miércoles, 31 de agosto de 2022

Un amor en Escocia (Bouli Lanners, Michelle Fairley, Tim Mielants, 2021)

 

Título original: L'ombre d'un mensonge. Dirección: Bouli Lanners, Michelle Fairley, Tim Mielants. País: Francia. Año: 2021. Duración: 99 min. Género: Drama.  

Guión: Bouli Lanners, Michelle Fairley, Stéphane Malandrin. Fotografía: Frank van den Eeden. Música: Pascal Humbert, Sébastien Willemyns. Vestuario: Élise Ancion. Producción: Barry Crerar, Films Distribution, Versus Production.

Mejor Actriz (Michelle Fairley) y Mejor Actor (Bouli Lanners) en el Festival de Cine de Chicago 2021.

Fecha del estreno: 24 Junio 2022 (España)

 

Reparto: Michelle Fairley, Bouli Lanners, Cal Macaninch, Clovis Cornillac, Julian Glover, Andrew Still, Ainsley Jordan, Anne Kidd, Donald Douglas, Therese Bradley.

 

Sinopsis:

Phil se ha exiliado a una pequeña comunidad presbiteriana en la isla de Lewis, en el norte de Escocia. Una noche sufre un derrame cerebral que le hace perder la memoria. De vuelta a la isla, encuentra a Millie, una mujer de la comunidad que comienza a cuidarle. Mientras él intenta recuperar sus recuerdos, ella afirma que estaban enamorados en secreto antes de su accidente.

 

Comentarios:

Una película bien dotada en lo romántico y aún mejor en esos aspectos visuales del 'marco incomparable'. Preciosos escenarios naturales en los bordes de Escocia, donde el mar oscuro, la costa encorajinada y el verde granja convierten en absurda la idea de 'una paella', y unos personajes que no reconoceríamos ni como primos terceros, una mujer madura, atractiva, frustrada y habitante perfecta de una isla fría; un hombre sin memoria, sin encantos visibles, y una comunidad aburrida, presbiteriana y donde siempre parece ser lunes. ¿Dónde está lo particular, lo interesante, de la historia que se cuenta en esta película serena, sin picos y que parece británica pero es francesa?

Pues lo fascinante está en una ocurrencia de guion, en una propuesta que, según se mire, puede ser la más romántica de lo que va de siglo.

Un hombre pierde de golpe, de derrame, su memoria…, es un recién llegado a la comunidad, alguien en cierto modo sin pasado…, una mujer lo recoge del hospital (trabaja en la granja de su familia) y entre la única información que le puede dar sobre él está la de que eran amantes, amantes secretos.

A partir de este momento, la película dirigida por Bouli Lanners, del que solo se puede decir que es un artista belga y que protagoniza también esta historia, implica en cierta intriga al espectador: lo desconocido del pasado le ofrece atractivas posibilidades, ¿eran, son, serán?, pero la historia toma un camino inesperado, hermoso y poblado de espinas morales y síntomas melodramáticos. Utiliza con excesiva cautela el atractivo de sus personajes, en especial el de ella, Millie, interpretado por la extraordinaria actriz Michelle Fairley, y los deja casi sin abrir, en pura sugerencia, como esa colección de planos largos, húmedos y vacíos que son la columnata visual de la película. El caso es que es una obra confortable, y uno ya se preguntará otro día por qué. (Oti Rodríguez Marchante)

Recomendada.



martes, 30 de agosto de 2022

El sastre de la mafia (Graham Moore, 2022)

 

Título original: The Outfit. Dirección: Graham Moore. País: USA. Año: 2022. Duración: 106 min. Género: Drama.

Guión: Johnathan McClain, Graham Moore. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Dick Pope. Producción: Filmnation Entertainment, Scoop Productions, Unified Theory. Distribuidora: Focus Features.

Presentada en el Festival de Cine de Berlín 2022.

Fecha del estreno: 20 Mayo 2022 (España)

 

Reparto: Mark Rylance, Zoey Deutch, Dylan O'Brien, Johnny Flynn, Nikki Amuka-Bird, Simon Russell Beale, Alan Mehdizadeh, Johnathan McClain, Chiedu Agborh, Scoop Wasserstein, John Gumley-Mason, Michal Forejtek.

