lunes, 26 de febrero de 2018

Festival de Berlín 2018



Del 15 al 25 de febrero de 2018 ha tenido lugar la 68ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale). 24 títulos completan la Sección Oficial. Entre las 19 películas en competición y las 5 fuera de concurso, no hay ninguna película española. Sin embargo, en las otras secciones sí que se cuelan varias producciones nacionales.
Los miembros del Jurado Internacional 2018 han sido: Tom Tykwer (Presidente), Cécile de France, Chema Prado, Adele Romanski, Ryūichi Sakamoto y Stephanie Zacharek. Y han otorgado los siguientes premios:

·         Oso de Oro. Mejor película: “Touch Me Not (No me toques)”, de Adina Pintilie (Rumanía)
·         Oso de Plata. Gran Premio del Jurado: “Mug (Taza)”, de Malgorzata Szumowska (Polonia)
·         Premio Alfred Bauer: “Las herederas”, de Marcelo Martinessi (Paraguay)
·         Mejor dirección: Wes Anderson, por “Isla de perros” (Reino Unido).
·         Mejor actor: Anthony Bajon, por “La prière” (Francia)
·         Mejor actriz: Ana Brun, por “Las herederas” (Paraguay)
·         Mejor guión: “Museo”, de Manuel Alcalá y Alonso Ruizpalacios (Mexico)
·         Mejor contribución artística: “Dovlatov”, de Elena Okopnaya (Rusia), por diseño de producción y vestuario.

Enhorabuena a los premiados y esperemos que pronto se estrenen sus películas en nuestra ciudad. 

Los miembros del equipo de "No me toques"

sábado, 24 de febrero de 2018

Los estrenos en Sevilla de 23-02-2018



6 películas se estrenan el 23 de febrero de 2018 en la cartelera cinematográfica de Sevilla. Cinco interesantes películas que no deben perderse y una nuevo bodrio de animación que deben olvidar. Tres son producciones estadounidenses, dos alemanas y una española. Vamos con nuestro repaso semanal a los estrenos en Sevilla.      


En la sombra. (Alemania, 2017). Dir. Fatih Akin.   
12ª película que se estrena en nuestra ciudad de la Sección Oficial del Festival de Cannes 2017. Gana el Premio a la Mejor Actriz (Diane Kruger) en Cannes y consigue el Globo de Oro a Mejor Película de habla no inglesa.
Drama en clave de venganza interpretado por Diane Kruger, Numan Acar,  lrich Tukur, Johannes Krisch, Siir Eloglu.
El score está compuesto por Josh Homme.
Es difícil imaginar algo más doloroso que perder a tus seres queridos inesperadamente, como le ocurre a la protagonista del nuevo trabajo de Fatih Akin, cuya vida queda destrozada cuando su marido y su hijo mueren en un atentado con bomba en la oficina del negocio familiar. Diane Kruger constata su grandeza como actriz asumiendo el peso de un durísimo relato estructurado en tres partes claramente diferenciadas: una primera en la que se expone el trágico detonante y los antecedentes personales de la protagonista; una segunda que desarrolla meticulosamente el juicio contra una pareja de más que presuntos asesinos y una tercera en la que esta mujer emocionalmente inconsolable parece aferrarse al Antiguo Testamento para reparar lo que la justicia ha sido incapaz de resolver.
El cineasta transita por esa sucesión de géneros con la ambición de escapar a las convenciones en la medida de lo posible e imprimir a su discurso un aliento humanista, incluso se diría que por momentos populista, para analizar desde la perspectiva de la víctima el fenómeno del terrorismo indiscriminado y en concreto del resurgir de los movimientos intolerantes cercanos al nazismo que se prodigan sobre todo en Alemania, pero presentes también en otros países europeos. En la sombra tiene visos de melodrama y por tanto su mirada está más cerca de los sentimientos individuales que de un análisis más panorámico o sociológico, pero ilustra convincentemente la impotencia y la perplejidad de una sociedad que no sabe cómo afrontar asuntos tan espinosos. Recomendada.



