martes, 1 de julio de 2025

'Los días azules' (Laura Hojman, 2020)

 



‘Antonio Machado. Los días azules’ es un largometraje documental que recorre la vida de Antonio Machado en paralelo a la evolución social y política de España, y explica, con la ayuda de testimonios y otros recursos, la influencia de elementos biográficos en su estilo literario y su obra. La vigencia de su figura y su relevancia como poeta quedan claras al visitar la Fundación Antonio Machado, que recopila y archiva las cartas que todavía hoy, 86 años después de su fallecimiento, recibe el escritor por parte de personas de todo el mundo. Personas que también visitan su tumba y le honran.

Al aproximarse a la vida y la producción literaria de Rubén Darío en su primer trabajo en la dirección, Tierras Solares (2018), la directora ya tomaba soluciones muy sencillas, pero efectivas, para su dispositivo formal. Intercalaba -como aquí- las declaraciones de un buen puñado de expertos y personalidades, explorando distintos hitos vitales, familiares y viajes, enlazados a las fases de su producción literaria y obras concretas. A esto sumaba escenificaciones para establecer cierta ambientación histórica y un tono consistente con la perspectiva poética del autor. Algo que sustituye en esta nueva producción por animaciones de carácter breve con estética de acuarela.



Antonio Machado en una de las acuarelas del filme



Del registro de esos lugares con el paso del tiempo emerge también una idea de reapropiación del espacio como un ejercicio de construcción de memoria y de recuerdo en el mismo hecho de filmar, que expresa el claro compromiso político de la cineasta para combatir el olvido. La cinta se contagia de esa vívida nostalgia por un paraíso perdido de infancia de Antonio Machado cuando aborda la época republicana y la guerra. Su dimensión política impregna por completo el discurso y marca -a través de sus innegables resonancias- un salto cualitativo y expansivo temáticamente respecto a su ópera prima, más centrada en el aspecto artístico y lo personal. La historia de Machado es la de muchos otros intelectuales, profesores y ciudadanos que creían en el potencial revolucionario de la educación del pueblo para transformar y modernizar la sociedad española, anquilosada por el tradicionalismo y las élites religiosas, políticas y económicas más reaccionarias.


Hojman abre el montaje de Antonio Machado. Los días azules en el lugar de su muerte y lo finaliza regresando al Palacio de las Dueñas en Sevilla, donde nació y vivió los primeros años de su niñez, de donde nunca pudo olvidar los limoneros y el rumor del agua de la fuente donde se reflejaba la luz que estos filtraban. Su película es asimismo un intento de capturar el reflejo de este escritor en nuestra cultura, historia y sociedad mientras le rinde homenaje. Un homenaje que celebra su legado como la posibilidad de un aprendizaje para el futuro e inspiración de nuevas generaciones.

Los días azules” es exquisito en su sensibilidad y compromiso, así como en su empaque formal gracias al portentoso e impagable trabajo en la dirección de Laura Hojman. Quizás porque lo que cuenta es tan terrible como bello. Quizás porque es imposible escabullirse ante la figura del poeta sevillano que terminó siendo universal y el mejor símbolo de su tiempo. Alguien que insufló vida definitivamente en la poesía, exigiendo que dejase de ser contemplativa al afirmar: “La poesía es acción”.

 



Laura Hojman presentó su película para 'Linterna Mágica'


Laura Hojman nos relata el periplo vital de Antonio Machado desde su Sevilla natal (idílica dentro de aquel patio de ensueño en el Palacio de Dueñas en el que habitó su familia como alquilada en una de sus estancias) hacia Madrid para formarse (y educarse en el más grande y mejor sentido del término) en la Institución Libre de Enseñanza de Ginés de los Ríos. Diversos testimonios mediante entrevistas recuerdan el mantenimiento de la familia por el abuelo ante la falta de autonomía y estabilidad económica del padre.


El trabajo de investigación presenta su temprana afición al teatro y su intento frustrado de ser actor, así como el gran impacto a los 19 años de la lectura del libro “Azul” de Rubén Darío. Éste libro del poeta y diplomático nicaragüense impulsó a muchos jóvenes inquietos a ir a París, entonces principal sede de la cultura mundial adonde se traslada transitando los caminos del modernismo y el simbolismo.

Tras su estancia parisina junto a su hermano mayor, el también poeta y escritor Manuel Machado, vuelven ante la falta de medios para mantenerse en la capital francesa. La muerte del padre en 1893 y del abuelo tres años después le obliga a la búsqueda de trabajo. Terminó el Bachillerato a los 25 años comenzando a trabajar a los 32. El trabajo le vuelve más práctico en la vida y cambia el carácter simbolista de su poesía a otra más realista. Consigue hacerse catedrático de francés obteniendo plaza en Soria donde escribe sus conocidos poemas sorianos. Imágenes de dibujos animados ilustran su recitado. Se recuerda el trágico amor del poeta con Leonor, joven de 15 años, que, enferma, fallece en 1912 abatiendo emocionalmente a Antonio Machado. A ella dedica su exitoso libro “Campos de Castilla”.