 

Sinopsis:

Chicago. 1956. Leonard, es un sastre inglés que confeccionaba trajes en la mundialmente famosa Savile Row de Londres. Después de una tragedia personal termina en Chicago, trabajando en una pequeña sastrería en una zona difícil de la ciudad donde hace ropa elegante para las únicas personas a su alrededor que pueden pagarla: una familia de gángsters. Esta familia de mafiosos intentará aprovecharse de la naturaleza gentil y complaciente de Leonard, que junto a su asistenta Mable se verá implicado con la mafia de una manera cada vez más grave.

 

Comentarios:

Mark Rylance es, efectivamente, el rey de esta función. Él sostiene toda la película pese a que hay tres personajes más de cierta entidad. Teniendo en cuenta que se trata de una suerte de pieza teatral filmada dentro de una sastrería de Chicago, en 1956, y que la acción acontece durante una sola noche, la carpintería del teatro se nota por todos los costados de la película. No hay intento de trascender en ningún momento la noción del teatro-filmado. Si el texto no es nada del otro mundo, lo que acaba importando es la actuación. Aquí, el acierto total es contar con el camaleónico Mark Rylance, actor notabilísimo, aunque sin la cotización de estrella. Afortunadamente. No echemos a perder su ductilidad, pausa, capacidad para sugerir tanto con los silencios y otras muchas virtudes que atesora el actor de ‘Mi amigo el gigante’ y ‘El puente de los espías’.

En ‘El sastre de la mafia’ muestra una de sus facetas habituales, la del individuo apesadumbrado, en apariencia anónimo y gris, que acaba moviendo los hilos de la trama desde el sigilo y la contemplación. La historia gira en torno a una cinta con una grabación comprometedora para una banda de gánsteres. Graham Moore, el director, puede haberse inspirado en el Hitchcock de ‘La soga’ –un arcón juega en ambos filmes una función especial–, pero la historia es puro fuego de artificio salvada por el magnético trabajo de Rylance. (Quim Casas)

Recomendada (con reservas).




lunes, 29 de agosto de 2022

La confusión de géneros (Ilan Duran Cohen, 2000)

 

Título original: La confusion des genres. Dirección: Ilan Duran Cohen. País: Francia. Año: 2000. Duración: 91 min. Género: Drama.  

Guión: Ilan Duran Cohen. Fotografía: Jeanne Lapoirie. Música: Jay-Jay Johanson. Montaje: Fabrice Rouaud. Dirección artística: Françoise Dupertuis. Vestuario: Barbara Kraft.  Producción: Didier Boujard, Pierrick Goter.

2 nominaciones a los Premios César 2000.

Fecha del estreno: 27 Diciembre 2000 (Francia)  

 

Reparto: Pascal Greggory (Alain), Nathalie Richard (Laurence), Julie Gayet (Babette), Alain Bashung (Etienne), Vincent Martinez (Marc), Cyrille Thouvenin (Christophe), Bulle Ogier (madre de Laurence), Nelly Borgeaud (madre de Alain), Valérie Stroh (Patricia).

 

Sinopsis:

Describe el estado de confusión en que vive un abogado bisexual que tiene relaciones tanto con hombres como con mujeres.

 

Comentarios:

Al principio de este film francés conocemos al protagonista en la cama por la que pasan varios amantes, masculinos y femeninos, sin que sepa muy bien con cual quedarse como pareja fija. Si la comedia está realizada con muy buen pulso y sentido del ritmo, el guión y los diálogos, bien estructurados, suenan y resuenan al irritante existencialismo de la fenecida Nouvelle Vague de los sesenta francés.

Nos encontramos con gente muy absurda que no sabe lo que quiere y que reacciona siempre de forma harto ilógica. Si técnicamente es irreprochable en su concepción muestra a veces la incomprensión de su autor al mundo de la bisexualidad que se confunde muy a menudo con homosexualidad.

Se presenta al protagonista como un ser que navega entre las dos orillas, pero un bisexual cree que las orillas no existen sino que sólo existe una que es el género humano. Un bisexual además es selectivo en la elección de parejas, no se interesa por todo el mundo de forma indiscriminada sino en función de sus gustos personales. Son fieles a sus parejas (o tríos si los hubiera) como el que más. Y siempre tienen las ideas muy claras.

Pero el personaje que nos ocupa no. Por su vida pasan varias personas, todas ellas muy inestables, y no se queda con ninguna porque él sí, no sabe lo que quiere. Tiene miedo a la convivencia, al compromiso. Es débil y cobarde. No sabe afrontar la vida cara a cara porque le falta valor, determinación y personalidad.

Ya he comentado que los diálogos de los personajes son completamente absurdos, como si se hubieran escapado todos del diván de un psiquiatra. Gentes que ante la vida reaccionan de forma inusual, extraña, ilógica.

