Título original: Die Wannseekonferenz. Dirección: Matti Geschonneck. País: Alemania. Año: 2022. Duración: 108
min. Género: Drama.
Guión: Magnus Vattrodt, Paul
Mommertz. Fotografía: Theo Bierkens. Producción: Constantin Television, ZDF.
Fecha del estreno: 6 Mayo 2022
(España)
Reparto: Philipp Hochmair,
Johannes Allmayer, Maximilian Brückner, Matthias Bundschuh, Fabián Busch, Jakob
Diehl, Lilli Fichtner, Godehard Giese, Peter Jordan, Arnd Klawitter, Frederic
Linkemann, Thomas Loibl, Sascha Nathan, Markus Schleinzer, Simon Schwarz, Rafael
Stachowiak.
Sinopsis:
El 20 de enero de 1942,
destacados representantes del régimen nazi alemán se reunieron en una villa de
Berlín-Wannsee para una reunión que pasó a la historia como la Conferencia de
Wannsee, en la que se decidió el asesinato sistemático de 11 millones de
judíos.
Comentarios:
Cuenta Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén, ensayo de la
escritora alemana sobre el juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann y
sobre las causas que propiciaron el Holocausto, que durante los interrogatorios
de la policía israelí tras su detención, alguien le cuestionó si no creía que
la orden de “evitar sufrimientos innecesarios” era un tanto irónica, “habida
cuenta de que el destino de las víctimas no podía ser otro que la muerte”, pero
que Eichmann ni siquiera comprendió el significado de la pregunta: “En su mente
llevaba firmemente anclada la idea de que el pecado imperdonable no era el de
matar, sino el de causar dolor innecesario”.
Este extracto de la
crónica de Arendt, terrible en su frialdad, refleja bien las características
de, al menos, una parte de los criminales nazis. Entre otros, los que se
reunieron el 20 de enero de 1942 en una villa de Wannsee, a las afueras de
Berlín, con el fin de encontrar una “solución final” para los judíos:
representantes de las SS y de varios ministerios gubernamentales, protagonistas
únicos de la interesante película alemana La
conferencia, dirigida por Matti Geschonneck a partir de las actas del
miserable evento, ambientada casi en su totalidad en la sala donde, sentados
alrededor de unas mesas, se decidió el cruel destino de millones de judíos en
las cámaras de gas.
—¿De cuántos judíos
estamos hablando?
—De 11 millones.
Este diálogo entre dos de
los gerifaltes, expuesto de un modo rutinario, como si se estuviese hablando de
tomates o de piezas para automóviles, surge poco después de que se expongan las
dificultades del sistema de traslado en camiones para luego dispararles en la
cabeza o fusilarlos. Básicamente, se tardaba mucho y resultaba demasiado caro,
incluso por el gasto de la munición, teniendo en cuenta “lo necesaria que es en
tiempo de guerra”.
Geschonneck, en su tercer
largometraje, y primero estrenado en España, asume con buen criterio que no
puede hacer nada en su puesta en escena que enturbie la gelidez de las palabras
y los planes de aquellos hombres. De modo que, en un espacio cerrado y
únicamente con el texto como arma, compone una película que en otros casos
podría acusarse de académica y plana, pero que aquí resulta paradójicamente
certera en su desapego, salvo en uno de los personajes, Wilhem Kritzinger. Eso
sí, más preocupado por las secuelas mentales en los soldados alemanes
encargados de la tarea que por la aniquilación de los judíos.
Las guerras son violentas
y crudas, terribles y sanguinarias, pero cada acto, cada lucha física, cada
muerte en caliente en el centro de la batalla viene precedida de la deliberada,
flemática y razonada (aunque sus razones sean espeluznantes) decisión de una
serie de seres humanos que ejercen el poder con la triste eficacia,
organización y estructura del régimen nazi. Gente tan anodina como el propio
Eichmann, que, en otra excelente decisión, esta de selección de reparto, es
interpretado por un actor sin carisma alguno, y que en el clímax final de la
película, fuera ya de la sala de reuniones, describe con abominable
indiferencia la sistemática de las cámaras de gas.
Verlos hablar de tal modo en la película, como en una simple reunión de empresa, irrita. Saber que llevaron a cabo el exterminio con espantosa diligencia, repugna. (Javier Ocaña)
Recomendada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario