Rebelión en las aulas (James Clavell, 1967)

 

Título original: To Sir, with Love. Dirección: James Clavell. País: Reino Unido. Año: 1967. Duración: 105 min. Género: Drama.

Guión: James Clavell (basado en la novela de E.R. Braithwaite). Fotografía: Paul Beeson. Música: Ron Grainer. Montaje: Peter Thornton. Producción: James Clavell (Columbia Pictures).

Nominada a Mejor Dirección por el Sindicato de Directores (DGA) 1967.

Fecha del estreno: 16 Octubre 1968 (España).

 

Reparto: Sidney Poitier (Mark Thackeray), Christian Roberts (Bert Denham), Judy Geeson (Pamela Dare), Suzy Kendall (Gillian Blanchard), Ann Bell (Mrs. Dare), Lulu (Barbara "Babs" Pegg), Geoffrey Bayldon (Theo Weston), Faith Brook (Grace Evans), Patricia Routledge (Clinty Clintridge), Chris Chittell (Potter), Adrienne Posta (Moira Joseph), Rita Webb (Mrs. Joseph), Marianne Stone (Gert).

 

Sinopsis:

Mark Thackeray, un ingeniero negro sin trabajo, acepta un empleo como profesor de un grupo de estudiantes bastante conflictivos en una escuela de la periferia de Londres. Sus alumnos son insolentes y groseros pero, en el fondo, no tienen malos sentimientos. Al principio intenta ganarse su confianza utilizando los métodos tradicionales, pero fracasa tan estrepitosamente que no tendrá más remedio que recurrir a otras fórmulas.

 

Comentarios:

Uno sólo se acuerda en la vida de tres tipos de profesores: los que lo sensibilizaron con unas clases brillantes y lo ayudaron a ser persona; los que lo hicieron reír con sus anécdotas y cuentos… y los que le amargaron la vida con sus salidas en falso. Del resto, hasta sus nombres los olvidamos. Fueron fantasmas que pasaron sin dejar huella.

Mark Thachary será de los primeros. Es un ingeniero electrónico que va a desempeñarse por primera vez como docente. Es negro y llega a un colegio de blancos en una época donde el racismo está en todo su auge (aunque este absurdo, parece que apenas ahora, va a empezar a cambiar).

Estamos en North Quay, un suburbio de Londres. Thachary es sereno, ecuánime y poseedor de una gran dignidad. Las cosas para él no son fáciles. Sus alumnos son chicos carentes de afecto, de acompañamiento y se les ha tratado siempre como a niños malcriados.

Cuando Thachary conoce esta penosa realidad, decide aplicar su propia técnica y entonces acudimos a una guerra de emociones y de sentimientos encontrados, de tolerancia y de férrea resistencia, sólo mediante lo cual es posible triunfar en cualquier tarea difícil.

James Clavell, un australiano que pasó la mitad de la segunda guerra mundial en un campo de concentración japonés, y quien luego, nacionalizado en los EEUU, se convertiría en un acreditado dramaturgo, novelista, guionista, productor y director, es el responsable de esta notable película, que da cuenta de un tema candente que no ha perdido ni un ápice de actualidad.

Las escuelas continúan plagadas por el vandalismo y la presión psicológica desde ambos bandos (docentes y alumnos). Se sigue exterminando sueños y transmitiendo bazofia. Se enseña sin ejemplo y se es maestro sin vocación. Se sigue creyendo que es en el colegio donde se forman los niños, mientras que la educación en el hogar se abandona por completo. Se asume como método la memorización, pero no se enseña a pensar ni a investigar. El tedio y el hastío son las emociones de cada día y el día se hace largo, cada vez más largo, hasta que por fin suena la gloriosa campana que autoriza la salida.

Sidney Poitier se comporta lúcido y preciso en el difícil rol del maestro que parece tenerlo todo en su contra. Antes, en “Semilla de maldad”, otra brillante historia sobre las escuelas que dirigiera Richard Brooks, él era el alumno difícil. Ahora asume la tarea de ser sendero, fiel a su objetivo de dignificar, con su obra, a los hombres de su raza. Y Mark Thachary se convierte en un profesor ejemplar que debería ser considerado como una pequeña luz para el cambio que aún espera la educación de hoy.

“Rebelión en las aulas” es una película necesaria. Su historia es preciso recordarla. Como decía muy sabiamente alguien: “La educación es la habilidad para extraer la grandeza que posee cada ser humano”. (Luis G. Cardona)

Recomendada.