Más que una confusión de géneros, título equívoco que describe la confusión sobre la bisexualidad de parte del mundo monosexual (heteros y gays), se presenta la confusión intelectual, la falta de madurez psicológica de unos seres que no saben ni de dónde vienen ni a donde van y que deambulan como zombis en un mundo que no comprenden. (Salvador Sáinz)

Recomendada (con reservas).




domingo, 28 de agosto de 2022

Ariaferma (Leonardo di Costanzo, 2021)


Título original: Ariaferma. Dirección: Leonardo di Costanzo. País: Italia. Año: 2021. Duración: 117 min. Género: Drama.

Guión: Leonardo di Costanzo, Bruno Oliviero, Valia Santella. Fotografía: Luca Bigazzi. Música: Pasquale Scialo. Producción: Carlo Cresto-Dina.

Sección Oficial (fuera de competición) del Festival de Venecia 2021. Premio David di Donatello al Mejor Guión y Mejor Actor (Silvio Orlando).

Fecha del estreno: 8 Abril 2022 (España)

 

Reparto: Toni Servillo, Silvio Orlando, Fabrizio Ferracane, Salvatore Striano, Roberto De Francesco, Antonio Buil, Giovanni Vastarella, Leonardo Capuano.

 

Sinopsis:

Una antigua prisión del siglo XIX, ubicada en una zona inaccesible e indeterminada del territorio italiano, está siendo abandonada. Por problemas burocráticos, los traslados están bloqueados, y quedan alrededor de una docena de presos, con pocos agentes, esperando nuevos destinos. En esa atmósfera extraña, poco a poco, las reglas parecen tener cada vez menos sentido, los protocolos se relajan y se vislumbran nuevas formas de relación entre los hombres que allí quedan.  

 

Comentarios: 

No hay apenas referencias en nuestra cartelera del cine anterior del director italiano Leonardo di Constanzo, pero sí, y muchas, de los dos protagonistas de su película, Toni Servillo y Silvio Orlando, dos actores (muy de Sorrentino ambos) de esos que le sugieren a la cámara hasta las notas a pie de página del guion. La historia ocurre en una vieja prisión que va a ser desmantelada y entre unos cuantos guardianes y los pocos presos que aún quedan por trasladar; es decir, un solo escenario, apenas unos días y unos cuantos personajes…, casi tiene el alma de una función de teatro. Servillo es el encargado de los funcionarios y Orlando es el líder entre los reclusos, lo que le permite a cada uno de ellos transmitir la mirada, el punto de vista, a ambos lados de los barrotes.

El director construye su puesta en escena con materiales muy cinematográficos, como la atmósfera, la rutina carcelaria, las sombras prisioneras o la tensión que se masca, y le añade sensaciones que salpican desde la pantalla, como el encierro compartido, las sutiles relaciones de poder, una cierta y general mirada compasiva y una rara y humanitaria comprensión de ida y vuelta. Hay varias tramas que se entrelazan en el argumento, desde los conflictos por la falta de personal y servicios hasta la más íntima que fuerza la aparición de un recluso joven (Giovanni Vastarella) y emocionalmente frágil que indirectamente ocasional el acercamiento entre los dos protagonistas y algunos momentos y conversaciones que le dan una segunda lectura, y hasta una segunda intriga, al argumento.

Puestos a ponerle un inconveniente a 'Ariaferma', que está sutilmente construida y tiene buenas interpretaciones (entre ellas la del aragonés Antonio Buil), este sería la falta de colmillo ante unas situaciones que el cine siempre nos presentó afiladas y punzantes. Una falta, digamos, de nervio y nervios. (Oti Rodríguez Marchante)

Recomendada.




sábado, 27 de agosto de 2022

Series de TV: La fortuna (2021)

 

Título original: La fortuna. Temporada: 1. Episodios: 6. Año: 2021. País: España. Género: Aventuras, Thriller. Estreno: 30 Septiembre 2021 (Movistar+).

Nominada a Mejor Serie Dramática en los Premios Feroz 2021.

Creación: Alejandro Amenábar. Dirección: Alejandro Amenábar. Guión: Alejandro Amenábar, Alejandro Hernández (basado en un cómic “El tesoro del cisne negro” de Paco Roca, Guillermo Corral). Fotografía: Alex Catalán. Música: Roque Baños. Montaje: Carolina Martínez Urbina. Producción: Fernando Bovaira.

