrenadores que se vuelven casi como gurús, algunos de ellos amplificando su influencia sin dudarlo, llegando incluso a abusar sexualmente de los jóvenes atletas bajo su cuidado, como las noticias han confirmado tristemente varias veces en los últimos años y en varios deportes. Este es el tema explorado en la ficción por Slalom, el debut en el largometraje de la directora francesa Charlène Favier, galardonada con el sello de la Selección Oficial Cannes 73 y presentada en el Marché du Film Online.

"Nadie te dará un viaje fácil aquí". Con 15 años y solo 1,60 m. de altura, Lyz (Noée Abita) ha sido seleccionada en la sección de estudios de esquí de la escuela secundaria Bourg-Saint-Maurice y se une a un pequeño equipo entrenado por Fred (Jérémie Renier), un entrenador muy ambicioso ("tenemos que darlo todo, para superarnos, para no tener miedo, nuestro objetivo son los Juegos Olímpicos") con discursos intransigentes ("cuanto más te rompe, cuanto más lo escuches y mejor te vuelvas"). Sesiones de entrenamiento en pistas de esquí, en la piscina, en la pista de atletismo, pero también electro-culturismo, complementos alimenticios para la ganancia muscular, análisis de rendimiento en repetición de video, depilación de esquí: Lyz lo da todo por su pasión y la victoria pronto llega a su camino, incluso un título de campeona francesa. Pero cuanto más gana la joven, en su relativa soledad (su madre ha encontrado un trabajo en Marsella y su padre vive lejos), mayor es la presión y más se centra Fred en ella y en su intimidad ("tenemos que programar su entrenamiento después de su ciclo menstrual"). Y una noche, borracha de éxito, la entrenadora cruza una línea prohibida, una primera agresión sexual que perturba profundamente a Lyz, ya confundida entre su deseo adolescente de ser amada y su posición como víctima de un pervertido manipulador que procederá a ir aún más lejos...

Uno de los grandes activos del Slalom es sin duda la originalidad y la gran credibilidad del guión escrito por Charlène Favier y Marie Talon, su inmersión detallada en la fábrica de campeones sintiéndose muy realista (el sacrificio de una juventud "normal", la violencia hecha al cuerpo para hacerlo más fuerte, las relaciones competitivas, esquiar en el límite más cercano posible a una caída donde el cuerpo y la velocidad se convierten en uno, los logotipos, los patrocinadores, las rivalidades latentes entre los clubes y la Federación, etc.). A eso se suma la escalofriante historia de los mecanismos del agarre del abusador, una rotación tóxica entre la dureza y la bondad que la ambigua Jérémie Renier interpreta a la perfección, junto a la excelente Noée Abita que pinta un retrato muy justo de una adolescente atrapada por la oscuridad mientras persigue sus sueños de éxito, y que necesita encontrar una manera de escapar de su amo-depredador. (Fabien Lemercier)

Recomendada.



miércoles, 27 de julio de 2022

Series de TV: Los crímenes de Pembrokeshire (2021)

 

Título original: The Pembrokeshire Murders. Temporada: 1. Episodios: 3. Año: 2021. País: Reino Unido. Género: Thriller. Estreno: 14 Febrero 2021 (Movistar+).

Dirección: Marc Evans. Guión: Nick Stevens (basado en la novela de Jonathan Hill y Steve Wilkins). Fotografía: Baz Irvine. Música: Carly Paradis. Producción: Severn Screen, World Productions.

 

Reparto: Luke Evans, Keith Allen, Caroline Berry, Oliver Ryan, Alexandria Riley, Charles Dale, David Fynn, Richard Corgan, Kyle Lima, Roger Evans, Steffan Cennydd, Simon Nehan, Anastasia Hille, Sarah Jane, Owen Teale, Steve Meo, William Thomas, Suzanne Packer, Rhodri Evan, Mabli Jên Eustace, Vern Griffiths, Hywel Morgan, Francine Morgan, Joanna van Kampen, Andrew MacBean, Terema Wainwright, Ioan Hefin, Amy Morgan, Matthew Lee, Edward Llewelyn, Rhiannon Meades, Sinna Mogul.

