Título
original: Nuovo Cinema Paradiso. Dirección: Giuseppe
Tornatore. País: Italia. Año: 1988. Duración: 155 min. Género:
Comedia dramática.
Guión: Giuseppe Tornatore. Música: Ennio Morricone. Fotografía: Blasco Giurato. Montaje: Mario Morra. Producción: Franco Cristaldi, Giovanna
Romagnoli.
Oscar a la Mejor Película
de habla no inglesa 1989. Globo de Oro a la Mejor Película de habla no inglesa
1989. BAFTA 1988 a la Mejor Película de habla no inglesa. Premio Especial del
Jurado en el Festival de Cine de Cannes 1989.
Fecha del estreno: 18 Diciembre 1989 (España).
Reparto:
Philippe Noiret, Marco Leonardi, Salvatore
Cascio, Jacques Perrin, Agnese Nano, Brigitte Fossey, Antonella Attili, Enzo
Cannavale, Isa Danieli, Leo Gullotta, Pupella Maggio, Leopoldo Trieste.
Sinopsis:
'Cinema Paradiso' es una
historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un
pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir al cine. Subyugado por
las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia;
pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios
y secretos que se ocultan detrás de una película. Salvatore va creciendo y
llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. Treinta
años después recibe un mensaje, en el que le comunican que debe volver a casa.
Comentarios:
No resulta extraño que
tras la larga y sufrida espera a la que ha debido de enfrentarse todo cinéfilo
durante estos últimos y complicados meses, el cine vuelva con una de las cartas
de amor más célebre dirigida al séptimo arte. La obra más popular de Giuseppe
Tornatore nos contagia el espíritu soñador y romántico de todo aquel que
encontró en el cine, desde su más tierna infancia, un refugio de esperanza. De
esta forma, los cines recobran la vida que les fue arrebatada para, ahora,
enamorar a todos como lo hizo el Cinema Paradiso con el pequeño Totò (Salvatore
Cascio).
El relato en el que nos
introduce Cinema Paradiso es el inocente y melancólico recuerdo de la
infancia de su protagonista. Acompañamos a Totò a través de su
autodescubrimiento y de su crecimiento, que nos transporta desde un remoto
pueblo del sur de Italia, donde el cine supone el mayor entretenimiento de sus
habitantes, hasta la capital italiana, en la que el cine se respira en todas sus
calles. Además de la conmovedora historia de Totò, Tornatore nos presenta la
vida de Giancaldo, el pequeño pueblo siciliano en el transcurre la narración,
donde sus pintorescos personajes se reúnen en el cine para vivirlo,
amontonándose para disfrutar de esas ficciones lejanas, rodeados de gritos,
risas, lloros, escupitajos y emociones. El director nos muestra las dos vidas
que coexisten en la sala de cine, aquella que narra la historia que se proyecta
en la pantalla y aquella que se respira en las butacas y pasillos que componen
la sala, y cuya unión crea esa realidad colectiva casi mágica que se siente al
asistir a una gran obra.
Y mientras nos adentramos
en ese universo remoto que se siente al mismo tiempo tan próximo como cualquier
cuento de nuestra infancia, encontramos escondido, tras las cortinas que dan
paso a la sala de cine, al joven Salvatore Di Vita (Totò) que observa fascinado
y con una enorme sonrisa en su rostro, las imágenes que se proyectan en la
pantalla. Guiado por esa fascinación, se las ingenia para introducirse en ese
misterioso y cautivante mundo del Cinema Paradiso, cuyo control y
protección sustenta con cariño un hombre mayor y solitario llamado Alfredo
(Philippe Noiret).
La historia de amor que
nos presenta Tornatore en Cinema Paradiso se divide en tres etapas
distintas marcadas por la niñez, la adolescencia y la adultez representando
cada una de ellas una clase de amor diferente: el paternal, el romántico y el
realista respectivamente. Ese amor será personificado inicialmente por Alfredo,
que no solo sustituye la figura del ausente padre de Totò, pero además encarna
el proceso mismo de creación cinematográfica, al dar vida con sus propias manos
a las historias que habitan la sala de cine. Más adelante, es Elena (Agnese
Nano), la joven de ojos azules que enamora al Totò adolescente, quien le
permite conocer la felicidad y la aflicción del primer gran amor además de
convertirse en su musa, capturando su imagen a través de su cámara. Y no es
hasta la madurez que triunfa el amor más auténtico y puro de todos, en el que
convergen los anteriores, aquel que existió desde el inicio y que nunca
abandonó al ahora ya no tan joven Totò: el amor por el cine.
La pasión por el séptimo
arte se cuela en todos los rincones de la obra de Tornatore, ya no solo a
partir de los clásicos que se proyectan en el cine y los fotogramas y pósters
que inundan la cabina de proyección, también gracias a las vidas de todas las
personas que habitan el pueblo de Giancaldo. Su atracción se hace evidente en
los ojos del pequeño Totò y se manifiesta en los sicilianos que tratan
desesperadamente de captar las imágenes del celuloide, aunque tengan que llegar
a éstas a través de la pared de la casa de un vecino o en barca. Este amor
llega a su clímax en el emotivo final de Cinema Paradiso, cuando las
luces se apagan una vez más y el silencio de una sala ya solo habitada por
Totò, cesa al escucharse el rollo de película avanzar. Entonces, la pantalla de
cine se ilumina junto a los ojos y la sonrisa de Salvatore, que vuelve a ser el
pequeño Totò al igual que el espectador que contempla la película, y la
conmovedora música –que se ha convertido ya en todo un clásico del maestro
Ennio Morricone– nos traslada una vez más al recuerdo del Cinema Paradiso.
Y cuando la película finaliza, se recuerda por qué se ama al cine y por qué
siempre se vuelve a él. (Violeta Cusac)
Recomendada.
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