miércoles, 27 de septiembre de 2023

Creatura (Elena Martín, 2023)

 

Título original: Creatura. Dirección: Elena Martín. País: España. Año: 2023. Duración: 112 min. Género: Drama.

Guión: Elena Martín, Clara Roquet. Música: Clara Aguilar. Fotografía: Alana Mejía González. Producción: Vilaüt Films, Lastor Media, Avalon P.C, Elastica Films, TV3, Filmin.

Mejor película en la sección “Quincena de realizadores” del Festival de Cine de Cannes 2023

Fecha del estreno: 8 Septiembre 2023 (España).

 

Reparto: Elena Martín (Mila 35), Oriol Pla (Marcel), Àlex Brendemühl (Gerard), Clara Segura (Diana), Clàudia Dalmau (Mila 15), Mila Borràs (Mila 5), Marc Cartanyà (Gerard), Carla Linares (Diana), Teresa Vallicrosa.

 

Sinopsis:

Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila se da cuenta de que su pérdida de deseo se encuentra en sí misma. A partir de ahí, empieza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.

 

Comentarios: 

¿Dónde, cuándo y por qué nace el deseo sexual? ¿Cómo se desarrolla la excitación? ¿En qué momento de nuestras vidas somos conscientes de lo que nos está ocurriendo? ¿Cómo se convierte en plena? ¿Por qué de ese determinado modo y no de otro? ¿Qué condicionantes físicos, familiares, generacionales, sociales, culturales y de género provocan que ese deseo parta, se explore y se consuma de una forma y no de otra?

Las preguntas que plantea Creatura, la fascinante y formidable segunda película como directora de Elena Martín, son de una abrumadora complejidad. Lo son en el aspecto científico y en el sociológico, y por supuesto también en el cinematográfico. ¿Cómo se pergeña, se cuenta y se filma todo eso? Lo que ha hecho esta aún joven cineasta y actriz, de 31 años, tiene una relevancia artística de enorme enjundia. De su envergadura personal se encargará cada espectador a la salida del cine, sea hombre o mujer, porque esto nos atañe a todos. De hecho, quizá el título debiera haber sido “del deseo de una mujer”, y no “del deseo femenino”. Porque, aunque en la mujer y en los hombres haya modelos y arquetipos del deseo, cada mujer lo es de un modo diferente (igual que los hombres), y cada ser humano se topa, y seguramente se tropieza, a lo largo de su vida con la excitación y con su práctica a través de formas particularmente distantes. 

Creatura no es una obra de tesis (y está bien que sea así), pero despliega un amplio y ambicioso abanico por medio de un único personaje: en la edad adulta, durante la adolescencia y con el tabú de la excitación infantil. El misterio del deseo y su reflejo en el cuerpo y la mente, a lo largo de tres etapas que se van intercalando con naturalidad y exactitud en el guion de la propia Martín y de Clara Roquet, su compañera de escritura. Sin otorgar respuestas, porque no las hay, pero acercándose sin freno a la existencia de esta mujer en crisis de pareja por culpa de la falta de conexión en el sexo, que no tiene más remedio que volver la vista atrás —a los 15 años, y a los cinco—, a los momentos en que comenzó a sentir ese deseo, intentó desarrollarlo, y su propio cuerpo reaccionó de una forma extraña y antinatural que ahora se repite: una urticaria severa, producto de la somatización.

Filmada con elegancia, pulcritud y no por ello sin explicitudes, acompañada de una puntual banda sonora envolvente y disonante, la película puede ser incómoda para algunos, pero será reveladora para la mayoría. De las mujeres y de los hombres, que se verán reflejados en actitudes, frases y circunstancias que incluso servirán de recuerdo de aquello que sintió y nunca ha sabido explicar. Con cierto simbolismo, sobre todo en sus últimas imágenes, pero reflejando con concreción la materialización física de la excitación de un modo maravillosamente cotidiano.

Martín, también actriz protagonista, que debutó tras la cámara con la excelente Jùlia Ist en 2017, y que interpretó un corto con el que Creatura podría formar un interesante tándem, Suc de síndria, alrededor de la recuperación del cuerpo, la mente y el deseo tras una agresión sexual, tiene la valentía de llegar a extremos muy ásperos, pero reconocibles, en torno a la atracción, el cariño, la excitación y la culminación de la pasión en todas las edades. Y ahí también tiene una importancia primordial el papel del hombre, casi siempre confuso, algunas veces cómplice, otras tantas insultante (“No sabía que eras tan guarrilla”), ante las enigmáticas derivas de una mujer compleja. (Javier Ocaña)

Recomendada.



lunes, 25 de septiembre de 2023

El sol del futuro (Nanni Moretti, 2023)

 

Título original: Il sol dell'avvenire. Dirección: Nanni Moretti. País: Italia. Año: 2023. Duración: 95 min. Género: Comedia dramática.

Guión: Francesca Marciano, Nanni Moretti, Federica Pontremoli, Valia Santella. Música: Franco Piersanti. Fotografía: Michele D'Attanasio. Producción: Sacher Film Rome, Fandango Produzione, RAI Cinema.