 

Reparto: Álvaro Mel (Alex), Ana Polvorosa (Lucía), Stanley Tucci (Frank), Clarke Peters (Jonás), T'Nia Miller (Susan), Karra Elejalde (Enrique), Manolo Solo (Horacio), Pedro Casablanc (Embajador Arribas), Blanca Portillo (Zeta), Alfonso Lara (Mazas), Mari Carmen Sánchez (Pilar), Juan Carlos Vellido (Lucas), Duncan Pow (Tony), Jimmy Shaw (Billy), Vicente Vergara, Misa D'Angelo, Deborah Domínguez, Ryan Ford, Marjorie E. Glantz, Delcan Joyce, Jorge Asín, José Emilio Vera, Ignacio Ysasi, Rick Zingale, Artur Busquets, Ramón Agirre, Sebastián Haro.

 

Sinopsis:

Álex Ventura, un joven e inexperto diplomático, se ve convertido sin proponérselo en el líder de una misión que pondrá a prueba todas sus convicciones: recuperar el tesoro submarino robado por Frank Wild, un aventurero que recorre el mundo saqueando el patrimonio común de las profundidades del mar. Conformando un singular equipo con Lucía, una funcionaria de armas tomar, y Jonas Pierce, un brillante abogado norteamericano apasionado por las viejas historias de piratas, Álex emprenderá la aventura de su vida, descubriendo la importancia del amor, la amistad y el compromiso con aquello en lo que uno cree.

 

Comentarios:

Hay pocos directores españoles cuyo nombre sea una marca. Cuyos apellidos hagan que la gente quiera ver su última creación -ya sea una película o una serie-. Quizás, ese privilegio pertenezca a tres nombres como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar y Juan Antonio Bayona. Sus películas son eventos que arrastran a la gente al cine. Hay que ver ‘lo último de…’. Da igual quién la protagonice, queremos ver qué ha salido de la mente de estos creadores que nos han dado grandes momentos en las últimas décadas.

Por eso, las expectativas ante La Fortuna, la primera serie de Alejandro Amenábar, son tan altas. Por eso y porque es, sin duda, una de las apuestas más grandes que Movistar+ ha acometido desde su departamento de ficción. Puede que desde La Peste, de Alberto Rodríguez, no nos encontráramos con una obra de un tamaño tan descomunal. Amenábar ha puesto toda la carne en el asador para su primera miniserie, que adapta el cómic de Paco Roca El tesoro del cisne negro.

A priori, la materia prima, era perfecta para el director. Un cómic de aventuras, que coge como telón de fondo el expolio marítimo que barcos como el Odyssey realizaron. Y que mezcla investigación, thriller de aventuras, historia de amor y hasta un puntito de recreación histórica. Un reto a niveles de producción, pero también a niveles narrativos. Trenzar todas las historias sin que una se coma a la otra.

Después de ver La Fortuna uno puede decir que se nota que Amenábar se ha dejado la piel, y que el resultado es una serie entretenida, con pulso, a ratos espectacular, que nunca termina de ser la gran obra que todos esperábamos. Su principal problema viene de una de las tramas narrativas, esa historia de amor entre una joven de Podemos y un chico del PP que suena a cliché, impostada y con diálogos imposibles. Al final, esa trama, que involucra a los dos protagonistas, tiene demasiado peso y acaba manchando al resto, que son las que muestran todo el potencial de la serie.



Porque La Fortuna es una divertidísima serie de aventuras, en la que Amenábar recupera el espíritu del cine lúdico de sus admirados Spielberg y Cameron en sus mejores momentos. Tiene una batalla naval que cumple, un thriller de abogados rodado con pulso y una trama de investigación y suspense que es donde el director saca sus mejores momentos. Se nota que Amenábar sigue teniendo pulso, y consigue su Tintín patrio.

Ese desequilibrio también se nota en los intérpretes. Álvaro Mel tiene el look perfecto para ser nuestro Tintín, y un rostro muy expresivo con el que se juega constantemente, pero nunca termina de pillar el tono del todo a su personaje. Lo contrario de Karra Elejalde, que roba la función como el ministro de Cultura malhablado que decide que ya está bien de que la Cultura sea el último mono de la feria.

Elejalde -que ya coincidió con Amenábar en Mientras dure la guerra (2019)-, está divertido, brillante y llena la pantalla de carisma. Es el personaje que el espectador quiere ver más y más. Sus escenas de politiqueo rezuman un aroma berlanguiano divertido que añade humor a la aventura. Y siempre hay que volver a reconocer el trabajo de Manolo Solo, que vuelve a brillar en un papel secundario.