Yo, Tonya. (USA, 2017). Dir. Craig Gillespie.
3 nominaciones a los Oscars 2017.
Drama biográfico ambientado en el mundo del deporte, interpretado por Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Caitlin Carver y Julianne Nicholson.
El score está compuesto por Peter Nashel.
Tonya Harding fue la primera patinadora estadounidense en completar, en 1991, un triple salto axel en competición. La que fuera patinadora olímpica Tonya Harding es sobre todo recordada por el escándalo que acabó con su carrera: la agresión que en 1994 sufrió su rival Nancy Kerrigan, oficialmente orquestada por el exmarido de Harding, y de la que nadie llegará nunca a tener claro qué grado de implicación tuvo ella misma.
“Yo, Tonya” no pretende exonerar a su protagonista, pero sí matizar la imagen que el público tiene de ella recordando la miserable vida que tuvo: los abusos físicos y psicológicos que sufrió de su madre y su pareja; el desprecio que recibió del mundo del patinaje artístico, que la consideraba demasiado pobre y vulgar; la explotación a la que fue sometida por un público hambriento de carnaza sensacionalista.
En el proceso, eso sí, neutraliza los intentos de Harding de erigirse en heroína trágica, de dos maneras. En primer lugar, no trata de imponernos su versión sino que pone en duda todo cuanto ella y el resto de personajes de su historia tienen que decir, y mientras lo hace nos invita a cuestionar cómo se fabrican las narrativas oficiales de los acontecimientos. En segundo lugar, echa mano de un humor corrosivo como el flúor que, es cierto, por momentos está peligrosamente cerca de considerar a su protagonista como un gran chiste. Habrá quienes digan que el director Craig Gillespie llega a caer en el mismo sensacionalismo que los periodistas carroñeros que en su día esperaban a la patinadora en la puerta de su casa, y no les faltará razón. Por otro lado, eso solo significa que “Yo, Tonya” es tan marrullera y tan poco de fiar como su heroína. ¿Existe mejor forma de hacerle justicia? Recomendada.



Lady Bird. (USA, 2017). Dir. Greta Gerwig.
5 nominaciones a los Oscars 2017 (incluida Mejor Película).
Mejor Película Comedia/Musical en los Globos de Oro 2017.
Comedia dramática interpretada por Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, John Karna y Beanie Feldstein.
El score está compuesto por Jon Brion.
En “Merrily We Roll Along”, ambicioso musical de Stephen Sondheim recibido con frialdad en su estreno de 1981 y elevado a obra de culto en sus posteriores montajes, se narra, en cronología inversa, la distancia entre un éxito apoteósico –el del productor de Hollywood Franklin Shepard- y unos incontenibles sueños de juventud –los que compartía con sus amigos Charley y Mary -. Es un musical amargo, en el que cada salto en el tiempo da la medida de una renuncia personal, un sueño roto o una traición a los principios. No es casual que “Merrily We Roll Along” sea la obra de fin de curso que ensayan los estudiantes de la escuela superior religiosa que centra buena parte de la acción de “Lady Bird”: es la escuela donde la protagonista, la hija de diecisiete años de una familia de clase media de Sacramento, aguarda para dar el salto a una universidad que le permita abandonar la vida de suburbio y caer en un entorno donde la cultura sea tan vital como el oxígeno. “Lady Bird” está, pues, en un punto estratégico de su vida: la atalaya desde la que proyectar sueños, pero, también, el punto de referencia que servirá para medir renuncias y autoengaños futuros. “Merrily We Roll Along” no sólo proporciona muy buenas canciones a la heterogénea y nada obvia banda sonora de esta película sobresaliente: también le aporta un correlato simbólico.
Primera película que escribe y dirige en solitario Greta Gerwig. “Lady Bird” es, fundamentalmente, una película de Greta Gerwig: es decir, la aportación más afinada, equilibrada y precisa a esa suerte de autoficción por entregas que la autora ha ido construyendo -¿también en cronología inversa?- en algunos de sus trabajos en calidad de actriz-guionista, como “Frances Ha” (2012) o “Mistress America” (2015). Siguiendo una estrategia parecida a la del Woody Allen crepuscular, Gerwig confía el papel de su yo más joven a otra actriz, una Saoirse Ronan cuya aparente fragilidad no neutraliza la ferocidad, ni las periódicas ingratitudes de una identidad en proceso de afirmación. En su apariencia, esta es una película muy fácil de codificar: una comedia de instituto con todas sus convenciones. En su especificidad, este un triunfo muy difícil de lograr: pura verdad sublimando líneas pre-trazadas, con atención al detalle (la precariedad económica captada sin dramatismos), amor a los personajes (de la madre al cura emotivo) y la honestidad de no negar los claroscuros. Recomendada.