Sección Oficial del Festival de Cannes 2023.

Fecha del estreno: 15 Septiembre 2023 (España).

 

Reparto: Mathieu Amalric (Pierre), Margherita Buy (Paola), Nanni Moretti (Giovanni), Silvio Orlando (Ennio), Barbora Bobulova (Vera), Jerzy Stuhr (Embajador polaco), Blu Yoshimi (Actriz), Flavio Furno (Edoardo), Francesco Brandi (Fabricante de herramientas), Laura Nardi (Maquilladora).

 

Sinopsis:

Giovanni (Nanni Moretti) un conocido cineasta italiano, se prepara para rodar su nueva película. Pero entre su pareja en crisis, su productor francés al borde de la quiebra y su hija que no le hace caso, ¡todo se ha puesto en su contra! Siempre en el límite, Giovanni va a tener que replantearse su manera de hacer las cosas, si quiere conducir a todo su pequeño mundo hacia un futuro brillante.

 

Comentarios: 

Sus películas le pueden salir mejor o peor, pero para mí reencontrarme o revisitar el cine de ese señor tan singular llamado Nanni Moretti siempre posee algo grato. Me garantiza frecuentemente una sonrisa, imaginación con el sello de la casa, un estilo agridulce para ofrecerte su insólita visión de las personas y las cosas. Bueno, en alguna ocasión era imposible que te alegrara el ánimo. Todo era sombrío y desolado, consecuentemente, cuando habló en la impresionante La habitación del hijo de la ruina anímica que invade a una familia venturosa a la que le ocurre algo tan salvaje e inconsolable como la muerte de uno de sus hijos. Moretti es creíble y cercano en la comedia y en la tragedia. Sabe que la vida contiene ambas cosas y es dueño de una personalidad tan inteligente como identificable para retratar las luces y las sombras de esa cosa tan compleja llamada vida.

Siempre asocio a Nanni Moretti con la entrañable imagen de un tipo en vespa recorriendo Roma y hablando con gracia tan identificable como peculiar de lo que ve, lo que escucha, lo que piensa y siente. En El sol del futuro retorna frecuentemente a esos parlamentos característicos con el pretexto de la historia que está contando. Interpreta a un director de cine con una misión que cada día se complica más. Está rodando una película ambientada en el pasado, cuando un circo húngaro viaja a Italia y en su país la apertura y la libertad que este reclama se ve aplastada con la invasión del ejército soviético, algo que volverá a repetirse años después ante la pretendida y corta primavera de Praga. Moretti cuenta la actuación del floreciente partido comunista de Italia, con dos millones de afiliados, ante la salvajada que han cometido los sagrados poderes de Moscú. En nombre de la revolución y del proletariado, por supuesto. Y la escandalizada, valiente y conmovedora reacción de algunos disidentes, que no pueden aceptar que en nombre del comunismo y del siempre implacable poder se cometa esa barbarie.

Todo ello se narra paralelamente a la muy complicada y afligida existencia del creador de esa película, interpretado por un Nanni Moretti en su salsa. No para de hablar ni de quejarse. Duda, se contradice, se exalta, se lamenta sin tregua del estado de las cosas, se turba al descubrir que su hija veinteañera se ha liado con un señor mayor que él mismo. Y, sobre todo, no intuye lo más grave: que la comprensiva y dulce esposa, que también ejerce como productora en su cine, está a punto de abandonarle porque ya no le aguanta más, porque está harta de su egolatría y de sus permanentes quejas observándose permanentemente el ombligo.

Moretti combina muy bien la comedia y el drama, sigue creyendo en la supervivencia de una izquierda racional y que no sea deudora de las cansinas y mentirosas consignas, no sectaria, subversiva en nombre de la verdad, aunque esta pueda ser incómoda. Y si en Caro diario lograba crear una imagen perdurable de sus motorizados paseos, aquí se permite el lujo de deslizarse en patinete o pasarse unos minutos dándole patadas a un balón. Cositas que en otro personaje te resultarían complacientes y prescindibles, y que en él te resultan naturales y graciosas. También canta y baila acompañado de su exótico reparto. Yo, incluso, me emociono un poco, cuando veo la interpretación que hacen de Voglio vederti danzare, aquella canción que se inventó el maravilloso Franco Battiato. Y salgo contento del cine, con esa sensación tan infrecuente. (Carlos Boyero)

Recomendada.




domingo, 24 de septiembre de 2023

Series de TV: Las noches de Tefía (2023)

 

Título original: Las noches de Tefía. Temporada: 1. Episodios: 6. Año: 2023. País: España. Género: Drama, Musical. Estreno: 25 Junio 2023 (Atresplayer Premium).

Creación: Miguel Del Arco. Dirección: Romulo Aguillaume, Miguel Del Arco. Guión: Miguel Del Arco, Antonio Rojano. Fotografía: Jon Aguirresarobe. Producción: Atresmedia Televisión, Buendía Estudios. Distribuidora: Atresplayer Premium.