 

Sinopsis:

El jefe de un departamento de detectives reabre el expediente de dos casos sin resolver de los años 80. Los nuevos métodos forenses relacionan los crímenes con una serie de robos recientes. El equipo de Steve tendrá que reunir más pruebas antes de que el responsable salga de prisión.

 

Comentarios: 

La televisión británica suele ser garantía de calidad en las series de asesinatos. Y últimamente parece aficionada a revisar los relatos criminales del país y adaptar sus investigaciones a la pequeña pantalla, en propuestas que no son simplemente entretenidas sino que, además, despiertan la curiosidad del público por informarse acerca de esos casos reales.

Los crímenes de Pembrokeshire es uno de los resultados de esta tendencia inglesa y ofrece justamente lo que se espera de ella: nada más, pero tampoco nada menos. La miniserie de tres episodios es un producto procedimental, cuyo piloto tiene la dosis acertada de intriga para dejar con ganas de más.

El guion (que procede del libro escrito por el comisario que llevó el proceso en la vida real) renuncia a la sangre –y violencia explícita–, al morbo y al melodrama para centrarse en el meticuloso trabajo del equipo de detectives que reabrió los casos de homicidio de un asesino en serie de Gales. Aún así, el ritmo es ágil y la temporada es lo suficientemente equilibrada como para mantener en vilo al espectador.

La trama es delicada y respetuosa, especialmente con las víctimas y sus familias y los personajes están bien definidos. En concreto, la interpretación de Keith Allen como el homicida llega a sobrecoger y a resultar perturbadora por momentos.

Por supuesto, no hay nada nuevo ni en el fondo ni en la forma y probablemente no sea un título memorable. No obstante, haciendo honor a la marca de la casa, los capítulos son correctos y con una factura técnica impecable. Quizá el final parezca precipitado y, en general, no será recordado. De todas maneras, es una elección amena y en condiciones para pasar dos agradables horas y descubrir una crónica real que aconteció no hace mucho en Reino Unido. (Patricia Amat)

Recomendada.



martes, 26 de julio de 2022

Mali Twist (Robert Guédiguian, 2021)

 

Título original: Mali Twist. Dirección: Robert Guédiguian. País: Francia. Año: 2021. Duración: 125 min. Género: Drama.

Guión: Robert Guédiguian. Música: Olivier Alary. Fotografía: Pierre Milon. Producción: Agat Films, Peripheria Productions, Karoninka.

Sección Oficial del Festival de Cine de Valladolid (SEMINCI 2021).

Fecha del estreno: 8 Julio 2022 (España).

 

Reparto: Stéphane Bak, Dioucounda Koma, Issaka Sawadogo, Alicia Da Luz Gomes, Bakary Diombera, Ahmed Dramé.

 

Sinopsis:

Ambientada en la Mali postcolonial de los años 60, cuando los jóvenes de Bamako bailan el rock and roll recién importado de Occidente y sueñan con una renovación política, 'Mali Twist' se centra en los personajes de Samba y Lara. Él es un joven socialista que se enamora de la enérgica Lara durante una de sus misiones en la selva. Para escapar de su matrimonio forzado, ella huye en secreto con él a la ciudad. Pero el esposo de Lara no lo permitirá y la Revolución pronto les acarreará dolorosas desilusiones mientras sueñan con un futuro juntos.