Todo el dinero del mundo. (USA, 2017). Dir. Ridley Scott.
Nominada a Mejor actor de reparto (Christopher Plummer) en los Oscars 2017.
Drama basado en hechos reales sobre el secuestro en Italia en 1973 de John Paul Getty III, interpretado por Michelle Williams, Mark Wahlberg, Christopher Plummer y Timothy Hutton.
El score está compuesto por Daniel Pemberton.
Aunque no pasará a la historia como la mejor película de Ridley Scott (lo cual no es significativo, pues ha hecho media docena larga de obras maestras), sí lo hará, tal vez, como la más ilustrativa de su enorme talento, pues ha convertido lo invisible en intrascendente: habiéndola rodado con Kevin Spacey en el papel, crucial, del multimillonario Paul Getty, lo «borró» y lo «reconstruyó» con prisas y con Christopher Plummer, y es tan perfecto el cosido que no se podría entender lo sustancial de este drama sin el relleno completo del gran actor canadiense, candidato al Oscar por su acuarela terrible y sin una gota de agua del cómo, el porqué y el para qué se apuntala un imperio en la jungla del dinero y el poder. Y hay tanta crítica como «admiración» en el modo en que Ridley Scott le alisa el lienzo al notable actor para que lo componga.
La historia es, en sí misma, historia, y la imagen de la oreja cortada por sus raptores al joven John Paul Getty III es una de las imágenes del siglo XX. Scott le abre una puerta a la ficción para convertirla en una película de intriga, acción y sentimientos que rechinan, con personajes tan retocados como el ex agente de la CIA que interpreta Wahlberg o el secuestrador compasivo de Romain Duris, y hay que suponer que también está muy afilada la cuchillería entre el clan Getty (es decir, solo el viejo, despiadado y avaro magnate) y la nuera del poderoso y madre del secuestrado, una Michelle Williams que consigue con fuerza y con los sentimientos más comprensibles de la función colocarse como punto principal de esa línea borrosa que separa el poder del mal.
En una película de titulares (Kevin Spacey, John Paul Getty…) lo importante está en la letra pequeña, en los pormenores, en lo que susurra, en lo que no teníamos por qué saber. Otro tipo de lágrimas que se pierden en la lluvia. Recomendada.