 

Reparto: Marcos Ruiz (Airam/La Bambi), Patrick Criado (La Vespa), Miquel Fernández (Charli), Israel Elejalde (Don Anselmo), Roberto Álamo (La Viga), Jorge Perugorría (Airam), Carolina Yuste (Nisa), Raúl Prieto (Boncho), Javier Ruesga (La Sissi), Luifer Rodríguez (La Pinito), Jorge Usón (Conde Fénix), Mingo Ávila (La Rata), Jorge Yumar (Perico), Ana Wagener (Agueda), Ciro Miró (Carlavilla), José Luis García-Pérez (El Andaluz), José Luís de Madariaga (La Vespa), Celeste González (La Sissi), Horacio Colomé (Carlos), Maykol Hernández (Miguel), Isaac dos Santos (Caranabo), José Gimeno (Don Bernabé), Elisa Cano (Nisa) y Ruth Trujillo (Claudia).

 

Sinopsis:

Entre 1954 y 1966 existió, en un paraje desértico de Fuerteventura, un campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, uno de tantos lugares donde el régimen enviaba a los condenados por la Ley de vagos y maleantes que, a partir del 54, fue implementada para incluir también a los homosexuales. En plena dictadura, los presos sobreviven día tras día al demoledor contexto que les rodea, aunque para lograrlo han recurrido a un truco imaginario: para huir de Tefía, al menos en sus mentes, han fundado el Tindaya, un music hall en el que pueden ser ellos mismos sin ningún peligro.

 

Comentarios: 

La idea de la ficción necesaria se debería desterrar de la crítica televisiva por confundir a menudo el discurso moral o político de una serie con su calidad intrínseca, por ensalzar la obra por encima de su valor audiovisual, a veces incluso reduciéndola a ser una víctima de una guerra cultural. ¿Cuántas obras hemos visto sobredimensionadas por tener el discurso adecuado en el momento oportuno? Pero, dicho esto, las palabras se abren camino de la conciencia hasta la punta de estos dedos que teclean en un impulso tan predecible como inevitable: Las noches de Tefía es una serie necesaria.

El dramaturgo y guionista Miguel del Arco se adentra en un capítulo poco explorado del franquismo: la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía en las Canarias, un campo de concentración al que se enviaban los detenidos por la ley de vagos y maleantes del régimen. Esto significaba que allí había tanto proxenetas como homosexuales, bisexuales y transexuales. A los presos no les quedaba otra que trabajar de sol a sol en situaciones precarias, recibir torturas y vejaciones, y supuestamente ser reeducados para la reintroducción en sociedad como seres reformados, no desviados.

Las noches de Tefía comienza con Airam (Marcos Ruiz) llegando a la falsa colonia agrícola. Es silencioso, tímido y discreto, lo opuesto a la Vespa (Patrick Criado), un homosexual reincidente que vuelve allí y levanta los ánimos de los presos. El entusiasmo y el optimismo de la Vespa no es inconsciencia: él sabe que estar allí es un infierno pero siente el deber de reivindicar la humanidad de todos ellos, que nadie se avergüence de su sexualidad o su orientación de género. Y, para salir de allí ni que sea de forma simbólica, por la noche todos se rinden a los relatos de Charlie (Miquel Fernández), un preso con un don para narrar historias, que les traslada al Tindaya, un bar musical donde todos tienen un papel.

Esta producción es oportuna en un contexto en el que el neofranquismo de VOX entra con fuerza en instituciones y en el que no duda en mandar banderas a la papelera como la LGTBQ+, Tefía propone hacer un poco de memoria histórica. Nos recuerda quiénes eran los verdugos y su esencia no dista mucho de los vicepresidentes toreros.


Este pasado del campo de concentración, mostrado en blanco y negro, es todo un acierto. Ofrece un documento ficcionado pero verosímil de un campo de concentración que estuvo activo entre 1954 y 1966. Su autor se mueve con comodidad en ese terreno tan complicado entre mostrar la dureza de las situaciones y conseguir más allá de la victimización de los personajes, que no pierden su humanidad a pesar de sufrir palizas o violaciones. La cámara se asegura de resaltar ese brillo en la mirada: se reconocen sus existencias incluso si en ese presente eran simplemente parias.

Eso sí, Las noches de Tefía juega con tres líneas narrativas. Aparte de mostrar el día a día de la colonia, también muestra a Airam en 2004 enfrentándose a un pasado traumático y también muestra el mundo inventado por Charli, el bar Tindaya. El Airam maduro, interpretado por Jorge Perugorría, tiene problemas para sostenerse por sí mismo: tanto el desarrollo de su conflicto como los secundarios tienen un trato superficial. Con respecto al Tindaya, se entiende su razón de ser conceptual: es el mundo al que huyen los presos. Sirve como contrapunto ligero a la dureza del campo de concentración. Nos permite ver la plenitud de sus personalidades si no vivieran en una realidad tan injusta. ¿Pero tiene sentido invertir tanto tiempo en una realidad inventada? Con el interés que despierta la realidad en Tefía, el Tindaya se convierte casi en un obstáculo para invertir en las historias y las emociones reales de los personajes.

