sábado, 30 de mayo de 2020

Todos a casa (Luigi Comencini, 1960)


Título original: Tutti a casa. Dirección: Luigi Comencini. País: Italia. Año: 1960. Duración: 105 min. Género: Comedia dramática.
Agenore Incrocci, Furio Scarpelli, Luigi Comencini, Marcello Fondato (Guión), Carlo Carlini (Fotografía), Angelo Francesco Lavagnino (Música), Nino Baragli (Montaje), Ugo Pericoli (Vestuario), Dino de Laurentis (Producción).
Premio David di Donatello 1960 al Mejor Actor (Alberto Sordi) y la Mejor Producción.
Estreno en España: 16 Septiembre 1963.

Reparto:
Alberto Sordi (Alberto Innocenzi), Serge Reggiani (Ingeniero Ceccarelli), Martin Balsam (Sargento Fornaciari), Carla Gravina (Silvia Modena),  Eduardo De Filippo (Señor Innocenzi), Claudio Gora, Didi Perego, Mario Feliciani, Jole Mauro, Nino Castelnuovo (Codegato), Alex Nicol.

Sinopsis:
El 8 de septiembre de 1943, Italia se rinde y firma un armisticio con los Aliados. En medio del desconcierto y la confusión general, una parte del ejército italiano se dispersa y los soldados empiezan a volver a casa. Alberto Innocenzi, Subteniente de Complemento, meticuloso en el cumplimiento de su deber, intenta mantener unidos a sus soldados y encontrar algún mando al que presentarse. Pero la situación es tan caótica que acaba rindiéndose y decide emprender la fuga con el Sargento Fornaciari y el ingeniero Ceccarelli.

Comentarios:
Una de las mejores películas hechas en Italia que mezclan comedia y drama, sin duda. Además, tiene la singularidad de enmarcar la historia en un momento concreto de la Italia contemporánea muy especial, el período extraño de levantar las manos y rendirse a los aliados en la Segunda Guerra Mundial mientras estás ocupado a la práctica por los alemanes. No es de extrañar que de un momento histórico tan peculiar, caótico y difícil de explicar surja una película que muestra tan claramente el estupor de la población ante la situación dada. Podría ser una tragedia dolorosa y también podría ser una comedia surrealista, porque la realidad daba para ambos extremos: el éxito incuestionable de "Todos a casa" consiste en repartir de forma brillante ambas opciones. Y para hacerlo bien, hay que saber de cine, lo digo por Comencini.
Hay momentos para todo, con un Alberto Sordi en una nueva exhibición de talento, mostrando por momentos su conocida faceta cómica pero encajando a la maravilla en las situaciones dramáticas. No debió ser fácil decidir lo que hacer en la realidad, y es por ello que Comencini opta por las carcajadas en el inicio de esa 'road movie' que cuando toca ofrece lo peor de la guerra. La guerra es muy perra, que nadie lo dude, un conflicto armado supone la culminación de la desgracia del ser humano, sea cual sea la motivación de los líderes que empujan a la masa a matar y morir.
Así que de vuelta para casa hay tiempo para todo, estamos en Italia y es posible echar unas risas en cualquier momento. Pero el drama asoma también tras cualquier esquina, en cualquier cruce de caminos, sea por culpa de los soldados alemanes o por la misma realidad que pisotea y condena a los supervivientes. Saber mezclarlo de forma sana está sólo al alcance de unos pocos. Comencini, rotundamente, consigue firmar una obra excepcional.


El guión pertenece a un gran binomio italiano que han trabajado mano a mano en decenas de films, Agenore Incrocci y Furio Scarpelli (“Rufufu”, “La Armada Brancaleone” o “El Bueno, el feo y el malo” son prueba de ello), crean una historia fluida, humanista, que mezcla con mordacidad el humor, el drama, el género bélico, ello con diálogos inteligentes, punzantes y divertidos, creando momentos que se mueven entre el humor, la tensión y, la amargura y la mezquindad, una road-movie que refleja espléndidamente lo que ocurrió en Italia en este tiempo, como padecieron las penurias del conflicto, con el hambre, la xenofobia, la violencia, la muerte, la compasión, la amistad, el sentido del deber, el nihilismo, el comprometerse con una causa, los valores familiares, el racismo, el estraperlo, el hambre, la belleza de la música, en definitiva, una notable tragicomedia encuadrada en un entorno cruento.
Nos habla sobre todo de cómo el protagonista, reflejo de persona que no quiere tomar partido en un viaje por una devastada Italia comienza a sentir el deber de no ser neutral, toma conciencia de quienes son los malos y hay que luchar contra ellos. 


La puesta en escena resulta muy naturalista, rezuma realismo, veracidad, aires cuasi-documentales, se supone en el Véneto, el gran trabajo en diseño de producción de Carlo Egidi, pero rodada en Livorno y la campiña de los alrededores, y en zonas aún derruidas por la S.G.M., como curiosidad el ministro Giulio Andreotti se negó a prestar dos tanques y los hicieron de madera contrachapada, todo esto alcanzando en grado sumo autenticidad, a lo que ayuda la cruda fotografía de Carlo Carlini, el calor se palpa, se siente el sudoroso sol, el seco polvo del camino, con bellas tomas generales, sirviendo para emitir el territorio colapsado que era la Italia profunda.
Alberto Sordi demuestra una vez más lo gran actor que es, un Titán exhibiendo humanidad, aristas, debilidades, se percibe su evolución de la indiferencia al combatismo, magnífico, rol que en principio debía hacer Vittorio Gassman. El galo Serge Reggiani (cantante de éxito en Francia) realiza una interpretación estupenda, emitiendo candidez, dignidad, compañerismo, con un aire a perrito desvalido siempre con el paquete, este rol estaba destinado a Nino Manfredi pero Sordi se opuso, no quería competencia. El estadounidense Martin Balsam compone con sencillez y contención a un tipo pragmático. Eduardo De Filippo (dramaturgo italiano) da vida al padre de Innocenzi, muy buena su creación del fascista convencido, rol destinado a Totó. Carla Gravina en su corta aparición como la judía Silvia Modena deja un halo conmovedor a su alrededor.


El film posee momentos recordables: la pelea fuera de campo en el túnel donde la inmensa mayoría de la compañía deserta, ingeniosa; el desgarrador momento cuando, en un pueblo devastado por la guerra, los lugareños descubren harina en una camioneta, el caos y la locura por conseguir un saco denota el hambre del pueblo, en fin. Hagánse un favor y no se la pierdan. (Filmaffinity)
Recomendada.


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