La enfermedad del domingo. (España, 2017). Dir. Ramón Salazar.
Drama familiar interpretado por Bárbara Lennie, Susi Sánchez, Miguel Ángel Solá y Greta Fernández.
Dos árboles en pleno bosque, uno dominante, el otro a la sombra. Sobre ellos, justo en su tronco, se sobreimpresionan los nombres de las actrices protagonistas. Tras una imagen que se alarga en el tiempo con calma y exactitud, con deseos de marcar una pauta rítmica y de ofrecer un estilo, otra figura emblemática: una pequeña entrada a una cueva que no es sino la de la maternidad, forma de vagina, inquietante, secreta, enigmática, misteriosa. Detrás de estos primeros minutos de película hay un director con pulso, también con las ideas claras de lo que quiere contar y, sobre todo, de cómo lo quiere contar. Ramón Salazar y “La enfermedad del domingo”: simbolismo, atavismo, color, pausa, gusto, búsqueda. El arrebato del silencio. El grito del escarmiento y de la redención.
En su cuarto largometraje, carrera desigual desde “Piedras” (2002), su notable y ambicioso debut, Salazar, también guionista, muestra una madurez de fondo y forma otorgada quizá por el tiempo, pero también por el aprieto y la perseverancia. En su duelo entre madre e hija, obra de cámara, pocas localizaciones, aún menos personajes, apenas dos y las sombras de los demás, hay infinidad de valores, empezando por su singularidad. “La enfermedad del domingo” no se parece a nada en el cine español. Es una película muy trabajada en la que cada detalle sirve para algo, en la que hay una intención dramática en cada palabra y una voluntad formal en cada movimiento de cámara, en cada encuadre, en cada escenario, haz de luz o nota musical.
Sin prisas, sobre todo en su primer tercio, en la que se acumulan ambientaciones —el palacio, el restaurante— que trasladan su relato, quizá consciente de su propio artificio, a un tiempo indeterminado, casi improbable, entre lo remoto y lo futuro. Y con unos diálogos que se alejan de lo obvio, donde sus dos mujeres pueden escupir cualquier línea inesperada que, de pronto, provoca el traslado del relato dramático hasta una descacharrante digresión tonal que la separa de la desdicha con puntuales sarpullidos de humor negro.
Melodrama paradójico plagado de silencios, hasta bien entrado su metraje apenas posee banda sonora musical. Sin embargo, con la soledad de las mujeres en la cabaña de la catarsis, las notas desgarradas punzan la piel e incluso dos canciones suenan desde dentro de la acción para romper la calma con la vehemencia del descontrol. Es el desorden emocional de una madre y una hija que hace tanto tiempo que no ejercen de ello, y que se retan desde su contradictorio estilo: el ropaje insolente del personaje de Bárbara Lennie y el vestido de soberbia y aparente seguridad del de Susi Sánchez. Dos interpretaciones formidables que, desde estos días en la sección Panorama del Festival de Berlín hasta los Goya del año que viene, ocuparán escritos laudatorios. Recomendada.



Una familia feliz. (Alemania, 2017). Dir. Holger Tappe.
Película de animación sobre “monstruos”, basada en un libro de David Safier.
El alemán David Safier es uno de esos escritores que parecen haber llegado a la pragmática conclusión de que, a día de hoy, resulta más rentable pensar en términos de marca y posicionamiento en el mercado que entregarse a la consistencia y perdurabilidad de una voz literaria. Desde su debut en 2007 con “Maldito Karma”, ha proporcionado a sus lectores, con metódica regularidad, una serie de novelas de humor sujetas a una misma fórmula: una premisa chocante capaz de activar un relato que, entre chascarrillos de observación costumbrista y abundantes referencias a iconos de actualidad, avanza en dirección a un desenlace aliviador no ajeno a los discursos dominantes en la cultura del crecimiento personal. Es irrelevante que el protagonismo recaiga sobre una presentadora de televisión reencarnada en hormiga, o una consciencia escondida entre una mujer contemporánea y William Shakespeare, o una vaca con ganas de alcanzar lo sagrado viajando a la India… porque el patrón siempre se impone sobre la singularidad de cada punto de partida. 
En “Una familia feliz”, sus antihéroes eran una familia disfuncional e instalada en la rutina, cuyos miembros mutaban, por intercesión de arbitrario hechizo, en los monstruos del panteón clásico de la Universal. En su adaptación animada, Holger Tappe, con la colaboración en el guion del propio Safier, elimina algunos de esos rasgos que emparentaban la novela a la obra de un monologuista ingenioso –aquí no se menta a Stephenie Meyer-, lo acerca todo más a una aventura con villano (Drácula) que a una sátira a través de una lente deformante y no necesita tocar el convencional canto a la unidad familiar que ya estaba ahí. La animación confía más en la espectacularidad de los espacios que en la expresividad de los personajes, e intenta suplir con empaque de producción la mediocridad de las formas. No Recomendada.


viernes, 23 de febrero de 2018

La música en el Cine: Robert Wise

Programa nº 27 de "La música en el Cine".
23 de febrero de 2018.  Radiopolis (88.0 FM)

"La música en el Cine" es un programa de Linterna Mágica en Radiopolis.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Jornada de Patrimonio y Cine en El Pedroso



Linterna Mágica ha organizado una excursión cultural para sus asociados, a este bonito pueblo de la Sierra Norte de Sevilla.