Las noches de Tefía, por lo tanto, es una serie que tiene una historia potente que contar pero que, temerosa de ser demasiado cruda, pierde el tiempo con números musicales desconectados. En su presentación, por lo menos, cuesta justificarlos más allá de la anécdota, del capricho, cuando la realidad en blanco y negro es mucho más interesante. (Pere Solà Gimferrer)

Recomendada.



sábado, 23 de septiembre de 2023

Las chicas están bien (Itsaso Arana, 2023)

 


Título original: Las chicas están bien. Dirección: Itsaso Arana. País: España. Año: 2023. Duración: 85 min. Género: Drama.

Guión: Itsaso Arana. Fotografía: Sara Gallego. Producción: Los Ilusos Films.

Sección Oficial del Festival de Karlovy Vary 2023.

Fecha del estreno: 25 Agosto 2023 (España).

 

Reparto: Bárbara Lennie (Bárbara), Irene Escolar (Irene), Itsaso Arana (Itsaso), Itziar Manero (Itziar), Helena Ezquerro (Helena), Gonzalo Herrero.

 

Sinopsis:

Un cuento de verano sobre la convivencia entre cuatro actrices y una escritora que ensayan una obra de teatro en un antiguo molino, apartado del mundo. Es la historia de un hechizo. Con princesas, sapos, ríos, cartas y hasta un príncipe despistado. Durante esos días de ensayo, las chicas se irán conociendo y midiendo a través de los materiales que plantea la obra, y aportarán sus propias vivencias alrededor de los temas de sus personajes; el amor, la belleza, la orfandad, la fe, la amistad, la actuación, la muerte.

 

Comentarios: 

Los referentes cinematográficos de la habitual actriz Itsaso Arana para su debut como directora de largometrajes resultan palpables: la sencillez, el tono y los espacios veraniegos de Éric Rohmer; la naturaleza de la creación, las relaciones interpretativas y las preguntas sobre el poder de las tablas del Jacques Rivette de París nos pertenece; el espíritu grácil y en apariencia intrascendente de las comidas campestres de Jean Renoir; la vida dentro del teatro y el teatro dentro de la vida del Louis Malle de Vania en la calle 42; y, cómo no, una parte del estilo más cercano al documental del cine de Jonás Trueba, del que ella misma ha sido intérprete en películas como La virgen de agosto y Tenéis que venir a verla.

No obstante, Las chicas están bien, ambientada en una casa rural durante los días campestres de una compañía teatral que ensaya una obra del siglo XVII, formada por una dramaturga y cuatro actrices, acaba ligada a un estilo de más atrás, de mucho más atrás: el de la novela pastoril del XVI y XVII, cuyas características esenciales cumple casi a rajatabla —romance, simplificación psicológica, ambiente bucólico, estilo verbal con ciertas ínfulas, presencia de príncipes y princesas, y hasta de una rana o, en este caso, de un sapo—. Con un añadido más: se juega a la autoficción y al metalenguaje, pues los cinco personajes principales responden a sus propios nombres en la vida real, la dramaturga es la directora de la película, y dos de las intérpretes están de sobra consagradas en su oficio y son “admiradas” por las dos jóvenes que empiezan, y ahí también coinciden los momentos profesionales de Bárbara Lennie e Irene Escolar, estrellas de las tablas, al lado de Itziar Manero y Helena Ezquerro.

El conjunto adquiere de este modo una admirable singularidad que, sin embargo, resulta más bonita de ver que de escuchar. La película tiene un tono de intrascendencia y un colorido claro que, acompañados de la complicidad femenina, la llevan a entrar muy bien por los ojos. Cómo se plantean cada uno de los temas es asunto distinto. En la historia se abordan cuestiones mayores o de especial complejidad con un lenguaje que no se sabe bien si quiere ser naturalista del siglo XXI o renacentista del XVI: los prejuicios ante los arquetipos físicos de cada una de ellas; la muerte y su interpretación en el arte; la dicotomía entre el amor terrenal y el romance teatral; la naturaleza del deseo, tantas veces inconsciente; la maternidad, sus certezas, sus dudas y sus miedos. Se pasa por todos ellos, pero se echa en falta una profundidad que apenas se roza en la hora y veinte minutos de metraje.

Por momentos, la película es fresca, grácil, simpática. En otros, cuesta horrores entrar en su dinámica amorosa (no la de dentro de la obra que ensayan, sino la de la película de fuera), con treintañeras largas o muy largas hablando y actuando como quinceañeras de matices pedantes: “Me gustas como idea, me gustas como unidad”, le dice una de ellas al hombre que le gusta, y con el que nunca ha estado unida, en un audio de whatsapp.

Estrenada en el festival de Karlovy Vary, Las chicas están bien está amparada por un engranaje formal precioso, con música de Bach, interludios con grabados en tela de jouy, y sonrisas sinceras y cómplices. Es juguetona, original. Pero, también, meliflua y de vuelo corto. Hay en Arana suficientes ideas alrededor de la construcción del arte como para seguir labrándolas con ahínco, pero aquí sus bellas imágenes no acaban de conjugarse en un fondo que traspase, emocione o reflexione más allá de su ligereza. (Javier Ocaña)

Recomendada (con reservas).



viernes, 22 de septiembre de 2023

Notas sobre un verano (Diego Llorente, 2023)

 

Título original: Notas sobre un verano. Dirección: Diego Llorente. País: España. Año: 2023. Duración: 83 min. Género: Drama.

