viernes, 19 de junio de 2020

El cine de Acción: 10 películas esenciales.



Durante mucho tiempo, el concepto de película de acción ha sido un cajón de sastre en el que han tenido cabida numerosos géneros. El western, la película de aventuras o de espionaje y la película policíaca formaban parte de esta categoría siempre y cuando otorgaran un lugar destacado a las secuencias de acción (persecuciones, luchas, peleas, destrucciones, masacres) y no ahondarán en sutilezas de tipo psicológico o en recursos formales. No fue hasta mediados de los años ochenta cuando el cine de acción se convirtió en un género por derecho propio en la industria americana.

Última en aparecer en la gran pantalla, la película de acción encadena sin interrupción secuencias de acción hipertrofiadas. Impone personajes sobrehumanos y maniqueos que luchan brutalmente, sin complejos ni escrúpulos, en pro de la defensa de los valores americanos, a menudo conservadores. La película de acción escenifica una extraña coreografía de violencia y muerte.

El mundo de la película de acción es muy asequible: los malvados son poderosos y tenaces, el protagonista se encuentra desesperadamente solo y debe desplegar fuerzas sobrehumanas para vencer. Está fuera de lugar que el espectador se interrogue sobre la legitimidad de los métodos, la necesidad de la lucha (es obvia), ni la violencia empleada (el final justifica siempre los medios).

La forma otorga prioridad a la acción en su máxima expresión: guión técnico extremadamente fragmentado y planos muy cortos, efectos especiales espectaculares, imágenes contrastadas, colores saturados, montaje a puñetazos, música estrepitosa… No existe el más mínimo espacio para el sueño o la reflexión. El sistema formal de delimitación implantado se asemeja al de la película publicitaria: se trata de bombardear y de imponer, no de permitir ver y pensar.

La película de acción (en el marco del género) se inspira en las producciones de bajo presupuesto características de muchas películas de la serie B de los años treinta a los cincuenta: rapidez de acción, nerviosismo del tratamiento. Pero se trata de películas elaboradas con sumo cuidado, de blockbusters, de un producto costoso, calculado y después promocionado con esmero por una major conpany, todo ello con el fin de alcanzar de pleno a un público previamente seleccionado.

Estas son 10 de sus películas esenciales:


1. Acorralado. (Ted Kotcheff, 1982)
Cuando John Rambo (Silvestre Stallone), un veterano boina verde, va a visitar a un viejo compañero de armas, se entera de que ha muerto víctima de las secuelas de la guerra. Algunos días después, la policía lo detiene por vagabundo y se ensaña con él. Entonces recuerda las torturas que sufrió en Vietnam y reacciona violentamente.
Una buena película de acción, rodada con firmeza, pero que encubre hábilmente un mensaje de lo más conservador.



2. Terminator. (James Cameron, 1984)
Los Angeles, año 2029. Las máquinas dominan el mundo. Los rebeldes que luchan contra ellas tienen como líder a John Connor, un hombre que nació en los años 80. Para acabar con la rebelión, las máquinas deciden enviar al pasado a un terminator, cuya misión es eliminar a Sarah Connor, la madre de John, e impedir así su nacimiento.
Aunque el guión no sea nada del otro mundo, encierra una acertadísima puesta en escena y unos efectos especiales realmente espectaculares.


3. Comando. (Mark L. Lester, 1985)
El coronel John Matrix (Arnold Schwarzenegger), experto en artes marciales, es un comando sin igual; sin embargo, debido al número de operaciones especiales en las que ha intervenido, ha sido 'jubilado' para protegerlo de quienes desearían vengarse de él. Pero un dictador sudamericano despiadado y vengativo ha logrado localizarle y secuestrar a su hija. Para recuperarla, Matrix deberá volver a Sudamérica con una última misión: acabar con el presidente Velásquez.
'Comando' se ha convertido en una película de acción icónica por propio derecho.



4. Depredador. (John McTiernan, 1993)
Un grupo de mercenarios es contratado por la CIA para rescatar a unos pilotos que han sido apresados por la guerrilla en la selva centroamericana. La misión es un éxito, pero durante el viaje de regreso se dan cuenta de que algo misterioso e invisible está dándoles caza uno a uno. Ese algo resulta ser un cazador alienígena que se queda con las calaveras de sus víctimas como trofeos.
Entretenida historia con buenos efectos especiales. Conseguidas dosis de acción.


5. Speed: Máxima potencia. (Jan de Bont, 1994)
Jack Traven (Keanu Reeves) es un intrépido policía de Los Ángeles. Sobrevivir en esta ciudad no es nada fácil para un agente de la ley, pero Jack, además de disfrutar de una proverbial buena suerte, conoce perfectamente los trucos para sortear el peligro. Tendrá, sin embargo, que afrontar una dura prueba cuando queda atrapado en un autobús urbano que lleva instalada una bomba programada para explotar si el vehículo disminuye su velocidad a menos de 80 kilómetros por hora. Empieza así una loca carrera por la ciudad, con Jack intentando dar confianza a la joven pasajera (Sandra Bullock) que ha sustituido al conductor, herido por los secuestradores.
Si buscas el súmmun de las películas de acción, prueba con esta: una chispeante mezcla de suspense y diversión que te da el subidón de una desbocada montaña rusa.


6. Broken Arrow: Alarma nuclear. (John Woo, 1996)
Durante unas maniobras militares en un sofisticado avión que transporta dos cabezas nucleares, el mayor Deakins (John Travolta), que es el piloto, intenta asesinar al copiloto, el capitán Hale (Christian Slater), para robar la carga y pedir un rescate al gobierno de los Estados Unidos. Pero Hale consigue sobrevivir y con la ayuda de una ranger (Samantha Mathis) del Parque Nacional donde ha aterrizado, intentará detener a Deakins.
Los mejores rasgos del estilo Woo están aquí: el inspirado trabajo de cámara, la acción bellamente coreografiada y los inesperados momentos de reflexión en las escenas más tensas.


7. El pacificador. (Mimi Leder, 1997)
Un tren que transporta cabezas nucleares sufre un accidente en los Urales (Unión Soviética) y provoca una explosión nuclear. La Dra. Julia Kelly (Nicole Kidman), una funcionaria del gobierno americano experta en contrabando nuclear, descubre que el accidente forma parte de una trama relacionada con el tráfico de arsenal nuclear, una tapadera para ocultar el robo de material militar por parte de una organización mafiosa con destino a la venta a organizaciones terroristas. El coronel Thomas Devoe (George Clooney) y ella reciben el encargo de capturar a los culpables e impedir la venta del material en la frontera iraní.
La ópera prima de Mimi Leder, directora curtida en las series de televisión, cuenta con una buena factura técnica y dos atractivas estrellas al servicio de una historia trepidante pero poco original, demasiado convencional para ser la tarjeta de presentación de la productora SKG Dreamworks que nacía con la ambición de convertirse en un gran estudio.



8. Starship Troopers (Las brigadas del espacio). (Paul Verhoeven, 1997)
En una sociedad futura, se arenga a los estudiantes para que se alisten en el ejército y se conviertan en ciudadanos. Johnny Rico se alista para seguir a su novia, pero acabará participando en una cruenta guerra contra los insectos del planeta Klendathu, tras la muerte de sus padres a causa de un meteoro lanzado por esos insectos contra su ciudad natal.
Con unos impresionantes efectos especiales (nominados al Oscar), el film se crece y nos regalan secuencias verdaderamente impactantes.


9. Matrix. (Lilly Wachowski & Lana Wachowski, 1999)
Un programador pirata recibe un día una misteriosa visita... Nada más se debe contar de la sinopsis de Matrix. Es más, si todavía no la ha visto, no deje que nadie le cuente qué es Matrix. Porque gran parte del éxito mundial de esta fascinante y entretenidísima película se basa en su original guión, asombrosa idea -el solipsismo robótico- producto de la era tecnológica en la que vivimos. Si a ello le unimos su revolucionaria estética -con espectaculares y trepidantes escenas de acción nunca vistas en el género-, tendremos el porqué de la consagración de esta deslumbrante cinta fantástica como el mayor film de culto de final de siglo. Puede que en unos años quede obsoleta, pero para entonces ya nada nos hará olvidar el día que descubrimos qué es Matrix... y a aquella Trinity (Carrie-Anne Moss), auténtico hielo -que de frío quema-, la más hipnótica heroína de estos tiempos cibernéticos.



10. Kill Bill. (Quentin Tarantino, 2003)
El día de su boda, una asesina profesional (Uma Thurman) sufre el ataque de algunos miembros de su propia banda, que obedecen las órdenes de Bill (David Carradine), el jefe de la organización criminal. Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cuatro años después despierta dominada por un gran deseo de venganza.   
Brillantísima revisitación de las películas de acción de los sesenta. Kill Bill tiene todas las características del cine del americano: violencia coreográfica, largos tiempos muertos en los que la mirada no puede alejarse de la pantalla y una mezcla genérica tan hábil como personalísima. La película es un producto construido con artesana paciencia y lleno de momentos de restallante originalidad.


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