A las ocho de la mañana y con una densa niebla, partimos desde la Barqueta rumbo a la Sierra Norte, poco antes de llegar la niebla se disipó y pudimos disfrutar de un sol espléndido, que nos acompañó durante todo el día. Después de un buen desayuno, y tras  recoger a nuestros guías, el grupo se dividió en dos, la mayor parte fueron a visitar el pueblo y sus lugares de mayor interés patrimonial, entre los que se encuentran, la Iglesia de la Consolación, de estilo gótico mudéjar, en la que destaca  la capilla de San José donde está la pila bautismal, y el magnífico retablo del escultor Martínez Montañez.



La Ermita de la Virgen del Espino de estilo mudéjar, cuyo estilo característico lo podemos ver en otras ermitas que se encuentran por el entorno de la Sierra, la Cruz del Humilladero del siglo XVI, una almazara de aceite, que aunque no estaba a pleno rendimiento, por no ser la temporada, si se pudo ver su funcionamiento. Por último visitamos el Centro Cultural “Escuelas Nuevas”, ubicado en un bonito edificio construido por el arquitecto Aurelio Gómez Millán en los años treinta y que hasta hace poco había sido el colegio e instituto del pueblo. El Ayuntamiento fue el encargado de su restauración, con la colaboración del Grupo Planeta, ya que su fundador José Manuel Lara nació en El Pedroso y siempre se sintió muy vinculado a él.



En su planta baja se encuentra la biblioteca y en una de sus aulas que han conservado como una antigua clase, denominada "Sala Ingeniero Elorza" que nos muestra la historia de la localidad, en especial de su principal industria: la Compañía de Minas de El Pedroso que se dedicaba a la extracción de hierro desde 1817 hasta los años veinte del pasado siglo, en el que se cerró.




En la planta de arriba nos encontramos con varios espacios donde se muestra la evolución de la escritura a través de las diferentes culturas, muy interesante y amena, particularmente me encanto la exposición así como la restauración del edificio, al que prometo visitar mas detenidamente.

Mientras tanto, el otro grupo hicimos una ruta de senderismo para visitar una antiguas minas ubicadas en un cerro de la finca particular el “Cortijo La Lima”, nos dijeron que serían unos ocho kilómetros y que el grado de dificultad era bajo, empezamos a buen ritmo es decir rapidito teniendo en cuenta que era cuesta arriba algunos de nosotros llegamos sin aliento a la primera parada; después de un ligero descanso y animados por nuestro guía que nos decía que la próxima cuesta era la peor pero que una vez pasada, las demás eran pan comido... 



Bueno, si antes estábamos sin aliento ahora estábamos extenuados, pero tenía razón, una vez pasado, lo siguiente era mas leve. Seguimos subiendo hasta llegar a las primeras galerías, adentrándonos en ellas vimos las vetas de metal en las paredes, la formación incipiente de algunas estalactitas, siguiendo nuestra ruta seguimos visitando más galerías de la mina al mismo tiempo que disfrutamos de unas vistas espectaculares del magnifico olor de la sierra y de una temperatura espléndida, así que tras tres horas y media de subidas y bajadas y haber recorrido nueve kilómetros y medio llegamos al final de nuestro paseo contentos a pesar de la dificultad.



Ya juntos todos, disfrutamos de un buen almuerzo con platos típicos de la Sierra, desde migas hasta carne ibérica, para después reunirnos de nuevo en el Centro de la Cultura donde vimos la película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez “Bruja más que bruja”, una disparatada comedia estrenada en el año 1977 , que nos divirtió bastante.