Guión: Diego Llorente. Fotografía: Adrián Hernández. Producción: Báltico, Failo Cine.

Sección Oficia del Festival de Cine de Rotterdam 2023.

Fecha del estreno: 1 Septiembre 2023 (España).

 

Reparto: Katia Borlado (Marta), Antonio Araque (Leo), Álvaro Quintana Pablo), Rocio Suárez (Elena), Laura Montesinos (Laura), Elena Palomo (Paula).

 

Sinopsis:

Marta (Katia Borlado), una profesora adjunta en la universidad, está a punto de irse a vivir con su novio Leo, pero antes, decide pasar unos días en Gijón junto a sus padres. Es allí donde se reencuentra con amigas y antiguos amores de la infancia, como Pablo (Álvaro Quintana); con el que tendrá una recaída amorosa y trastocará todos sus planes de futuro. ¿Volverá a Asturias a retomar su relación con Pablo? ¿O seguirá en Madrid junto a Leo? El verano se acaba y Marta tendrá que decidir entre lo que le dice la cabeza y lo que le dice el corazón.

 

Comentarios:

Desde los años ochenta, cada generación de cinéfilos ha tenido ante sus ojos algún acercamiento por parte de un cineasta español al estilo sencillo, luminoso y autentico de Éric Rohmer, con Felipe Vega (Nubes de verano) y Agustí Vila (Un banco en el parque) como principales exponentes. 

Sin embargo, últimamente se acumulan: La amiga de mi amiga, de Zaida Carmona, La quietud de la tormenta, de Alberto Gastesi, y ahora Notas sobre un verano, tercer largo de Diego Llorente, que viene de un documental rural (Entrialgo, de 2018) y una ficción sentimental (Estos días, de 2013), y que aquí se ven fusionados en una dramedia romántica con triángulo amoroso y estrategias cercanas al documental.

Eso sí, desde una clara distinción con Rohmer: hay sexo explícito, pero tan naturalista como el resto de una muy estimable película que se eleva sobre su exceso de conversaciones circunstanciales con buen gusto (notable foto), meritorias interpretaciones, criterio en la puesta en escena (ese precioso fuera de campo parcial bajo el mar, con el amor visto desde los cuerpos sin rostro) y un subtexto universal. ¿Se puede querer a dos personas al mismo tiempo, de un modo diferente, o se trata de acomodo y cobardía? (Javier Ocaña)

Recomendada.


jueves, 21 de septiembre de 2023

El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973)

 

Título original: El espíritu de la colmena. Dirección: Víctor Erice. País: España. Año: 1973. Duración: 94 min. Género: Drama.

Guión: Ángel Fernández Santos, Víctor Erice. Música: Luis de Pablo. Fotografía: Luis Cuadrado. Montaje: Pablo G. del Amo. Vestuario: Peris. Producción: Elías Querejeta, CB Films.

Concha de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cine de San Sebastián 1973.

Fecha del estreno: 12 Mayo 2023 (España).

 

Reparto: Ana Torrent, Isabel Tellería, Fernando Fernán Gómez, Teresa Gimpera, Laly Soldevilla, José Villasante, Juan Margallo, Miguel Picazo.

 

Sinopsis:

En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo.

 

Comentarios:

En 1973 nació la que posiblemente es la más hermosa película española del siglo XX, que aún ostenta ese rango porque Elías Querejeta impidió que otra película del mismo director, en 1984, pudiera arrebatárselo. Uno de los pocos filmes españoles realmente poéticos, en el sentido real de la palabra, que nada tiene que ver con cantar las odas de un mundo onírico, o con imágenes celestiales de belleza sólo aparente, sino sobre todo, con la energía de la realidad, de la vida misma, a ras de suelo, que es el verdadero territorio de los grandes poetas. Porque la vida misma, tal cual, se sustenta en conexiones poéticas auténticas, que desafían toda razón.

Víctor Erice sólo había filmado de manera profesional, hasta entonces, un segmento del filme colectivo ‘Los desafíos’, y pocos podían presagiar tal despliegue de sabiduría, serenidad, humildad y sensibilidad. Cuenta, Erice, varias películas dentro de una película. Una película que es, en el fondo, un canto de amor al cine primigenio: el de las salas de cine de barrio que descubría, a los hombres y mujeres de los pueblos, los grandes títulos norteamericanos de la época. Pero más que eso: una indagación lírica del descubrimiento del mundo, precisamente, a través del cine. La niña Ana (Ana Torrent, una actriz mucho más interesante cuando todavía no era totalmente consciente de sí misma…) se encuentra, por primera vez, con la muerte.