Consigue traslado al instituto de Baeza, como comenta el escritor Antonio Muñoz Molina revalorizando su faceta de profesor humanista. Da cuenta también de la gran influencia que tuvo Antonio Machado sobre el entonces joven Federico García Lorca en una visita grupal que hizo siendo estudiante.

Llega a Segovia el año 1919 creando una universidad popular gratuita tal como rememoran Jacques Isorel y Elvira Lindo. Nueve años después surge su otro gran amor con Pilar de Valderrama. Mujer casada de mediana edad y madre de tres hijos, que se niega al amor pero acaba cediendo a verse con el poeta en viajes discretos de ambos a Madrid.

Se traslada a Madrid donde vive una apasionada y apasionante aventura personal de compromiso político, ético y cultural con la II República a través de las Misiones Pedagógicas, para llevar la cultura al proletariado al que nunca antes se le había concedido esa posibilidad para evitar que pudieran pensar por sí mismos.

Los terribles acontecimientos que concluyeron en la fatídica Guerra Civil, provoca la progresiva huida del gobierno republicano según avanza la guerra y hace que muchos artistas e intelectuales marchen al extranjero o a Valencia siguiendo al gobierno que perdía la guerra. La familia Machado se resiste a irse pero finalmente accede continuando luego en la retirada hasta Barcelona alojándose en el hotel Majestic. Ante el intenso asedio de la Ciudad Condal Antonio Machado y su madre salen de Barcelona en un viaje de seis días por carretera en dirección a Port Bou. Ya en el país galo el escritor Corpus Barga intercede por él ante los gendarmes franceses evitando su internamiento en campo de refugiados. A final de enero de 1939 llega en tren a Colliure alojándose tres semanas en el hotel Quintana. Fallece Antonio Machado el 22 de febrero de 1939 y tres días después su madre, en la misma pensión donde se refugiaron, exiliado de todo y de todo, siendo enterrados en nicho prestado por la familia propietaria del hotel donde se alojaban.

En 1958 se trasladan sus restos mortales a una tumba sufragada por aportaciones de particulares.



En la tumba de Machado siempre hay flores y cartas para él


Frente a “Estos días azules y este sol de la infancia” (últimos versos del genio andaluz que se encuentran en el bolsillo de su abrigo a su fallecimiento); y culminando con la primera visita de un Presidente de nuestro Estado a su tumba en Collioure por parte de Pedro Sánchez en 2019 (hasta 2019, 42 años después de la restauración de la democracia, jamás había comparecido a rendir tributo al poeta ningún presidente, pero sí cientos de miles de personas agradecidas que dejan cartas en su tumba diariamente).

Pero también esta obra maestra del documental, es la narración poética caminando por los más importantes hitos de la poesía machadiana acompasada por la voz de Pedro Casablanc. Y para ello Laura Hojman es capaz de crear visualmente a través de impolutos planos fijos una belleza gráfica atemperada con los versos de forma sublime. Y, cuando no hay imágenes, se dibujan, para que nada nunca falte.

Su vida y su obra poética se va reconstruyendo a través de diferentes apuntes que escritores y catedráticos van desgranando a cámara, mientras que una sucesión de bellísimas imágenes caen en cascada delante de nuestros atónitos ojos, que quieren más y más sin cansarse nunca, deseando en todo momento que el documental fuese eterno. Pero lo más emotivo es para mí lo contemporáneo, cuando Laura Hojman nos asoma al buzón que existe junto a la tumba de Machado en el que diariamente se depositan cartas, o la marcha de los descendientes de los republicanos que tuvieron que salir a pie hacia Francia, repitiendo el recorrido de sus ancestros para que jamás vaya a ser olvidado.



Lola Rodríguez Olmedo junto a Laura Hojman

 

“Estos días azules y este sol de la infancia” cuentan que estaba escrito en un papel en el bolsillo del último abrigo del poeta, su poema postrero e inconcluso, cerrando el círculo, evocando a Sevilla en Collioure, principio y fin de la vida nunca fácil de Antonio Machado, soñando con Sevilla en una playa del sur de Francia, ejerciendo de andaluz hasta el último aliento. Y todo ello acompasado por una fotografía exquisita ciertamente sublime de Jesús Perujo y una música hipnótica de Pablo Cervantes.

Laura Hojman consiguió nueve nominaciones a los Premios ASECAN del cine andaluz, una nominación a mejor documental en los Premios José María Forqué, y, a nivel personal, el Premio Mejor Cineasta de Andalucía que Canal Sur concede en el Festival de Huelva Cine Iberoamericano.

 

Lola Rodríguez Olmedo 


 

 

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