Un completo día en el que disfrutamos de la cultura, el deporte y la gastronomía acompañados de una estupenda temperatura y de buena compañía.



Meli de la Fuente







viernes, 16 de febrero de 2018

Los estrenos en Sevilla de 16-02-2018



5 películas se estrenan el 16 de febrero de 2018 en la cartelera cinematográfica de Sevilla. Tres son producciones estadounidenses, una británica y una producción china de animación. Nueva semana sin ningún estreno de cine español. Precisamente se queda sin editar en la cartelera de nuestra ciudad dos producciones españolas: el drama “Cuando dejes de quererme” (Igor Legarreta, 2018) y el documental “En tránsito” (Oskar Tejedor, 2016). Vamos con nuestro repaso semanal a los estrenos en Sevilla.      


La forma del agua. (USA, 2017). Dir. Guilelrmo del Toro.   
Película de género fantástico ambientada en los años 60, interpretada por Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer y Richard Jenkins.
León de Oro en el Festival de Venecia 2017.
2 Globos de Oro: Mejor Director y Mejor Banda Sonora Original.
13 Nominaciones a los Oscars, incluida Mejor Película y Director.
El score está compuesto por Alexandre Desplat.
De esta película se sale absolutamente empapado, por su forma de gran alberca y por su contenido acuático. Pero, ¿cómo se entra?, desde luego no por las escalerillas de algún borde, sino en plancha, o en «bomba», por su arranque de fábula (voz en off), por su reconocible música de Alexander Desplat, por su estética de un futurismo de anteayer, por ese universo retro y fantástico propio de Guillermo del Toro tan propicio a que otros, como Jeunet, reclamen como «propio», y por esos personajes entre la ingenuidad de «Amélie», la delicadeza de Cocteau y la humedad de alcantarilla. La apasionada historia de amor entre una chica solitaria y muda con un ser anfibio de laboratorio está tejida con los mejores hilos del cuento romántico y fantástico, y con unos nudos de astucia que los atan tanto al cine de serie B de hace más de medio siglo (la atmósfera, el doctor enajenado, el villano extremo y caricaturizado…) como al trasfondo social y «correcto» de nuestro presente (de clase, de sexo alternativo, de respeto «al otro», de multicultura, multiespecie y politeísmo, de comprensión y perversión…).
En la superficie de la película está la compasión y la relación de amor (y sexo encubierto) entre dos seres atascados en su prisión de monotonía y experimento, pero por debajo, en lo sumergido, en lo abisal, el cuento se adorna con dos personajes positivos excepcionales, su viejo vecino que interpreta Richard Jenkins y su compañera de limpieza, Octavia Spencer, que aporta –sin venir al cuento– los mejores diálogos de la función y una lucidez, gracia y malicia sobre la guerra de sexos que cruza precisamente las líneas rojas que son el fondo ideológico de la historia de Del Toro: compasión, sentimiento, sexo y milagro con «lo otro».
Y se sale absolutamente empapado de «La forma del agua» porque como cuento es adorable, confuso, ni infantil ni adulto. Pero, como realidad es rara y difícil de digerir. Recomendada.