La infancia, por tanto, como universo en el que las mismas sombras, o los más sencillos sonidos, conforman constelaciones sensoriales, que nos hacen creer que todo es posible. A medida que crecemos, crece también nuestra autoconciencia, pero disminuyen nuestras percepciones. Para Erice, que sabe que nunca seremos tan sabios como cuando éramos niños, la conciencia no es vehículo de la belleza pura, sino la percepción. En realidad, es una declaración de principios estética, que rechaza un cine narrativo, lógico, en favor de un cine sensorial, en el que las emociones y las imágenes más sencillas son las que dictan todo el sentido.

Viendo ‘El doctor Frankenstein’, Ana se topa por primera vez con la muerte, de manera directa y brutal. Los cuentos de terror como evocadores de los más profundos miedos, que se extienden sobre todo lo que desconocemos. Tanto ella como Isabel asisten a este simulacro de muerte, que es cuando la criatura lanza al mar a la niña, al haberse quedado sin pétalos. Ana, sin embargo, carece de un cierto sentido sádico o cruel, que es natural en Isabel. De modo que pronto el relato se desgaja, y mientras la segunda se acerca a la muerte de una forma, Ana lo hará de otro. Así, palpitan en la secuencia, imágenes perturbadoras, como el momento en que Isabel estrangula al gato, o cuando se hace pasar por muerta con increíble convicción.



Ana es muy diferente, es más contemplativa, no participa tanto de la muerte como lo que le interesa averiguar lo que sepa de ella misma. Cree las mentiras de Isabel, y quizá su autoconciencia sabe que miente, o que prefiere pensar que miente, pero algo en su interior le empuja, primero, a visitar al maquis que se esconde en la casa abandonada (Ana no pretende usar a la muerte, como Isabel, sino mirarla de frente). Y segundo, tomando la seta alucinógena y enfrentándose directamente a sus miedos. De modo que también podemos decir que hay un profundo poso espiritual y luminoso en esta película, pues en su fondo conviven los miedos a la muerte con la negación de esta como ente real. La muerte como liberadora de un mundo de sombras, o quizá, simplemente, como una mentira de un mundo de ficción. Pero hay más enfrentamientos directos con la muerte, como el crucial en el que Ana mira al tren llegar, de pie sobre la vía, imagen que entronca también, por supuesto, con los inicios del cine.

No por casualidad dice Víctor Erice, en el documental ‘Huellas de un espíritu’, que a fin de cuentas lo que Ana tiene es una fe extraordinaria. Porque de fe se trata, una fe coloreada de miel, que parece el alimento del alma. Las colmenas como imagen representativa de la vida de la posguerra, pero también del estado en ebullición de personajes perdidos, melancólicos, como el de Fernando Fernán Gómez o Teresa Gimpera, que interpretan a seres que son meras sombras, anonadados por la tristeza de un mundo que se ha derrumbado y para el que ya no encuentran motivos de alegría. Son fantasmas para Ana, que se adentrará en una peligrosa senda del conocimiento sin la ayuda de sus tutores, aunque al final pueda beber el agua de la fuente que tan lejos parecía encontrarse.



Luis Cuadrado, el operador, y Victor Erice, colorean de miel los interiores, mientras despojan de toda luz solar (y por tanto vital) los exteriores. Las composiciones lumínicas parecen inspiradas, directamente, en la obra pictórica de Vermeer, pero no hay nada exageradamente pictórico en ellas, sino que son el punto de partida para espacios en los que parece que el estado anímico de los personajes está a punto de explotar, por lo que son imágenes de gran potencia visual, que flotan por encima del suelo con mayor energía que cualquier intento de poesía barata concebida a base de preciosismos o hiperrealismos.

Muchos, sin embargo, no entran en este estilo de poesía en imágenes, sino que proclama su absoluta incomprensión o hartazgo de una antitrama concebida, precisamente, como respuesta a todo cine predigerido o comercial. Los autores de la historia, Erice y Ángel Fdez-Santos, nos hablan de sus recuerdos, de su niñez, y elaboran los fantasmas y los vericuetos de otra niñez, como portadora de los verdaderos enigmas de una vida de imágenes sinuosas.

El filme ganó la Concha de Oro en el Festival Internacional de cine de San Sebastián (de hecho, fue la primera película española en ganarla), y aupó a su director al exclusivo grupo de auténticos autores cinematográficos, que son muy pocos, y cada vez menos. Aunque su carrera quedó parcialmente frustrada por la infame mutilación del rodaje de ‘El sur’, que podría haber sido una obra maestra todavía con más peso que esta. (Adrián Massanet)

Recomendada.




miércoles, 20 de septiembre de 2023

Chris Evans (1981-)


La revista estadounidense People elige desde hace casi cuatro décadas al hombre más sexy del año: el primero fue el actor Mel Gibson (elegido en 1985). Para 2022, el elegido ha sido el actor Chris Evans (Boston, 41 años), que toma el relevo al intérprete Paul Rudd, que fue considerado como el más sexy del mundo el año anterior. Evans, que ha dado vida al Capitán América durante 10 años, se cuelga ahora otro galardón que, tal y como ha afirmado él mismo con su característico sentido del humor, hará muy feliz a su familia.