 

Comentarios: 

Robert Guédiguian es un director local y global. Rara vez sale de su Marsella natal a filmar y sin que esté frente a su cámara Arianne Ascaride, su esposa y gran actriz, y su equipo habitual de actores, como Jean-Pierre Darroussin o Gérard Meylan. Pero, en esta ocasión se ha ido a Mali y sin los suyos para contar una historia sobre el fin del colonialismo y principio del fracaso revolucionario. Es un cineasta que no necesita un 'travelling' para colar su ideología, pues está en cada rincón del plano, fijo o en movimiento, y su cine tuerce siempre y sin remisión a lo social, a lo popular y a lo populista.

En ‘Mali Twist’ hay unos personajes jóvenes, ilusionados, vitalistas y honrados que viven esos primeros años al independizarse de la República Sudanesa y del yugo francés, años sesenta, y que pronto cayó en las redes soviéticas.

Y entre esos jóvenes bailones, felices, sonrientes, está la pareja protagonista, Samba y Lara, que intentan compaginar la revolución con las tradiciones y las contradicciones, pues ella escapa de un matrimonio forzado. En fin, una historia bien llevada en su doble relato, el amor y la ideología, pero sobre todo filmada con un gusto hasta ahora no muy evidente en Guédiguian por la belleza del encuadre y la temperatura del plano, claramente influido por el escenario natural y por la vitalidad y colorido de las calles de Bamako.

La música sesentera, lo exótico de los lugares y personajes y lo dramático siempre pendiente de un hilo y en el terraplén de lo trágico colaboran a que resulte interesante, vistosa y hasta en algunos momentos conmovedora en su ímpetu juvenil por traducir los sueños en probables pesadillas. Está bien airearse, y que Guédiguian salga de Marsella, de Ascaride y de algunas otras ‘obligaciones’. (Oti Rodríguez Marchante)

Recomendada.




lunes, 25 de julio de 2022

Los Coordinadores de Intimidad, una nueva profesión en el cine

 


Nadie del equipo la conocía. Ni tampoco entendían exactamente por qué había aparecido en el plató. No la habían fichado como cineasta, ni actriz, ni técnica. ¿Qué pintaba allí Amanda Blumenthal? Ella misma lo explicó, con una charla ante todo el equipo. “Nuestra labor es garantizar que en las secuencias de desnudo, sexo o intimidad haya seguridad y respeto; y, a la vez, ayudar al director a lograr su visión creativa”, lo resume ahora. Pero entonces, allá por 2018, la figura del coordinador de intimidad apenas empezaba a ser una profesión. Tanto que algunos se le acercaron a contarle los problemas que tenían en casa con sus relaciones.

 

“Todavía ocurre. Pero muy poco”, se ríe. Porque en tres años ha habido una revolución en cine y series. Su figura profesional, ya habitual en el teatro, es hoy casi omnipresente en los rodajes de Hollywood. Sobre la ola del movimiento Me Too, han surgido empresas ad hoc y escuelas de formación, además de un trabajo codo con codo con el sindicato de intérpretes de EE. UU. La serie The Deuce, de HBO, fue la primera en incorporar a estos profesionales en 2017. Pero Euphoria, Sex Education, Gente normal, It’s a Sin, Podría destruirte y hasta obras menos centradas en el sexo como Watchmen, Succession o el último filme de James Bond han seguido el mismo camino. Prácticamente todas las grandes plataformas, de Netflix a Amazon Prime Video, cuentan con ellos en sus filmaciones. Y, ahora que los rodajes vuelven a la senda habitual tras los parones por la pandemia, los coordinadores de intimidad buscan dar el salto definitivo: la normalización. Del sexo cinematográfico como coreografía pactada y preparada que no incomode a quien la realiza. Y de su presencia fija en cualquier plató. Blumenthal estima que tal vez en cinco o seis años sea incluso obligatoria. Aunque en España y en casi toda Europa, salvo en el Reino Unido, apenas hay trazas de ellos.