Es interesante el punto de vista elegido para contar esta odisea, el de esos funcionarios que nunca vemos en el cine o en las series. Que uno de ellos sea nuestro Tintín es un giro divertido que la historia aprovecha. Y es en esa historia donde Amenábar debería haberse centrado del todo. La trama romántica nunca cuaja, es tópica. Eso sí, nadie puede acusarle de no ser coherente, ya que a través de ella el director vuelve al mensaje que centraba Mientras dure la guerra, el de la convivencia en tiempos de crispación.

Mucho más potente es la reivindicación de nuestro patrimonio y la crítica al desdén de las autoridades públicas, que nunca han cuidado ni protegido lo nuestro. Pecios abandonados, iglesias que se caen o subvenciones pírricas al cine. Da igual. Al final se trata de lo mismo, del poco interés hacia lo nuestro. Una serie que se ve con gusto, que es entretenida y con un punto espectacular, pero que se queda varios pasos por detrás de lo que esperamos siempre de alguien como Alejandro Amenábar. (Javier Zurro)

Recomendada (con reservas).




viernes, 26 de agosto de 2022

Arthur Rambo (Laurent Cantet, 2021)

 

Título original: Arthur Rambo. Dirección: Laurent Cantet. País: Francia. Año: 2021. Duración: 87 min. Género: Drama.  

Guión: Fanny Burdino, Laurent Cantet, Samuel Doux. Fotografía: Pierre Milon. Música: Chloé Thévenin. Producción: Memento Films Production, France 2 Cinema, Les Films de Pierre.

Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián 2021.

Fecha del estreno: 22 Abril 2022 (España)

 

Reparto: Rabah Nait Oufella, Antoine Reinartz, Aleksandra Yermak, Sofian Khammes, Anaël Snoek.

 

Sinopsis:

¿Quién es Karim D.? ¿El nuevo escritor, joven y comprometido, del que los medios nunca tienen suficiente? ¿O su alias, Arthur Rambo, autor de mensajes alimentados por el odio que se escribieron hace tiempo y que se extrajeron, un día, de los sitios web de las redes sociales?

 

Comentarios: 

Hay cineastas que no temen a la actualidad y en esa urgencia se la juegan. El francés Laurent Cantet es uno de ellos y su último trabajo, Arthur Rambo, se suma a una filmografía atenta a las barreras sociales de su país y a los personajes situados en los márgenes. Esta vez, el director de La clase entra en el complejo debate de las redes sociales a través del ascenso y caída de un ídolo viral atrapado en el escrutinio de miles de seguidores sin piedad.

Si la reciente France, de Bruno Dumont, llevaba al límite (también de la paciencia) el circo de cinco pistas en el que se ha convertido cierto tipo de selfiperiodismo, Arthur Rambo se asoma con intenciones más realistas, pero en su base igual de esperpénticas, a un acontecimiento que por desgracia tampoco es excepcional: un juicio popular a golpe de clic.

Un joven escritor y bloguero francés de origen argelino (Karim D.) logra el reconocimiento por su primera novela. El contrato con una gran editorial representa la triunfal entrada en la industria y el sistema cultural de un país elitista. Todo el mundo lo adula y le hace la pelota hasta que en apenas unas horas las amables sonrisas se tornan en muecas y desplantes.

Tras Karim D., nombre del joven autor, renace su alias del pasado, Arthur Rambo, un humorista que se ganó a sus primeros seguidores en las redes burlándose de un amplio muestrario de temas sensibles. Chistes xenófobos, misóginos, antisemitas y negacionistas. Chistes rabiosos contra todo y contra todos cuya gracia final es que acaban volviéndose contra él.

Cantet, que lanza preguntas sin respuesta sobre turbas invisibles capaces de doblegar las leyes del mercado, retrata con sobrada mala baba el mundo editorial y esas fiestas en las que sus empleados pelean por bailar con el escritor emergente de turno. Por el contrario, la simpatía del director por su dudoso protagonista resulta algo confusa y, pese a que Cantet se preocupa por mantener cierta distancia con él, hay algo en la manera de retratar a Karim D/Arthur Rambo y a su entorno (especialmente cuando emerge un personaje tan crucial como su hermano pequeño) que le resta fuerza a la película, como si el cineasta se metiese en un jardín del que, como la mayoría, no sabe bien cómo salir. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada (con reservas).




jueves, 25 de agosto de 2022

El verano según Éric Rohmer

 


Tenía que suceder. Tenía que ponerle nombre, por fin: Cuento de verano (1996) se llama, con toda propiedad, el que en realidad es el sexto 'cuento de verano', de una filmografía, la de Éric Rohmer, que había comenzado –treinta y siete años antes– con otro relato que exploraba ya el tiempo detenido del mes de agosto (El signo de Leo, 1959). Tiempo de calor, de holganza y de parálisis, tan solo aparente.