 

El actor de Puñales por la espalda, en declaraciones a la revista People, ha bromeado con el acoso “juguetón” que va a tener que soportar de sus amigos, aunque reconoce que a su madre en especial le encantará la noticia: “Ella está orgullosa de todo lo que hago, pero esto es algo de lo que realmente puede presumir”. Si este reconocimiento se lo hubiesen dado durante sus años de colegio, su vida social habría cambiado: “Sería suficiente para poder sentarme en la mesa de los guays en la que no estaba”.

 

Evans está en uno de sus mejores momentos, tanto en lo personal como en lo profesional. Y como su carrera está plagada de éxitos, se siente más cómodo hablando de ella que de haberse convertido en el hombre más sexy del mundo. “Es difícil que te entrevisten sobre todo esto. Se siente como una extraña manera de fanfarroneo humilde”, explica a la revista en una granja situada a las afueras de Atlanta (USA).

 


A sus 41 años, Evans está priorizando un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida para poder pasar el mayor tiempo posible en Boston con su familia: “Cuando se trata de buscar a las personas a las que interpreto, es más una cuestión de dónde se graba la película. Soy demasiado viejo para vivir con una maleta durante seis meses y me he adaptado a una fase más agradable en la que estoy feliz de estar en casa”.

 

Después de varias décadas en el mundo de la interpretación, el Capitán América está preparado para reducir la velocidad y aceptar menos papeles. “El aspecto más agradable de mi carrera en este momento es sentirme lo suficientemente seguro como para quitar el pie del acelerador. Siento que tengo un poco más de libertad para tomarme un tiempo fuera de la industria y encontrar proyectos que satisfagan mi apetito creativo cuando regrese”, ha comentado a People.

 

Aunque por el momento se encuentra incómodo con el galardón, seguro que en unos años lo recuerda con cariño. “A medida que envejezco y maduro, sé qué podré mirar atrás y recordarlo”. Dentro de un año sabremos quién será el siguiente hombre al que People cede el protagonismo como el más sexy del mundo.

 


Nacido el 13 de junio de 1981, Christopher Robert Evans nació en Sudbury, una localidad del estado de Massachusets, pero creció en la ciudad de Boston, siendo hijo de una bailarina y un dentista. Su familia, de religión católica, tiene ascendencias italianas e irlandesas.

 

Tras su etapa en el instituto, Chris se trasladó a Nueva York para estudiar Interpretación. Salió del anonimato al ser elegido para participar en la serie de televisión “Opposite Sex” (2000). El mismo año debutó en el cine apareciendo en la película “The Newcomers” (2000).

 

Su segundo film, la comedia “No es otra estúpida película americana” (2001), logró que su rostro se hiciese popular entre el público adolescente. Posteriormente rodó junto a Scarlett Johansson y Erika Christensen “The Perfect Score” (2004), y al lado de Kim Basinger el thriller “Cellular” (2004).

 

En la adaptación de “Los 4 Fantásticos” (2005), dirigida por Tim Story, Chris Evans encarnó a la Antorcha Humana. En “Gente corriente” (2005) interpretó al nieto de Donald Sutherland. Más tarde trabajó con Danny Boyle en “Sunshine” (2007) y volvió a hacer equipo con Jessica Alba, Ioan Gruffudd y Michael Chiklis en “Los 4 Fantásticos y Silver Surfer” (2007).

 

 


 
 

En “Dueños de la calle” (2008) hizo equipo policial con Keanu Reeves. En “Push” (2009) era Nick Gant, un hombre con poderes paranormales que intenta luchar contra una agencia gubernamental secreta. En “Capitán América” (2011) interpretó al superhéroe de la Marvel que titula el film, personaje que volvió a encarnar en “Los Vengadores” (2012), “Capitán América: El Soldado de Invierno” (2014), “Los Vengadores: La Era De Ultrón” (2015), en “Capitán América: Civil War” (2016), en “Vengadores: Infinity War” (2018) y en “Vengadores: Endgame” (2019).

 

En la comedia “Dime con cuántos” (2011) compartió protagonismo con Anna Faris. En el drama “Un don excepcional” (2017) era el padre de una niña prodigio en matemáticas por cuya custodia luchaba contra su propia madre. En el año 2019 intervino en el misterio criminal “Puñales por la espalda” (2019), película en la que sus padres eran Jamie Lee Curtis y Don Johnson. En el 2020 estrenó en televisión la miniserie “Defender a Jacob” (2020). En el año 2022 co-protagonizó junto a Ryan Gosling la película de acción “El agente invisible” (2022), basada en una novela de Mark Greaney. En el año 2023 protagonizó junto a Ana de Armas la película “Ghosting” (2023). En la actualidad, Evans prepara nuevos proyectos cinematográficos

 

En cuanto a su vida amorosa, a Chris Evans se le han rumoreado relaciones con Jessica Biel, Gisele Bundchen, Christina Ricci, Minka Kelly, Naomie Harris y Vida Guerra. Fue novio de la actriz Jenny Slate, con quien estuvo entre los años 2016 y 2018. Su actual pareja es la actriz portuguesa Alba Baptista (nacida en 1997, 16 años menor), conocida por la serie “La Monja Guerrera”.





martes, 19 de septiembre de 2023

Mi soledad tiene alas (Mario Casas, 2023)

 

Título original: Mi soledad tiene alas. Dirección: Mario Casas. País: España. Año: 2023. Duración: 102min. Género: Drama, Cine Quinqui.