 

‘Sex Education’ es una de las series que ha utilizado coordinadores de intimidad

“Buena parte del trabajo es previo. Por un lado, hablar con el director sobre su idea para la secuencia. Y, por otro, entender las preocupaciones de los actores: ‘Te parece bien este beso, dónde está tu límite’. Un ‘tal vez’ es un ‘no’. Y hay que saberlo claramente porque así se puede confiar en los síes. Entonces se construye una especie de danza del cuerpo, con su ritmo y las pautas de cómo y dónde tocarse. Cuando todos están contentos entra el equipo. Aunque si hay desnudos, es importante que sea un espacio privado”, explica Ita O’Brien, una de las principales impulsoras británicas de la coordinación de intimidad. Además, memorizan los contratos y sus cláusulas para que se cumplan y nadie se exceda, estudian ropa y estratagemas para mantener cubiertas y alejadas las partes íntimas, median en el caso de discrepancias, escuchan dudas e inseguridades de los intérpretes y buscan soluciones satisfactorias también para los cineastas. O’Brien lo compara con la coordinación de los especialistas en secuencias de acción o de combates: “Se vuelve una cosa como otra cualquiera del trabajo para hacerla lo mejor posible”.

 

Los ejemplos concretos, tras tres años de plena actividad, se multiplican. Blumenthal recuerda a una actriz que había aceptado una secuencia de sexo simulado donde se vieran sus nalgas. Pero, una vez en el plató, resultó que se incluía un plano amplio con toqueteos y desnudo integral. La intérprete trasladó su miedo a la coordinadora de intimidad, que pactó con el director filmar esa imagen bajo las sábanas. Y Meleza Morris, que lleva apenas dos meses ejerciendo, tras recibir la formación de Blumenthal, cita otro caso: “En un corto un papá debía azotar a una niña. Ninguno de los dos había actuado jamás y de golpe tenían que representar una secuencia de violencia, así que la directora me pidió que estuviera presente”. Finalmente, la chica llevó pantalones protegidos, como los de patinaje, y encontraron la manera de que el hombre nunca la tocara, recuerda Morris. Y sugiere que su presencia también podría ampliarse en el futuro a desfiles de moda o rodajes pornográficos.

 

Una de las escenas íntimas de "The Girlfriend Experience"

Aunque no siempre rige tanto consenso. Las tres coinciden en que la experiencia ha hecho más conocido su trabajo y reducido el escepticismo. Pero las dudas persisten. Tanto que todas insisten en que en ningún momento pretenden censurar o limitar a directores y guionistas. “Es más, tener una persona en el plató dedicada a estas funciones permite a un cineasta liberarse de ello y centrarse más en su trabajo”, asegura Morris. En un reciente reportaje de The Hollywood Reporter, la creadora de la serie Dead to Me, Liz Feldman, declaraba que contar con una coordinadora de intimidad le había supuesto “cierto alivio”.

 

“Puede haber resistencia. Actores que no quieren ensayar o se ponen más nerviosos, productores que te invitan a comprobar todo con los intérpretes y luego echarte a un lado, o directores que sienten que les pisas”, enumera O’Brien. Incluso en ocasiones parte del equipo ha señalado a la producción que consideraba innecesaria la presencia de un coordinador de intimidad. “He trabajado en platós donde se intentaba forzar a los intérpretes a hacer cosas que no querían. La mayoría tiene límites muy serios respecto al desnudo y al final es su cuerpo el que permanecerá en la pantalla por la eternidad”, agrega Blumenthal. Ambas aseguran que contratos y castings ambiguos siguen siendo fuentes de conflictos. Una actriz se quedó pasmada cuando Blumenthal le preguntó si estaba preparada para la secuencia con el pecho desnudo que iba a filmar, algo que ella desconocía.

 

Secuencia del film ‘Call me by your name’

Pero los problemas también pueden venir de los propios coordinadores de intimidad. Morris, de origen panameño, es una de las pocas trabajadoras del sector ni blanca ni 100% anglosajona. Con menos de un centenar de profesionales en todo el planeta, la representatividad de distintas etnias, orientaciones e identidades sexuales o procedencias geográficas es muy limitada. En España hay una aprendiz de O’Brien que apenas está dando sus primeros pasos, según considera su formadora. Las mujeres dominan, en todo caso, la profesión. De la sesentena de coordinadores que le constan a Blumenthal, solo cinco son hombres.

