Título original: Matthias & Maxime. Dirección: Xavier Dolan. País: Canadá. Año: 2019. Duración: 120
min. Género: Drama.
Guión: Xavier Dolan. Fotografía: André Turpin. Música: Jean-Michel Blais. Montaje: Xavier Dolan. Producción: Xavier Dolan, Nancy Grant.
Presentada en la sección
oficial del Festival de Cannes 2019 y en la sección oficial del Festival de
Gijón 2019.
Estreno en Sevilla: 19 Junio 2020
Reparto: Xavier Dolan (Maxime), Gabriel
D'Almeida Freitas (Matthias), Pier-Luc Funk (Rivette), Antoine Pilon (Brass), Samuel
Gauthier (Frank), Adib Alkhalidey (Shariff), Catherine Brunet (Lisa), Marilyn
Castonguay (Sarah), Micheline Bernard (Francine), Anne Dorval (Manon), Harris
Dickinson (McAfee).
Sinopsis:
Dos amigos de la infancia
se besan como parte de la filmación de un cortometraje para la universidad.
Tras el beso, ambos comienzan a preguntarse cuáles son sus auténticas
preferencias sexuales, lo que pone en peligro la estabilidad de sus vínculos
sociales.
Comentarios:
A estas alturas quizá se
pueda decir que Xavier Dolan es el cineasta reputado del mundo con menos
grandes películas. Es posible que solo una: la magnífica Laurence Anyways, del año 2012. El resto, con chispazos de genio,
desiguales, rotundas, cargantes, redundantes, atractivas, decepcionantes. Tiene
apenas 31 años, ocho largos en una década de trabajo y en el futuro hará
hermosas y redondas obras de arte, pero su filmografía no para de crecer y cada
nuevo eslabón sigue siendo un casi de manual. O algo peor. El último, Matthias & Maxime, acercamiento un
tanto superficial al arquetipo de relación de amistad, y amor y deseo ocultos,
entre dos amigos de la infancia, uno de ellos heterosexual de cara a la
galería.
Con Dolan siempre cabe la
pregunta de si no es mejor un momento sublime en una película irregular que un
cúmulo de trabajos de perfecto modelaje pero fríos y perecederos. Y en esa duda
se muestra este crítico, que tuvo el inolvidable privilegio de vivir en directo
el instante del ya mítico cambio de formato de Mommy; inspiración que logró arrancar un aplauso espontáneo de la
platea de especialistas en el Festival de Cannes de 2014 en medio de la
proyección. Eso sí, antes de volver a sus habituales griteríos exacerbados
entre madres delirantes e hijos masacrados, tan típicos y reiterativos en sus
relatos. Y a los que vuelve también en los peores pasajes de Matthias & Maxime, que poco o nada
aportan al núcleo de la historia de amor entre los amigos, muy bien
interpretados por Gabriel D’Almeida Freitas y el propio Dolan, excelente actor.
Hay, como siempre en el
joven director canadiense, bellísimas imágenes, un interesante tratamiento de
la luz y precisos repertorios musicales. Pero también inexplicables detalles de
puesta en escena, indignos de alguien de su valía, cuatro veces galardonado en
Cannes, con Yo maté a mi madre, Los amores imaginarios, Mommy y la notable Solo el fin del mundo. Y el mejor ejemplo son esos horrendos
reencuadres con el zoom, hacia dentro y hacia fuera, recurso de mala serie de
televisión de los inicios de este siglo, o la infantil actitud desplegada por
sus treintañeros personajes, capaces de pelearse a voces y a tortas en una
ingenua celebración de amigos, en un momento paradigmático del cine de Dolan.
Sobre todo porque no queda claro que esté criticando su inmadurez, cuando es
tan explícito en su diatriba con la siguiente generación, la de la veintena:
“24.000 dólares al año en una escuela de cine para que hable como una pija y
haga fotos del desayuno”.
Seguro que en ciertos ámbitos
occidentales existen aún estos conflictos sobre la no asunción del deseo
homosexual a estas edades, pero en el cine parece una película ya superada,
como si llegara tarde: en el tiempo y en la hondura. (Javier Ocaña).
Recomendada (con reservas).
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