 

Tiempo de relajación que, para este cineasta (el más veraniego de todos), coincide con la apertura de un tiempo suspendido –de ocio, de descanso o de vacaciones– que para él es equiparable al 'tiempo vacío’ hitchcockiano. Tiempo de disolución de las certezas, el verano rohmeriano es también la ocasión para que sus personajes se liberen (o así lo crean, aunque no sea del todo cierto) de ataduras familiares, sociales o morales. Tiempo de emociones furtivas y tentaciones amorosas.

 

Ya transcurran sus ficciones en el agosto caluroso de las calles parisinas y de los muelles del Sena (El signo de Leo), en una villa de Saint-Tropez a orillas del Mediterráneo durante unas semanas de julio (La coleccionista, 1966), en una mansión campestre de Talloires junto al lago de Annecy, entre el 29 de junio y el 29 de julio (La rodilla de Clara, 1970), en las playas de Normandía cercanas al Mont Saint-Michel durante siete días de agosto (Pauline en la playa, 1982), en las costas vascas de Biarritz y de San Juan de Luz entre el 2 de julio y el 4 de agosto (El rayo verde, 1986), o en las playas de Bretaña entre el 17 de julio y el 6 de agosto (Cuento de verano)…, estamos siempre en el territorio favorito de la dramaturgia rohmeriana, campo de juego privilegiado para el despliegue de las miradas sobre los objetos de deseo.

 

Entre otras cosas, porque la ficción de sus relatos transcurre siempre en las mismas fechas en las que se filman las imágenes. "La autenticidad geográfica, meteorológica y cronométrica del cine de Rohmer no tiene precedentes en ningún otro director contemporáneo", escribía en su día el crítico José Luis Guarner.

 

El pegajoso calor urbano de la canícula parisina pesa de manera determinante en la progresiva degradación física del protagonista en una película cuyo título alude al signo del zodiaco ubicado entre el 22 de julio y el 23 de agosto (El signo de Leo): una de las obras fundadoras de la Nouvelle Vague que hoy podemos contemplar, además, como un aviso de lo que estaba por venir. Porque después llegarán cinco entregas veraniegas más.

Cuenta Françoise Etchegaray en su apasionante libro Cuentos de los mil y un Rohmer (ECAM-DAMA-Caimán, 2022) que, durante la preparación de Cuento de verano, el cineasta le explicaba al actor Melvil Poupaud que iba a "interpretar muchas escenas junto al mar y que tendremos que entenderlo pese al ruido de las olas, la marea y los vientos. Hablar alto y articular bien, ese es el secreto". El mar, las olas, la marea, los vientos… La textura del verano y de la naturaleza en acción. El cine de Rohmer en estado puro.

 

Las cálidas tonalidades mediterráneas impregnan la luz natural a orillas del mar en un filme (La coleccionista) en el que Adrien (Patrick Bauchau) aspira a "llevar el ocio hasta un grado no alcanzado jamás". El ruido del agua, de los grillos y el canto del gallo, las hierbas y los árboles del campo, el deslizamiento de la luz y de la sombra… configuran la dimensión casi panteísta, contemplativa, carnal y relajada del estío en una película de estirpe renoiriana.

 

Fotograma "La coleccionista"

A su vez, las lluvias de finales de julio propician el encuentro decisivo entre Jerôme y Claire cuando se desata la tormenta en el lago de Annecy: secuencia-núcleo de un filme (La rodilla de Clara) que nace de un episodio veraniego de las Confesiones de Rousseau ('El idilio del huerto de los cerezos'), y en el que todos los personajes se acarician y se tocan de manera incesante en una atmósfera de serena luminosidad propiciada por la textura climática del entorno y por la disponibilidad de las horas de ocio.

 

Fotograma de "La rodilla de Clara"

El tiempo vacío de las vacaciones y los paseos por la playa articulan los vaivenes del deseo y un rondó de expectativas poliédricas en Pauline en la playa: un filme que nace, precisamente, de una obra de teatro titulada Les vacances, que Rohmer había empezado a escribir a principios de los años cincuenta.