 

Algunas profesionales también han demostrado poco entrenamiento y demasiado afán de protagonismo en el plató, según el artículo de The Hollywood Reporter. De ahí que Blumenthal haya colaborado en la reciente elaboración de unas pautas emitidas por el sindicato de actores de EE. UU. para profesionalizar más a los coordinadores de intimidad. Entre otras medidas, se plantea la obligatoriedad de acumular formación y experiencia y un registro oficial. Ellas mismas están de acuerdo con reforzar las garantías. Se trata, al fin y al cabo, de su terreno de trabajo: la confianza. (Tommaso Koch)


Secuencia de la serie "Normal People"

domingo, 24 de julio de 2022

Nosotros no nos mataremos con pistolas (María Ripoll, 2022)

 

Título original: Nosotros no nos mataremos con pistolas. Dirección: María Ripoll. País: España. Año: 2022. Duración: 88 min. Género: Comedia dramática.  

Guión: Antonio Escámez, Víctor Sánchez Rodríguez (basado en una obra de Víctor Sánchez Rodríguez. Fotografía: Joan Bordera. Música: Simon Smith. Producción: Turanga Films, À Punt Media, Un Capricho de Producciones, TV3. Distribuidora: Filmax.

Sección Oficial del Festival de Cine de Málaga 2022.

Fecha del estreno: 17 Junio 2022 (España)

 

Reparto: Ingrid García Jonsson, Elena Martin, Joe Manjón, Lorena López, Carlos Troya, Carlos Gorbe, Román Méndez de Hevia, Lola Moltó, Antonio Escámez, Paula Muñoz, Ana Babiloni, Carles Soler, Andrea Olesa, Rafa Valls, Carme Juan, Carmela Lloret, Pilar Alcalá, Telma Rivas, Dolores Pascual, Joan Vives Lozano, José Minguet, Vicent Ortolá, Jonathan León.

 

Sinopsis:

Mientras el pueblo se prepara para celebrar su fiesta mayor, Blanca se esmera en que la primera paella que hace en su vida le quede perfecta. Ha conseguido reunir a sus amigos de toda la vida después de años sin verse. Todos están en la treintena y sienten que la juventud se les escapa, atrapados en la precariedad laboral, el desencanto y un continuo volver a empezar. La paella se alarga hasta el anochecer, entre revelaciones de secretos, reproches y equívocos. Pero ahora más que nunca, los cinco amigos se necesitarán unos a otros para salir adelante.

 

Comentarios:

En uno de los diálogos de Nosotros no nos mataremos con pistolas, crónica generacional de la directora catalana María Ripoll, un trabajador le vende en una verbena a una de las treintañeras protagonistas una rifa en solidaridad por el cierre de la fábrica del pueblo. La joven, ya no tan joven y pasada de rosca, solo da saltos en la pista y, mientras el hombre intenta convencerla, su amiga remata la faena con un pragmatismo tan oportuno como terrible sobre la adicción a la cocaína de su amiga: “Mira, así ya tienes papel para el turulo”.

Nosotros no nos mataremos con pistolas, filme cuyos destellos la sitúan entre lo mejor de la filmografía de Ripoll, se inscribe en ese maravilloso subgénero del reencuentro de viejos amigos cuando al peterpanismo le salen las primeras calvas. Los amigos de Peter, de Kenneth Branagh y, sobre todo, diez años antes, la grandiosa The Big Chill (Reencuentro), de Lawrence Kasdan, pusieron sobre la mesa una nueva forma de drama familiar en el que la consanguinidad venía determinada por las aulas de la universidad o del colegio. Como en The Big Chill en Nosotros no nos mataremos con pistolas, hay un elefante en la habitación: la ausencia de uno de los pilares del grupo de amigos que ahora decide volver a encontrarse. Una ausencia cuya presencia amordaza unas relaciones erosionadas por el paso del tiempo y el desencanto de una generación, la de la eterna crisis económica, marcada por la falta de expectativas.