The party. (Reino Unido, 2017). Dir. Sally Potter.
Comedia presentada en la sección oficial del Festival de Berlín 2017.
Interpretada por Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer, Cillian Murphy, Kristin Scott Thomas y Timothy Spall.
No son muchas las películas actuales que abordan los más altos temas de la sociedad contemporánea no desde la cotidianidad del ciudadano medio, sino desde las más altas esferas, desde los verdaderos centros de poder. Y además, con un desarrollo y una ambientación no en ambientes de trabajo y de toma de decisiones, sino en la esfera más estrictamente doméstica: una simple cena con amigos en casa de uno de ellos. Solo por esto, “The Party”, cuento moral de Sally Potter, diatriba contra todo y contra todos disfrazada de agilísima comedia negra, ya merece un respeto.
Con una situación convertida en clásica, una celebración que da pie a una catarsis moral en todos y cada uno de los recovecos de sus ambiguos personajes, Potter habla de tantas cosas que (casi) apabulla: de la necesidad de un buen sistema nacional de salud, de la peligrosa dicotomía entre sanidad pública y curanderismo; de la regeneración del cuerpo, de la fe religiosa, de ateísmo, de la conversión a la certidumbre a la hora de la muerte; del ultracapitalismo, de la mentira de los juegos financieros con el dinero que no está en parte alguna; de los ideales, de su triunfo y de su fracaso en determinados ámbitos, los más relacionados con el corazón y las tripas y no tanto con la cabeza, los del amor y el deseo; de la decencia, del puro racionalismo; de la infidelidad, de la contradicción entre ideas y actos; de la fecundación in vitro, de las nuevas estructuras familiares; de machismo, de feminismo, de la rotunda posibilidad de que no todos los hombres sean unos violadores. De vida, de nuestra vida. Y todo ello en casa de la recién nombrada ministra de Sanidad de Reino Unido, con un personaje en plena agonía física y existencial, filmada en blanco y negro, y en apenas 70 minutos de metraje.
No es poco. Cierto que llega un momento, justo cuando se introduce también la huella del nazismo y el modo de ser alemán, en el que la película parece que puede morir de ambición temática. Pero es solo un resbalón. Porque el tono, desvergonzado y de altura dramática al mismo tiempo, siempre es el más atractivo, y porque a pesar de la complejidad de las conversaciones, enmarcadas en personajes que ejercen de arquetipo para sus muy variados ideales, la película se toma a sí misma muy en serio, pero desde la efervescencia, la rotundidad y la concreción.
Y además tiene el buen gusto de utilizar una colección de brillantes canciones, siempre adecuadas al espíritu de cada momento y al estado interior de sus personajes. Potter no susurra, escupe. Y su sustancia acaba haciendo diana. Recomendada.



Black Panther. (USA, 2018). Dir. Ryan Coogler.
Nueva película fantástica del Universo Marvel interpretada por Chadwick Boseman, Lupita Nyong'o, Michael B. Jordan, Andy Serkis, Angela Bassett y Forest Whitaker.
El score está compuesto por Ludwig Göransson.
'Black Panther', nos llevan tiempo diciendo quienes se encargan de promocionarla, no es una película más de superhéroes. Se trata de la primera entrega del Universo Cinematográfico de Marvel cuyo protagonista es negro. Además su director, Ryan Coogler, es el primer cineasta afroamericano que trabaja para esos estudios. Y, a excepción de algún personaje secundario, esta película se muestra más bien desconectada de lo que les sucede los Vengadores.
Mientras transita entre el cine de acción y la intriga de espías y toma inspiración de fuentes como Shakespeare y James Bond y el Afrofuturismo y 'El Rey León', asimismo, Coogler pone en evidencia un admirable deseo de hablar con propiedad de asuntos que el género suele pasar por alto, como el racismo y las obligaciones morales de los países poderosos. Lástima que mientras lo hace complique el relato más de lo necesario y lo llene de personajes superfluos y escenas de acción que simplemente no cumplen con los estándares de calidad del cine de Marvel, en buena medida porque la tosquedad de los efectos visuales deja claro que muchas de ellas no están protagonizadas por actores de carne y hueso sino por creaciones digitales.
Por lo que respecta al personaje titular (Chadwick Boseman), por momentos da la sensación de ser un convidado de piedra en su propia historia, así que es de agradecer que Coogler obtenga buena parte del peso dramático de la película y su carisma tanto de un trío de guerreras indomables que secundan al héroe como de Erik Killmonger (Michel B. Jordan), un antagonista complejo dotado de conciencia social y razones legítimas para estar furioso, sin duda el mejor villano jamás visto en una película de Marvel. No Recomendada.



