Título original: Le Jour se lève. Dirección: Marcel Carné. País: Francia. Año: 1939. Duración: 89
min. Género: Drama, Thriller.
Jacques Viot, Jacques
Prévert (Guión), Curt Courant,
Philippe Agostini, André Bac (Fotografía),
Maurice Jaubert (Música), René Le
Hénaff (Montaje), Robert y Raymond
Hakim (Producción).
Estreno: 9 Junio 1939, en Francia.
Reparto:
Jean Gabin (François),
Jacqueline Laurent (Françoise), Arletty (Clara), Jules Berry (Valentín), Arthur
Devère (Gerbois), Bernard Blier (Gaston), Marcel Pérès (Paulo), Mady Berry, René
Génin.
Un disparo, un cuerpo que
cae por las escaleras. El asesino, François, es un obrero que se encierra en su
habitación, mientras los policías sitian el edificio y esperan a que amanezca
antes de su asalto. Durante toda la noche, François está solo con sus recuerdos:
el día que conoció a una joven florista, el cinismo de Valentin, que lo empujó
al borde del abismo, y el amor que siente por él la bella Clara…
Comentarios:
Atrincherado en la última
planta de un edificio tras haber matado a un hombre, François (Jean Gabin)
rememora los acontecimientos que lo han conducido a esa desesperada situación.
Ejemplo canónico del
realismo poético francés, Le jour se lève,
indistintamente conocida en España con los títulos de Amanece o Al despertar el día,
constituye una de las cumbres (sólo por debajo de la catedralicia Les enfants du paradis) de ese
inmarcesible dúo que en su día formaron el director Marcel Carné y el poeta,
dramaturgo y guionista Jacques Prévert. Película clave dentro de la
cinematografía gala previa a la Segunda Guerra Mundial.
El realismo poético se
sustenta sobre una paradoja que lo convierte en un movimiento único en la
historia del cine: intenta ser lo más realista posible en la recreación de
escenarios, en la plasmación de situaciones cotidianas y en el dibujo
psicológico de sus personajes, sin apenas disimular una premeditada
artificialidad artística derivada de los decorados, la iluminación
expresionista y unos diálogos deliberadamente literarios. Se vincula a las
corrientes políticas de izquierda (el Frente Popular) y retrata la problemática
social de las clases populares en la Francia del período de entreguerras.
Recibe la influencia directa de movimientos artísticos como el dadaísmo
(pesimismo) y el surrealismo (atmósferas oníricas).
Le jour se lève, obra de una atrevida
estructura narrativa para la época, arranca con el asesinato en off de un
hombre. El muerto, cuyo cuerpo cae rodando escaleras abajo, es descubierto por
varios vecinos de la comunidad del edificio donde se ha producido el crimen.
Muy pronto, decenas de policías y curiosos se arremolinan en torno al lugar de
los hechos. El asesino, François (la indiscutible estrella del cine francés del
momento, el gran Jean Gabin), se niega a salir de la habitación en la que se ha
perpetrado el homicidio. Allí permanecerá atrincherado durante toda la noche.
Hasta el amanecer. Pero, ¿qué circunstancias han podido llevar a un hombre como
él, un trabajador honesto y sencillo, a cometer semejante acto de violencia?
¿Quién es el fallecido? ¿Qué tipo de relación les unía? Todo comienza la mañana
en la que Françoise (Jacqueline Laurent, por entonces amante de Prévert), una
joven florista menos inocente de lo que parece, entra en la fábrica donde
trabaja François… A través de tres flashbacks que abarcan buena parte del
metraje, Carné revela al espectador una compleja trama amorosa a cuatro bandas
de la que, además de François y Françoise, también toman parte monsieur
Valentin (un espléndido Jules Berry, el hombre asesinado de la primera escena),
charlatán de vodevil, y Clara (Arletty), su ayudante y amante, enamorada de
François.
La película, cuyo guión
original, retocado y sublimado por Prévert, fue obra de Jacques Viot, se cierra
con uno de los finales más sombríos y pesimistas del cine francés de todos los
tiempos.
En 1947, Hollywood llevó
a cabo un remake, La noche eterna (The Long Night), bastante inferior al filme
que nos ocupa, dirigido por Anatole Litvak e interpretado por Henry Fonda,
Vincent Price y Barbara Bel Geddes, en el que, entre otros cambios, se
introducía un final feliz. (Ricardo Pérez)
Recomendada.
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