Las actrices Ingrid García Jonsson, Elena Martin y Lorena López y los actores Joe Manjón y Carlos Troya conforman ese grupo de amigos que acude a la llamada de una de ellos (García Jonsson) para celebrar en la abandonada casa del pueblo de su abuela una inesperada reunión en plenas fiestas locales. La paella que se empeña en preparar para sus amigos García Jonsson, actriz que junto a Elena Martin destaca en su retrato de una mujer perfeccionista empeñada en ocultar su fiasco vital, representa esa necesidad de comunidad (exprimida en la era poscovid), mezclada con la búsqueda de una identidad perdida volviendo a las raíces. Es decir, a un pueblo de cuatro calles en el que ya solo quedan las pintadas de los que se han quedado sin trabajo y, caiga quien caiga, la verbena de cada verano.

Es una pena que el colofón de la fiesta, ese destino tan alienante como liberador, con su cansino electro pop y su sudorosa euforia, no encuentre una forma propia más allá de ese aire de anuncio de cerveza que parece impregnar todo cada vez que se habla de juventud española. Sin la fuerza de esa catarsis final, la película pierde pie. Pero Ripoll acierta con el tono tragicómico, con el valor emocional de la vieja casa y sus significados y con una historia que mezcla esas dos palabras tan comunes entre la juventud española: fiesta y fracaso. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada (con reservas).



sábado, 23 de julio de 2022

Richard Donner (1930-2021)

 

Solo con la mitad de las películas que dirigió el neoyorquino Richard Donner, la mayor parte de los cineastas se regocijarían con su currículo. Acumuló títulos míticos, que le hicieron el director favorito de los adolescentes de los años ochenta y noventa. Donner, que murió el pasado 5 de julio de 2021 —sin que hayan trascendido las causas del fallecimiento—, según ha confirmado su compañía de producción a diversos medios estadounidenses, fue el responsable de Superman, la saga Arma letal, Los Goonies, Lady Halcón o La profecía, por mencionar algunos de los títulos más populares de su filmografía, esa que en España alimentó estanterías y estanterías de los videoclubs que en aquellos tiempos eran coto de caza (cinematográfica) de la chavalería.

Richard Donald Schwartzberg nació en el Bronx neoyorquino en 1930, en una familia de inmigrantes judíos rusos. Aunque se graduó en dirección de televisión, inició su carrera como actor, gracias en parte a su estatura (1,88 metros), hasta que otro mito del cine, Martin Ritt, que formó parte de la gran generación de directores que saltaron de la pequeña pantalla a la grande en los cincuenta, le aconsejó que lo dejara y le propuso que fuera su ayudante. Donner aceptó el consejo y la oferta de empleo.

 

 

Así su nombre empieza a aparecer a inicios de los sesenta como responsable de capítulos de Randall, el justiciero (la serie que Steve McQueen compaginó con Los siete magníficos), Perry Mason, El agente de CIPOL, El superagente 89, La isla de Gilligan, El pistolero de San Francisco... Además, hizo cine de bajo presupuesto como X-15 (1961), con Charles Bronson, o las británicas Sal y pimienta y Twinky, que combinó con telefilmes. A mediados de los años setenta era un reputado realizador de televisión al que llamaban para Las calles de San Francisco, Ironside, Canon o Kojak, pero se estaba quedando reducido a esta etiqueta. Y ese hubiera sido su destino si no se hubiera cruzado en su camino un guion de terror psicológico.

