Título original: La tête haute. Dirección: Emmanuelle Bercot. País: Francia. Año: 2015. Duración: 120 min. Género: Drama, Cine Social. Guión: Emmanuelle Bercot y Marcia Romano. Producción: France 2 Cinéma / Les Films du Kiosque / Wild Bunch. Diseño de Producción:
Hervé Duhamel. Jefe de producción: Karine Petite. Fotografía: Guillaume Schiffman. Música: Éric Neveux. Montaje: Julien Leloup. Sonido: Pierre André. Estreno en España: 18 Septiembre 2015.
Intérpretes: Rod Paradot (Malony), Catherine Deneuve (La juez), Sara Forestier (La madre), Benoît Magimel (Yann), Diane Rouxel (Tess), Anne Suarez (La directora), Martin Loizillon (The Public Prosecutor), Christophe Meynet (Sr. Robin), Elisabeth Mazev (Claudine).
Sinopsis:
Tras ser abandonado por su madre, el joven Malony lleva desde que tenía 6
años entrando y saliendo del juzgado de menores. El matrimonio formado por
Florence, instructora de menores a punto de jubilarse, y Yann, maestro que
también tuvo una infancia difícil, adoptará al chico, de 15 años, para reformar
su comportamiento. Por ello, Malony es enviado a un estricto centro educativo,
donde conoce a Tess, una chica muy especial que le ofrecerá razones para
cambiar...
Rod Paradot en "La cabeza alta" |
Comentarios:
Ya tenemos aquí la película que inauguró el pasado Festival de Cannes
2015. “Todos los niños tienen derecho a
una educación. Debe ser supervisada por la familia, y si la familia es
deficiente, entonces es responsabilidad de la sociedad intervenir”, de esta
forma comienza el filme de Emmanuelle Bercot, quien dijo encontrar esta frase
en un libro de un juez.
La película inaugural de Cannes 2015 responde al nombre de 'La tête
haute' ('La cabeza alta') y aparece firmada por Emmanuelle Bercot convertida en
la primera mujer que desde 1986 abre este Festival. El director del Festival ha
querido de esta manera inaugurar el certamen con algo que contrarreste las múltiples
dosis de glamour que se derrocha en Cannes. La cinta, cargada de drama social,
se aleja del todo del glamour que se aprecia en la alfombra. ¿Contradicción, impacto?.
Tal como dice el crítico Luis Martínez, la película se antoja tan correcta,
enérgica y bienintencionada como decididamente menor. No acierta a convertirse
en lo que pretende: un revulsivo, un descubrimiento, un punto y aparte entre
tanto ruido de joyas que pasean por Cannes. Para nada.
'La tête haute' cuenta la vida de un menor que atiende al nombre de
Malony. La suya es, probablemente, la misma historia de tantos adolescentes
inadaptados en la Francia suburbial y actual. La directora dirige la cámara
hacia el interior de un sistema tanto educativo como judicial a brazo partido
contra sus limitaciones. Quiere la cinta que el reflejo de la realidad sea
limpio y para ello se empeña a medio camino entre la crónica social, el
documental y la ficción moderadamente sucia.
Digamos a favor de la propuesta de Bercot que todo su empeño es arrojar
luz sobre la materia tratada. Lejos de la ya recurrente homilía nihilista del
intelectual con conciencia, la directora se esfuerza en retratar el trabajo
honesto, cabal y nunca gratificado de los funcionarios que creen en lo que
hacen.
Mención especial merece la exhibición de una Catherine Deneuve cada
segundo que pasa más grande, más humana, más Deneuve. Ella y el chaval
protagonista, que se limita a interpretar su propia y real aventura existencial
hacia el vacío, mantienen la película siempre en el punto justo de la
indignación y sin caer nunca, y esto es lo relevante, en el discurso de
campaña.
Dice la directora que es consciente de que lo sucedido en la redacción de
'Charlie Hebdo' está directamente relacionado con su relato. Los asesinos eran
franceses criados a los pechos de una sociedad francesa que de repente asistía
atónita a su fracaso. Y es ahí donde se coloca la mirada de 'La tête en haute':
a la altura exacta del precipicio. Admite también Bercot que la coincidencia en
el tiempo con el atentado es eso: coincidencia. Pero que, como todas las
casualidades, es síntoma de algo. Y nada bueno.
El
resultado es una película notable que, pese a ello, no alcanza la altura
suficiente para que acabemos de dar la razón al director del Festival de Cannes
y que haya optado por este filme para inaugurarlo. Se pongan como se pongan,
Cannes sigue siendo Cannes; una ciudad atrapada en la contradicción de
convertir en 'glamour' lo más hiriente de la sociedad. Y eso, nos pongamos como
nos pongamos, hiere.
Este tipo de tema me suscita un gran interés, quizás porque este problema de un adolescente conflictivo no lo he vivido ni conozco ningún caso de cerca.
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