 

Fotograma de "Pauline en la playa"

De la misma manera que El rayo verde nace de un antiguo esbozo en el que el cineasta escribe: "El sol, los cuerpos, la montaña, ecología, soledad-multitud, vacaciones-trabajo, encuentros, suerte, cartas, horóscopos…"; un conjunto de ideas que después dará lugar a sucesivos títulos de trabajo: La paseante, Un romance de vacaciones y, finalmente, Les Aoûtiennes (Las veraneantes de agosto).

 

Fotograma de "El rayo verde"

Y así hasta llegar al Cuento de verano, donde Rohmer, para retratar a Gaspard (Melvil Poupaud), un personaje para quien no hay más horizonte que el del instante presente, que carece de puntos de anclaje y que parece moverse casi por el vaivén de las mareas, o lo que es igual, por el influjo de la Luna, necesita controlar el horario diario de estas.

 

A la postre, Gaspard encuentra a Margot (Amanda Langlet) en la Crêperie del Claro de Luna, a la segunda chica en un pueblo llamado Saint Lunaire, mientras que los nombres de esta última y de su novia inicial son, respectivamente, Solène y Léna, sendos juegos de aliteración sonora a partir de Selene, el nombre que recibe la diosa de la Luna en la mitología griega. Ficciones que se instalan en esa pausa fugaz y evanescente del verano, en la que solo puede vivirse la conciencia de un presente permanentemente sustituido por el momento siguiente.

 

A la captura de ese pálpito transitivo, efímero y perecedero del instante, de la revelación 'epifánica' que sacude los cimientos interiores de 'sus criaturas (con el 'rayo verde' como figura emblemática), Éric Rohmer hace del verano su herramienta fundamental para explorar esas encrucijadas por las que no se interesan las ficciones tradicionales, esas sacudidas emocionales que, según sus propias palabras, "escapan al contador de historias, ya sea cineasta o novelista". (Carlos F. Heredero)



Fotograma de "Cuento de verano"


miércoles, 24 de agosto de 2022

El perdón (Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha, 2020)

 

Título original: Ghasideyeh gave sefid. Dirección: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha. País: Irán. Año: 2020. Duración: 105 min. Género: Drama.   

Guión: Mehrdad Kouroshniya, Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha. Fotografía: Amin Jaferi. Producción: Caractères Productions, Filmsazan Cooperation.

Sección Oficial del Festival de Cine de Berlín 2021. Premio a la Mejor Dirección Novel en el Festival de Cine de Valladolid (SEMINCI 2021).

Fecha del estreno: 3 Junio 2022 (España).

 

Reparto: Maryam Moghadam, Alireza Sani Far, Pouria Rahimi, Avin Poor Raoufi, Farid Ghobadi, Lili Farhadpour, Pejvak Imani.

 

Sinopsis:

Una mujer cuyo marido es ejecutado pasa por apuros a la hora de cuidar de su hija minusválida. Pese a sus problemas, la familia de su antiguo cónyuge insiste en que debe casarse con su hermano y permanecer con ellos. Posteriormente descubren que la sentencia de muerte es errónea y que el principal sospechoso es en realidad el único testigo que incriminó a su marido.

 

Comentarios:

La actriz y aquí directora debutante Maryam Moghadam construye, junto a su marido, Behtash Sanaeeha, una película terrible y que denuncia también el ‘todo a la vez y en todas partes’ de la situación de la Justicia, de la mujer y de las relaciones kafkianas en la sociedad iraní, y lo hace con una historia basada en la de su propia madre y su familia.

El argumento se reduce a la estrujada existencia de una mujer (que interpreta ella, Maryam Moghadam) a cuyo marido condenan a muerte y se queda sola, desvalida, acosada por el sistema y con una pequeña hija sordomuda; pero el relato no solo pretende ser contado, sino también destilar tantas cuestiones morales y tanta incongruencia oficial, social y personal, desde la pena de muerte, a la culpa, al perdón o a ese malentendido atávico del ojo por ojo.