Guión: Mario Casas, Déborah François. Música: Zeltia Montes. Fotografía: Edu Canet. Montaje: John Murphy. Producción:      Nostromo Pictures, Netflix, ICAA.

Fecha del estreno: 25 Agosto 2023 (España).

 

Reparto: Óscar Casas (Dan), Candela González (Vio), Farid Bechara (Reno), Fran Boira, Marta Bayarri, Gerard Oms (Cura), Nuris Blu (Embarazada bus), Alex Galimany (Segurata), Thomas King (Amigo dealer 2).

 

Sinopsis:

En un barrio humilde a las afueras de Barcelona, Dan y sus dos amigos, Vio y Reno, viven sin pensar en el mañana, entre fiestas y dando palos a joyerías. Detrás de su apariencia de pequeño delincuente, Dan esconde un artista con talento, y una sensibilidad distinta al mundo que le rodea. La reaparición de su padre, tras salir de la cárcel, despierta los viejos demonios de Dan, sumergiéndolo en una espiral de violencia que le obliga a huir y pone a prueba la amistad entre los tres amigos.

 

Comentarios:

En un momento de Mi soledad tiene alas, debut en la dirección del actor Mario Casas, dos amigos, chica y chico, entran en la casa de ella a recoger unas cosas y lo que allí se ve y se oye es la viva representación de la familia desestructurada contemporánea, mugre sentimental en el salón, incomunicación a voces, crudeza alcohólica cotidiana para niños y adolescentes en un (presunto) hogar que huele a pesadumbre, rabia y cuchillo oxidado. Son apenas un par de minutos, sutiles y sin subrayados de texto o de imagen, rápidos y demoledores, en los que se vislumbra el trabajo arrebatado, volcánico y hasta romántico de Casas en su primer largo delante de la cámara y como guionista.

No es la única secuencia que respira autenticidad en la película. Las tres (o quizá sean dos) secuencias entre abuela y nieto en otra de las casas, con ese cariño auténtico del amor apretado de los ancianos y esa tristeza infinita de la soledad a la hora del fin, son preciosas. Casas parece haber estudiado y mamado el cine del que ha sido protagonista en alguna ocasión. Esas historias de adolescencia de extrarradio de Alberto Rodríguez, aquí cambiando Sevilla por Barcelona y Madrid; la brevedad y exactitud de sus apuntes visuales, aunque a su poesía del desconcierto y la rabia, sin embargo, no llegue. E igualmente parece haberse enriquecido de la vibrante labor de puesta en escena de David Victori en No matarás, la película que le dio a Casas el Goya a la mejor interpretación masculina, una persecución continua, física y metafórica, en la que los personajes parecen atados a la cámara.

Desde Los golfos, formidable debut de Carlos Saura, el desarraigo de los jóvenes ha sido una constante en el cine español. A veces desde el naturalismo más exacerbado, con las películas quinquis de Eloy de la Iglesia y José Antonio de la Loma. Otras, sin apartarse de la credibilidad y la cercanía del robo, el beso y la aguja, con el romanticismo de obras como Deprisa, deprisa, de nuevo de Saura, y 27 horas, de Montxo Armendáriz. Y precisamente en el tono desesperanzado de esta última es donde mejor encaja Mi soledad tiene alas, coescrita junto a la actriz belga Deborah François. Eso sí, con un estilo radicalmente distinto.

Es una pena porque en determinadas ocasiones el director parece preferir la atmósfera envolvente y la localización deslumbrante de extrarradio a la profundidad en los personajes. Y en ese sentido el desarrollo del vínculo de unión entre la pareja protagonista, que debe huir desde Barcelona hasta Madrid por una aciaga noche de violencia, queda un tanto cojitranco. Como si estuviese necesitado de una conversación más larga que nos haga entender mejor su pasado y su presente conjunto en un tiempo como el que vivimos. Como si a esa sensibilidad especial que parece querer transmitir el autor le faltara un pespunte. Óscar Casas, hermano del director, que lo debe decir casi todo con el físico y con la mirada, nerviosa cabeza hacia adelante cuando está frente al terror que representa su padre (excelente presencia de Francisco Boira), y la novel Candela González muestran bien su dolor por separado. Pero a las secuencias conjuntas les falta una pizca de fuego, calidez o ternura.

Casas, que fue chaval de periferia, no está contando nada que no se haya hecho ya muchas veces. Pero la energía visual y sonora que desprende la película, ayudada por una colección de canciones de plena contemporaneidad (con el trapero Morad al frente), emerge con su luz sobre las pocas sombras de un muy estimable debut. (Javier Ocaña)

Recomendada (con reservas).