Título original: Italiensk for begyndere. Dirección: Lone Scherfig. País: Dinamarca. Año: 2000. Duración: 94 min.
Género: Comedia dramática.
Lone Scherfig (Guión), Jorgen Johansson (Fotografía), Rune Palving (Sonido), Gerd Tjur (Montaje), Ib Tardini (Producción).
Premio del Jurado (Oso de
Plata) en el Festival de Berlín 2001. Espiga de Oro a la Mejor Película en la
Seminci 2001.
Estreno en España: 21 diciembre 2001.
Reparto: Anders W. Berthelsen (Andreas),
Anette Støvelbæk (Olympia), Ann Eleonora Jørgensen (Karen), Peter Gantzler (Jørgen
Mortensen), Lars Kaalund (Hal-Finn, "Finlaudrup"), Sara Indrio Jensen
(Giulia), Karen-Lise Mynster (Kirsten), Rikke Wölck (Lise, la enfermera), Elsebeth
Steentoft (empleada de la iglesia), Bent Mejding (Reverendo Wredmann), Lene
Tiemroth (La madre de Karen), Claus Gerving (Klaus Graversen), Jesper Christensen
(Padre de Olympia).
Sinopsis:
Tres hombres y tres
mujeres solteros con vidas estresantes o infelices se apuntan a un curso de
italiano en una aldea danesa, que les sirve para enfrentar su aflicción ante la
pérdida o la soledad. Cuando el profesor muere de un ataque al corazón, estos
alumnos eligen al alumno que más sabe para seguir impartiendo la clase.
Comentarios:
Primera película Dogma
dirigida por una mujer, quinta que se produce en Dinamarca y una de las de este
movimiento que más aceptación (arrasó en Seminci y Berlín) ha tenido entre el
público y, lo que resulta más raro, también entre la crítica. Éstas son las
credenciales de ‘Italiano para principiantes’, tercer largometraje de Lone
Scherfig que se acoge -a su manera- al voto de castidad dogmático para
concretar los diez mandamientos de Lars von Trier y Thomas Vinterberg (urdidos
por ambos en marzo de 1995) en uno sólo, en una especie de coda con
reminiscencias evangélicas que podía ser algo así como "te liberarás para
contar la verdad" o, de una manera algo más terrena -en definitiva,
accesible-, "buscarás que el espectador pase un rato entretenido, con una
historia que resulte cercana".
Lone Scherfig intuyó en
el vídeo digital, la improvisación, los escenarios reales y la captación de la
realidad los elementos perfectos para poner en marcha su historia de personajes
a la deriva en busca de una solución para sus males amorosos, es decir, partió
del Dogma95 -algo que haría temblar a más de uno- para dar forma a un relato
que según avanza pierde fuerza en su forma y se magnifica en su fondo. Porque
donde hay una película Dogma de verdad en ‘Italiano para principiantes’ es en
el nivel de su escritura. Lone Scherfig asegura en las notas promocionales del
film que convivió con los seis protagonistas durante varios meses, ensayando y,
de paso, dando la forma definitiva al guión en los lugares donde se iba a poner
en escena y aceptando sugerencias de su grupo de actores de confianza. Esto se
percibe en el resultado final de la obra donde todo es frescura, todo resulta
natural. Se trata de captar la realidad y esta directora danesa ha sabido
aprovechar los resortes que en ‘Celebración’ conducían de una manera magistral
hacia el drama, en ‘Mifune’ hacia el melodrama romántico o en ‘Los idiotas’
hacia la provocación de corte metacinematográfico para activar los elementos de
una comedia coral de personajes maduros que viven en un "valle de
lágrimas". Este tema ya se ha tratado en innumerables ocasiones, a veces
con resultados más que dignos -‘Los amigos de Peter’ y ‘Reencuentro’-, pero
Scherfig aporta a este género una honestidad en sus planteamientos
sentimentales y un uso estupendo de la comedia que sirve a la perfección para
resolver los conflictos de una manera coherente y ajustada.
La película comienza cuando
un sacerdote llega a una pequeña ciudad danesa para hacerse cargo de la
parroquia; en sus clases de italiano entrará en contacto con una mujer que
cuida de su madre, una peluquera, el conserje de un hotel, el dueño de un bar y
la joven estudiante que trabaja para éste. Todos comparten una habilidad
especial para estropear sus respectivas relaciones y, al final, volver al punto
de partida con un fracaso sentimental más en el historial. La química que se
establece entre estos seis personajes, las situaciones cómicas que hacen que
sus vidas se crucen hasta formar una especie de ‘banda de los corazones rotos’
que ya ven la vida con más optimismo es el verdadero sustento de la película de
Lone Sherfig que, con una narración dulce, casi de una manera sigilosa,
consigue atrapar al espectador hasta el punto de que se implique en un
optimista desenlace, celebración de la alegría de vivir entre los canales de
Venecia, más propia del cine francés que de lo que se supone es -erróneamente-
la concepción del cine que se tiene a través de los diez mandamientos del
Dogme95. Y es que ‘Italiano para principiantes’, además de reportarle a su
equipo multitud de premios y un gran éxito internacional, ha servido para
liberar al cine hecho al amparo del ‘manifiesto’ de su imagen de propuesta de
vanguardia, hueca y aburrida para situarle en su justo lugar: como impulsor de
una nueva manera de ver este arte que viene a sustituir presupuestos caducos y
maneras acabadas y que, desde ahora, también demuestra que sabe acercarse a esquemas
propios del cine hecho en Hollywood como la comedia sentimental y, además,
sacar el máximo partido. (Fernando Bernal)
Recomendada.
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