La profundidad del drama y de los dilemas éticos es rotunda y están expuestos con elocuencia y sentimientos, también con una reflexiva carga de lirismo (la imagen que abre la película es la de una vaca en medio del patio de una cárcel, con hombre y mujeres de espaldas a la pared y frente a frente) y una magnífica y sencilla puesta en escena. Con una muy grande y sufrida interpretación de la directora, Moghadam, que construye su personaje con humanidad pero también con resquicios para la paradoja, pues realmente su desamparo la dirige a un lugar no excesivamente lejano sobre lo justo, lo legal, la inocencia del culpable y la necesidad del resarcimiento, aunque ‘El perdón’ opta por un desenlace que deja en el espectador una balanza con dos pesos encima para que elija como se repara lo irreparable. (Oti Rodríguez Marchante)

Recomendada.




martes, 23 de agosto de 2022

Jirí Menzel (1938-2020)

 

“Las cosas serias me aburren un poco”. Cada vez que podía, Jirí Menzel lo soltaba en una entrevista, y aseguraba que ese había sido su mandamiento en la vida. Que además había tenido un poco de suerte con los premios en la vida, y así parecía desmerecer su carrera, que sin embargo es una de las más brillantes del cine europeo, y realizada en tiempos extremadamente convulsos. Su fallecimiento el 5 de septiembre de 2020, a los 82 años, en su casa, anunciado al día siguiente en Facebook por su esposa y productora, Olga Menzelova, que contó que desde 2017 tras una cirugía cerebral Menzel había encadenado problemas de salud, cierra así el currículo de un creador amante de la sátira, de la ironía ante las grandes dudas de la vida y maestro en el arte de la comedia negra.

 

Entre otros galardones, Jirí Menzel ganó el Oscar con Trenes rigurosamente vigilados (1966), una de sus seis adaptaciones de trabajos del escritor Bohumil Hrabal, y volvió a ser candidato con Mi dulce pueblecito (1986). Tanto Trenes rigurosamente vigilados como Alondras en el alambre (1969) -que describía la vida en un campo de trabajo de unos jóvenes acusados de comportamiento burgués a finales de los años cuarenta- estuvieron prohibidas en su país hasta la Revolución de Terciopelo en 1989, que acabó con décadas de dictadura comunista. De ahí que Alondras en el alambre ganara el Oso de Oro de Berlín de 1990. Su último trabajo estrenado en España, Yo serví al rey de Inglaterra (2006), también se basaba en una novela de Hrabal, al que conoció en 1964, cuando junto con otros cineastas, como Vera Chytilová, otra grande del nuevo cine checo, adaptaron varios cuentos cortos suyos en la película de episodios Perlas en el fondo del agua (1965), tras diplomarse en Dirección de Cine en 1962.

 


Ahí arrancó ese movimiento, que dio su primera campanada con el Oscar de 1968 a Trenes rigurosamente vigilados, debut en solitario en el largometraje de Menzel -tenía 30 años cuando obtuvo el galardón de Hollywood-, protagonizada por un aprendiz de guarda ferroviario desesperado con sus fracasos amorosos en una estación de tren de un pequeño pueblo (el edificio era real y en 2017 se convirtió en museo), y que por ello decide suicidarse antes de convertirse en héroe de la resistencia contra los nazis. “No lo hubiera conseguido si no fuera por gente como Milos Forman, Vera Chytilová y Jan Nemec, que dieron un vuelo insospechado al cine checo”, y que tenían en común ser una “reacción natural a la falta de honradez de las películas ideológicas precedentes”, recordaba en la promoción de Yo serví al rey de Inglaterra.

 

Menzel, que nació en Praga en febrero de 1938, decidió quedarse en su país tras la entrada de los tanques del Pacto de Varsovia que acabaron con la Primavera de Praga en agosto de 1968, al contrario que Milos Forman, que prefirió el exilio. “Yo sabía cuáles eran mis obligaciones, y mi deber era quedarme allí y hacer películas para mis compatriotas”, recordaba, sin por ello acusar de nada a Forman. “Hrabal y yo apostamos por seguir haciendo ironía, contando la vida con comedias”, aseguraba el cineasta, que veía en ese nuevo cine checo “una huida de filmes marcados por ideología bolchevique y una apuesta por un punto de vista satírico realizado desde el mismo interior de las historias, no desde fuera”. Y remataba: “La buena comedia es sobre temas serios. Cuando se empieza a hablar de manera seria sobre cosas serias, se suele acabar cayendo en el ridículo”.

 

Además de su larga trayectoria como director de cine, que acabó en 2013 con Donsajni, Jirí Menzel dirigió teatro, fue profesor de cine (uno de sus alumnos en la Academia de Praga fue Emir Kusturica), y actuó en más de 70 producciones audiovisuales: en 2018 se proyectó en una sesión especial en la Berlinale Sin olvido, que coprotagonizaba junto a Peter Simonischek (Toni Erdmann) y que se ha convertido en su última película. (Gregorio Belinchón)