Título original: Ghasideyeh gave sefid. Dirección: Maryam Moghadam, Behtash
Sanaeeha. País: Irán. Año: 2020. Duración: 105 min. Género:
Drama.
Guión: Mehrdad Kouroshniya,
Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha. Fotografía:
Amin Jaferi. Producción: Caractères
Productions, Filmsazan Cooperation.
Sección Oficial del
Festival de Cine de Berlín 2021. Premio a la Mejor Dirección Novel en el Festival de Cine de
Valladolid (SEMINCI 2021).
Fecha del estreno: 3 Junio 2022
(España).
Reparto: Maryam Moghadam, Alireza
Sani Far, Pouria Rahimi, Avin Poor Raoufi, Farid Ghobadi, Lili Farhadpour,
Pejvak Imani.
Sinopsis:
Una mujer cuyo marido es ejecutado pasa por apuros a la hora de cuidar de su hija minusválida. Pese a sus problemas, la familia de su antiguo cónyuge insiste en que debe casarse con su hermano y permanecer con ellos. Posteriormente descubren que la sentencia de muerte es errónea y que el principal sospechoso es en realidad el único testigo que incriminó a su marido.
Comentarios:
La actriz y aquí
directora debutante Maryam Moghadam construye, junto a su marido, Behtash
Sanaeeha, una película terrible y que denuncia también el ‘todo a la vez y en
todas partes’ de la situación de la Justicia, de la mujer y de las relaciones
kafkianas en la sociedad iraní, y lo hace con una historia basada en la de su
propia madre y su familia.
El argumento se reduce a
la estrujada existencia de una mujer (que interpreta ella, Maryam Moghadam) a
cuyo marido condenan a muerte y se queda sola, desvalida, acosada por el
sistema y con una pequeña hija sordomuda; pero el relato no solo pretende ser
contado, sino también destilar tantas cuestiones morales y tanta incongruencia
oficial, social y personal, desde la pena de muerte, a la culpa, al perdón o a
ese malentendido atávico del ojo por ojo.
La profundidad del drama
y de los dilemas éticos es rotunda y están expuestos con elocuencia y
sentimientos, también con una reflexiva carga de lirismo (la imagen que abre la
película es la de una vaca en medio del patio de una cárcel, con hombre y
mujeres de espaldas a la pared y frente a frente) y una magnífica y sencilla
puesta en escena. Con una muy grande y sufrida interpretación de la directora,
Moghadam, que construye su personaje con humanidad pero también con resquicios
para la paradoja, pues realmente su desamparo la dirige a un lugar no
excesivamente lejano sobre lo justo, lo legal, la inocencia del culpable y la
necesidad del resarcimiento, aunque ‘El perdón’ opta por un desenlace que deja
en el espectador una balanza con dos pesos encima para que elija como se repara
lo irreparable. (Oti Rodríguez Marchante)
Recomendada.
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