Muchas veces sucede, que las cintas que nos vienen desde países que no son
los “típicos”, pasan desapercibidas entre la mayoría del público. La
isla de los olvidados es un filme noruego del director Marius Holst que no le debe ocurrir esto.
La cinta hace un viaje 100 años atrás, hacia uno de los capítulos más
desconocidos y oscuros del pasado de Noruega. La historia, basada en hechos
reales, nos sitúa en Bastoy, una isla que funciona como correccionario para
jóvenes de mala conducta. En medio del frío fiordo, los chicos (niños y
adolescentes) son sometidos a un régimen más propio del de una cárcel que el de
una institución que debería guiarlos por el “buen camino”. Maltrato,
racionamiento de comida y duros castigos conforman el día a día de los allí
presentes.
Cuando Erling (C-19 como apodan a los internos) llega a Bastoy, solo tiene
una idea en la cabeza: escapar y recobrar su libertad. Junto a él, el
desfallido y débil Ivan -C5, tendrá que luchar por adaptarse, sumiso, a sus
nuevas circunstancias. En el barracón C,
dónde serán ubicados, conocerán al disciplinado Olav – C1, responsable de sus compañeros dada su antigüedad
en el correccionario. Este último, a diferencia del temperamental Erling, se
esforzará en hacer las cosas como mandan sus prefectos, esperando que pronto su
esfuerzo y disciplina sean recompensados con su salida del centro.
Benjamin Helstad |
La isla de los olvidados en una cinta que destaca por su verosimilitud. Los personajes de la
película cambian y evolucionan dentro de un guión bien elaborado. El trabajo de
los actores es excelente y consiguen transmitir la realidad al 100%. Se destaca
Stellan Skarsgard (está magnifico en su papel de estricto director) y como no,
al joven Benjamin Helstad. ¡Ojalá este filme le sirva como carta de
presentación! Lo hace realmente bien y sería de agradecer que contaran con
actores como él para futuros filmes. El la película, que tiene un reparto 90%
masculino, también podemos disfrutar de las interpretaciones de Kristoffer
Joner y a Trond Nilssen.
El argumento nos puede hacer recordar a otras películas de género penitenciario,
y aunque en momentos es fácil llegar a prever lo que va a pasar, no importa.
Con una fotografía muy buena, que transmite a la perfección la sensación de que
todo esta siempre helado y frío, se tratan temas como la colaboración, la
amistad y el sentimiento común de impartir justicia. Se ponen sobre la mesa
situaciones escabrosas como los abusos o el maltrato físico, pero siempre desde
la elegancia, sin mostrar implícitamente, porque no es necesario. Lo realmente
difícil y que esta película resuelve muy bien, es tratar estos asuntos con
genialidades de guión, planos, miradas y obligando al espectador a “sobrentender”.
Y es así cuando el público se da cuenta de la dureza, cuando sin ver, intuye y
descubre las más macabras realidades.
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