Deber cumplido. (USA, 2017). Dir. Jason Hall.
Basada en hechos reales sobre la guerra de Irak. Interpretada por Miles Teller, Haley Bennett, Amy Schumer, Joe Cole y Keisha Castle-Hughes.
El score está compuesto por Thomas Newman.
Ocho meses de seguimiento sobre el terreno a los miembros de un batallón de infantería destinado a la guerra de Irak proporcionaron al periodista del Washington Post David Finkel el material de primera mano con el que compuso su celebrado libro “Los buenos soldados” (Crítica). Cuatro años más tarde, el reingreso en la vida civil de los supervivientes del batallón le permitió escribir una secuela, “Gracias por sus servicios” (también editado por Crítica), donde el campo de batalla era sustituido por una asfixiante combinación de síndromes post-traumáticos y atascos burocráticos. Debut en la dirección de ese Jason Hall que pasó de ser actor poco llamativo a guionista a tener en cuenta –suyos son los estimables libretos de “American Playboy” (2009) y “El francotirador” (2014)-, “Deber cumplido” es la traducción un tanto imprudente de ese texto de no ficción a las claves de un “Los mejores años de nuestra vida” (1946) para el veterano de guerras menos épicas, al que aguardan retiros aún más desalentadores que los de entonces.
Hall tenía la posibilidad de hacer una película incómoda, pero ha preferido optar por el tranquilizador camino de los arcos dramáticos de redención, las catarsis emocionales y las líneas narrativas atadas y bien atadas. Su película acaba siendo un canto a la resistencia moral antes que el cuestionamiento a un sistema que instrumentaliza, olvida y abandona a sus efectivos. Todo parece demasiado construido por un aplicado lector de manual de guión. Sólo sorprende una sobria Amy Schumer en un inesperado papel dramático. No Recomendada.



Boonie Bears: El gran secreto. (China, 2016). Dir. Ding Liang.
Película de animación.
Hubo un tiempo en el que, exceptuando los diferentes periodos vacacionales, apenas se estrenaban en la cartelera española productos destinados al público infantil. Era una época en la que, además, casi cada obra que llegaba a los cines era un triunfo; muchas de ellas con una base artística, otras, como mínimo, refrescantes y de técnica admirable.
Sin embargo, conscientes de que el destinatario puede ser fiel consumidor semanal, las distribuidoras no paran de recolectar películas procedentes de medio mundo, sobre todo en el formato animado, lo que hace que casi cada semana haya como mínimo una nueva propuesta. Una sobredosis que, aparte de desterrar la idea de la edad de oro de la animación en todo el mundo, provoca que sea más necesario que nunca separar el grano de la paja.
“Bonnie Bears: el gran secreto”, tercera entrega de una saga cinematográfica nacida a partir de una serie de televisión de gran éxito en China, con capítulos de apenas 10 minutos, está en la línea de algunas de las últimas propuestas de nuestras salas para los más pequeños: espíritu ñoño y conciliador, nulo control de las secuencias de acción, técnica en la puesta en escena (o su simulacro) cerca de lo pedestre, y dibujo digital en animales y humanos, además de en sus fondos, de enervante ausencia de estilo y de carisma.
El fenómeno de sobrexplotación animada en la cartelera parece ser global. Y estos días, por ejemplo, ha llegado a los cines de Reino Unido la española, y triunfadora aquí, Tadeo Jones: el secreto del Rey Midas, recibida con muy malas críticas en The Guardian, The Independent y The Times, y tildada en el primero de ellos por el reputado Peter Bradshaw con esta sentencia: “La narración, la caracterización y la técnica son mediocres”. 
Nunca se puede poner la mano en el fuego, pero podría apostarse a que al magnífico Bradshaw no le han tocado en suerte “Bonnie Bears: el gran secreto”, y las recientemente estrenadas en España “Salvando al reino de Oz”, de Rusia; “The jungle bunch: La panda de la selva”, de Francia, y, en menor medida, “Sola en casa”, de Canadá. En ese caso quizá habría subido el listón un tanto con su juicio sobre Tadeo. Recomendada.