Donner nunca escribió para cine. Y sin embargo, su estilo se adivina en cada secuencia. Los destellos de talento mostrados en sus capítulos de La dimensión desconocida y todo lo aprendido se plasmaron en La profecía (1976), la película que le abrió las puertas de Hollywood. ¿Era Damien, el hijo del embajador encarnado por Gregory Peck, el anticristo? Donner enfocó aquella historia como el drama de una familia en crisis, y de ahí nació un taquillazo que, a causa de los numerosos incidentes que rodearon la producción, pronto devino en una película llena de leyendas del satanismo en Hollywood.

 

Richard Donner junto a Christopher Reeve

El cineasta se vio de repente embarcado en su siguiente reto: rodar a la vez la primera y la segunda parte de Superman, una idea que impusieron los productores, Alexander e Ilya Salkind. Pero para acabar la primera en las Navidades de 1978, se abandonó el rodaje de la segunda muy avanzado, y cuando los Salkind discutieron con Donner, este fue despedido. Ya había filmado el 80% de la continuación, y los productores contrataron a Richard Lester, otro maestro del cine comercial de aquellos años, que fue autor del 50% de Superman II (1980). Más de 25 años después, una versión con el montaje original de esta película se estrenó en DVD. Donner fue quien relanzó el mito en el audiovisual... con el rostro de Christopher Reeve.

Y aunque fuera despedido de esa saga (con el tiempo rechazaría dirigir Superman IV) y no saliera bien parado del drama Max’s Bar ni de la comedia Su juguete preferido, Donner era un referente. En 1985 estrena Lady Halcón y Los Goonies, un hito. La primera, más que una película, parece un milagro del séptimo arte: Rutger Hauer y Michelle Pfeiffer encarnan a una pareja de enamorados en la Italia medieval que, embrujados, solo pueden verse unos segundos al amanecer y al anochecer: de día, uno es guerrero y la otra, un halcón; de noche las tornas cambian y ella es una dama de la época y él, un lobo. La segunda es un clásico de las aventuras de adolescentes ideado por Steven Spielberg y escrito por Chris Columbus.

 

 

En aquellos años Richard Donner se casó con Lauren Shuler Donner, una productora que se convirtió en estrella en su campo: ella puso en marcha la saga X-Men, y juntos levantaron Jóvenes ocultos (1987), de Joel Schumacher, y otra serie en cine más: ¡Liberad a Willy!. Mientras, Donner daba a luz su propia saga, Arma letal, con Mel Gibson y Danny Glover, y las buddy movies (películas de colegas) nunca volvieron a ser iguales. Entre las tres primeras entregas, Donner también dirigió Los fantasmas atacan al jefe (1988), adaptación de Cuento de Navidad de Dickens con Bill Murray en el mundo de la televisión, y La fuerza de la ilusión (1992), una película con una historia mucho más oscura (abusos infantiles) que en manos de Donner se convirtió en algo más familiar, y que supuso un desastre para la crítica.

Tras Arma letal 3 (1992), Donner volvió con su amigo Gibson para el wéstern Maverick (1994), y después llegó su primer gran desastre: Asesinos (1995), con Sylvester Stallone y Antonio Banderas, a pesar de contar con un guion de las hermanas Wachowski reescrito por Brian Helgeland. En 1997 y 1998 Donner retornó con Gibson en Conspiración y Arma letal 4.

 

Richard Donner junto a Gregory Peck

Desde ese momento aumentó junto a su esposa su labor como productor (sus nombres aparecen en, por ejemplo, la saga Lobezno); con todo aún dirigiría dos películas más: la floja Timeline (2003), y la curiosa y reivindicable 16 calles, con Bruce Willis.

Con motivo del estreno de Arma letal, Donner dijo en una entrevista: “Mi objetivo como cineasta es entretener”. Un mensaje claro que en su muerte han recordado y subrayado sus amigos: Gibson, Sean Astin o Spielberg. (Gregorio Belinchón)

 

Richard Donner