Título original: Eraserhead. Dirección: David Lynch. País: USA. Año: 1977. Duración: 90
min. Género: Drama, Fantástico, Cine
Experimental.
Guión: David Lynch. Fotografía: Frederick Elmes, Herbert
Cardwell (B&W). Música: Peter
Ivers. Sonido: David Lynch, Alan Splet. Montaje: David Lynch. Efectos especiales: Frederick Elmes, David Lynch. Diseño de producción: David Lynch. Producción: Jack Nance, Charlotte Stewart, Jeanne Bates.
Fecha del estreno: 28 Septiembre 1977
(Nueva York)
Reparto: Jack Nance, Charlotte
Stewart, Allen Joseph, Jeannie Bates, Judith Roberts, Darwin Joston, T. Max
Graham.
Sinopsis:
Henry Spencer, un joven
depresivo y asustadizo, sufre desde pequeño unas extrañas pesadillas de las que
intenta liberarse a través de su imaginación. Un día, su amiga Mary lo invita a
cenar a casa; se entera entonces de que ha sido padre de un bebé prematuro y no
humano. Mary y el extraño bebé se instalan en casa de Henry, donde un escenario
iluminado tras el radiador muestra la presencia de una mujer.
Comentarios:
Cuando uno come algo
pesado por las noches, o bien, estando en una temporada de mucho stress o
nerviosismo, no hay nada mejor para perder nuestra única oportunidad de
tranquilizarnos (que es durante el reparador descanso) que tener una excelente
pesadilla. ¿Qué implica tener una pesadilla? Bueno, desde un punto de vista
práctico, es estar atrapado en un laberinto de angustia. Puede ser estar
acorralado por un monstruo o bien estar en la oficina con cientos de pilas de
trabajo atrasado. Las pesadillas trabajan sobre la parte emocional y un buen
prólogo de toda buena pesadilla sería (tomado del Dante): "Perded toda
esperanza todo aquel que ingrese aquí". Eraserhead (Cabeza borradora)
comienza con un torso humano horizontal sobreimpreso contra un cerebro. El
torso progresa hacia arriba y luego desciende. En un momento su boca se abre y
surge una especie de espermatozoide superalimentado que escapa rápidamente. Son
3 ó 4 minutos, pero sirven como óptima referencia de lo que estamos por ver,
que no es otra cosa que una pesadilla.
Plantearse durante una
pesadilla el desciframiento o la comprensión de los hechos que presenciamos es
completamente absurdo e inútil. Si estamos siendo perseguidos por un monstruo
con tentáculos y nuestro vehículo avanza cada vez a menor velocidad, a pesar
que estamos pisando el pedal acelerador con más ímpetu, jamás nos pondremos a
pensar en ese quiebre de la ley de causa y efecto, así como tampoco en la
imposibilidad de la existencia de monstruos tentaculares que persigan seres
humanos. Pasando ahora a la película que nos ocupa, intentar comprender la
naturaleza del hijo monstruoso del protagonista o la explicación lógica de que
exista un teatro de vodevil detrás de su radiador es igualmente de absurdo.
Portadora de su propia
lógica, Eraserhead (Cabeza borradora) posee una ambigüedad impenetrable
que permite que solo se le puedan encontrar significados alegóricos de manera
superficial: ni siquiera el propio director David Lynch ha esclarecido el
significado completo, por un lado, debido a que esa tarea le compete al
espectador y por el otro, porque carece (tal y como cualquier sueño) de una
significancia absoluta. Henry Spencer, a quien distinguimos por su excéntrico
peinado y por sus ropas un par de talles más chicas, vaga por una jungla
industrial y urbana, sin encontrarse con nadie. A lo largo de la película va
sufriendo todo tipo de situaciones difíciles: primero va a cenar a la casa de
los padres de su novia topándose con un panorama decididamente surrealista; su
situación cambia cuando se entera que ha sido padre de un bebé prematuro;
convive con su novia y la primer noche ella le abandona porque no puede
soportar el llanto del bebé; a partir de ahí debe afrontar toda una noche en
vela, cuidando a esa criatura informe (que parecería un feto de oveja más que
de ser humano); por momentos fantasea con que existe un teatro de vodevil
detrás del radiador de su habitación, y, eventualmente ingresa en su propia
fantasía, pero para ser decapitado poco después.
Henry tal vez es una
alegoría no de una persona sino de un tipo de mentalidad humana. Sufre en carne
propia todas aquellas cosas que no afronta (matrimonio, paternidad, rechazo).
Es víctima de todo tipo de sucesos que no tienen explicación (y Henry tampoco
intenta explicarlos, sino que los acepta como son). Finalmente, su propia
fantasía le autodestruye y lo convierte en una goma de borrar. Renacido de sus
cenizas cede a los impulsos animales y primero se da al adulterio con su vecina
de enfrente y luego destruye a su supuesto hijo, dando pie a algunas de las
escenas más bizarras jamás vistas en una pantalla.
Lynch ofreció una
propuesta cinematográfica arriesgada y comprometida. Por momentos dentro del
campo del cine surrealista iniciado por Luis Buñuel, Lynch plantea una especie
de "hard surrealismo". Viendo Un Chien Andalou (Un Perro Andaluz)
(Luis Buñuel, 1929) recibimos claros mensajes individuales contrarios a la
clerecía, a las instituciones, a la religión, a la hipocresía, etc. Pero con Eraserhead
(Cabeza borradora) tenemos un abanico demasiado amplio y solo podemos
atinar a clasificarle dentro del siempre vigente "cine experimental".
Su concepción visual es, dentro del rígido blanco y negro, una obra maestra.
Por momentos Lynch juega con el espacio, hay animaciones cuadro por cuadro, hay
momentos de poesía fílmica (como cuando Henry hace el amor con su vecina), hay
escenas de morbo por doquier (desde casi el principio cuando la madre de su
novia besa el cuello de Henry) y, por supuesto, sangre y tripas. La narrativa
es también de avant-garde. Durante la primera mitad de la película Lynch
se toma su tiempo para mostrar las caminatas de Henry, su subida por el
ascensor, sus momentos de reflexión frente al radiador, las miradas con los
padres de su novia. A partir de que queda solo con el bebé, los tiempos se
abrevian, y tenemos un episodio pesadillesco tras otro. Ambas caras de la misma
moneda (el desarrollo lento del principio y el dinamismo del final) se
contrapesan de igual manera y son igual de absorbentes. Mención aparte merecen
los estupendos efectos especiales de la criatura (Lynch nunca hace referencia
al tema de que materiales usó para elaborar ese feto antinatural) y su visión,
paradójicamente, no es surrealista sino todo lo contrario. Sus movimientos y
jadeos, sus gemidos continuos, esas llagas purulentas y el tono de gris
enfermizo de su piel son un triunfo del propio Lynch (que se encargó de los
efectos especiales en persona).
Es de notar también el
continuo y asfixiante susurro que acompaña las imágenes durante toda la
película. Siempre de fondo, se escucha un pegajoso siseo que bien puede ser una
máquina industrial trabajando o meramente el viento. En cualquier caso, cumple
a la perfección con darnos sofocantes sensaciones que se añaden al ya sofocante
panorama visual. Hay un par de temas musicales que canta la chica del radiador
(uno de Fats Waller y "Lady in the Radiator" tema de Peter Ivers), y
aún en esas escenas, el siseo de fondo persiste. Si uno pudiera gozar durante
una pesadilla, Eraserhead (Cabeza borradora) sería la pesadilla que
todos quisieran tener.
Recomendada.
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