Título original: The Fighter. Dirección: David O. Russell. País: USA. Año: 2010. Duración: 115 min. Género: Drama.
Guión: Scott Silver, Paul Tamasy y Eric Johnson (basado en un argumento de Keith Dorrington, Paul Tamasy y Eric Johnson). Fotografía: Hoyte Van Hoytema. Música: Michael Brook. Montaje: Pamela Martin. Diseño de producción: Judy Becker. Vestuario: Mark Bridges. Producción: David Hoberman, Todd Lieberman, Ryan Kavanaugh, Mark Wahlberg, Dorothy Aufiero y Paul Tamasy.
Oscar 2010 al Mejor Actor Secundario (Christian Bale) y a la Mejor Actriz Secundaria (Melissa Leo). Globo de Oro 2010 al Mejor Actor Secundario (Christian Bale) y a la Mejor Actriz Secundaria (Melissa Leo). 3 nominaciones a los BAFTA 2010.
Estreno en España: 4 Febrero 2011
Reparto: Mark Wahlberg (Micky Ward), Christian Bale (Dicky Eklund), Amy Adams (Charlene Fleming), Melissa Leo (Alice Ward), Jack McGee (George Ward).
Sinopsis:
Massachusetts, años 80. Dicky Eklund, un boxeador conflictivo pero con talento, intenta redimirse entrenando a su hermano menor. En sus buenos tiempos había sido el orgullo de su ciudad natal por haber tumbado una vez al campeón del mundo Sugar Ray Leonard; pero después vinieron los tiempos difíciles en los que se hundió en una peligrosa mezcla de drogas y delincuencia. Mientras tanto, su hermano Micky Ward se ha convertido en una promesa del boxeo, y las riendas de su carrera las lleva su madre. Sin embargo, a pesar de su potente gancho de izquierda, siempre acaba derrotado. Tras un combate que nunca debió celebrarse, Micky decide seguir el consejo de su novia Charlene y alejarse de su familia.
Comentarios:
Afirma Martin Scorsese que el boxeo sintetiza lo que supone el ejercicio de vivir: "Te dedicas a golpear y a que te golpeen, que es lo que haces cuando sales de casa. Es el primitivismo en un mundo supuestamente civilizado". A tal reflexión se podría añadir el hecho de que las películas de boxeo ejemplifican lo mejor del sueño americano, ese que permite que cualquier ciudadano, por muy baja que sea su extracción social, aspire con los debidos esfuerzo, trabajo e ilusión a la cúspide de la prosperidad. Quizá por ello tantas películas han logrado su propio minisueño al alcanzar el éxito a través de una estructura casi siempre consistente en un ascenso, caída y redención del mito deportivosocial.
Como The fighter, basada en hechos reales, candidata a siete oscars, que contiene los ingredientes básicos del subgénero pugilístico: familia desestructurada, cercanía al lumpen, coraje, lealtad, historia de amor y el debido triángulo (ascenso, caída y redención), aunque esta vez centrándose físicamente en el boxeador, pero moralmente en su mano derecha, su hermano, un ex boxeador adicto al crack.
Conscientes de que no son pocos los clásicos del boxeo enquistados en el espectador, cada director contemporáneo que se acerca al cuadrilátero y a la escenificación del combate lo intenta desde una óptica más o menos original. Scorsese, por ejemplo, acompañado del blanco y negro y de la ópera de Mascagni Cavalleria rusticana, rodeó la lucha de un aura casi religiosa, como una liturgia. David O. Russell, autor de las notables Spanking the monkey y Tres reyes, opta por convertir la contienda en un espectáculo televisivo: acompañamiento en off de un especialista que narra cada combate para la pequeña pantalla y textura de televisión pasada a 35 mm, al haberse grabado los combates con las mismas cámaras utilizadas por las cadenas deportivas en los noventa.
El resultado es una película entretenida e incluso emocionante, pero de limitada trascendencia, más cerca de Rocky o El luchador que de Toro salvaje o Million dollar baby. Sobre todo porque lo que podría haber aportado más dureza a la historia (las adicciones del personaje del enorme Christian Bale; las peleas familiares), en la línea del Fat city de John Huston, están tratadas con cierta condescendencia. Quizá para que todo encaje en los créditos finales, con las imágenes de los personajes reales, orgullosos, redimidos y parte del sueño americano. (Javier Ocaña)
Recomendada (con reservas).
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