Título original: Irrational man. Dirección y Guión: Woody Allen. País: EE.UU. Año: 2015. Duración: 95 min. Género: Drama, thriller, comedia. Producción: Letty Aronson y Jack Rollins. Fotografía: Darius Khondji. Música: Ramsey Lewis. Montaje: Alisa Lepselter. Dirección artística:
Carl Sprague. Vestuario: Suzy Benzinger. Decorados: Jennifer Engel. Estreno en España: 25 Septiembre 2015.
Intérpretes: Joaquin Phoenix (Abe), Emma Stone (Jill), Jamie Blackley (Roy), Joe Stapleton (Professor # 1), Nancy Carroll (Professor
# 2), Allison Gallerani (Braylin Student # 1), Brigette Lundy-Paine (Braylin
Student # 2), Katelyn Semer (Braylin Student # 3), Ethan Phillips (Jill´s Father), Betsy Aidem (Jill´s Mother), Parker
Posey, Julie Ann Dawson, Mark Burzenski, Gary Wilmes,
Geoff Schuppert, David Pittu, Steven Howitt, Kaitlyn Bouchard, Ana Marie Proulx, Kate McGonigle, Tamara Hickey.
Sinopsis:
Abe Lucas, un profesor de filosofía en plena crisis existencial, le
encuentra de nuevo sentido a su vida al enamorarse de una de sus alumnas. Al
poco de llegar a la universidad de una pequeña ciudad, se relaciona con dos
mujeres: Rita Richards, una solitaria profesora que busca que la rescate de su
infeliz matrimonio; y Jill Pollard, su mejor estudiante y muy pronto su amiga
más cercana. Jill está enamorada de su novio, pero encuentra tan irresistible
la personalidad atormentada de Abe que, incluso cuando el profesor muestra
claros síntomas de desequilibrio mental, su fascinación por él no hace más que
crecer.
Joaquin Phoenix y Emma Stone |
Comentarios:
Fiel a su cita anual nos llega el trabajo 2015 de Woody Allen. En esta
ocasión nos presenta una intrigante historia, impregnada por su gran
fascinación por la filosofía, que pasó por el último certamen de Cannes fuera
de concurso.
Los créditos en silencio, sobre negro, sin la habitual música, ya
anunciaban tragedia. Es la que se agazapa a la vuelta de la esquina de
Irrational Man, en concreto al otro lado de la mesa de un diner, el
extraordinario punto de giro del filme y de lo mejorcito que ha rodado Woody
Allen en los últimos tiempos. La comedia ligera del profesor de Filosofía
alcohólico (Joaquin Phoenix), roto por dentro, que tiene enamoradas a su alumna
más brillante (Emma Stone) y a una profesora casada (Parker Posey), da paso
entonces al relato dostoievskiano. No es la primera vez que el neoyorquino
combina humor y homicidio. Lo hizo en Delitos y faltas y en Match Point, y esta
película se ofrece como una variante alrededor de los mismos temas, acaso como
la coronación de una trilogía con Crimen y castigo como base moral.
Carlos Reviriego sostiene que en el mejor de los casos, Irrational Man es
uno de los trabajos más estimulantes y satisfactorios que Allen ha rodado en
este siglo XXI. En el peor de los casos, está muy lejos de los hitos logrados
en el siglo pasado, como precisamente Delitos y faltas. La pereza o la ausencia
de ideas con que resuelve algunas escenas o toma algunas decisiones -el
horrible, repetitivo, empleo de la música- podemos, si queremos, compensarla
con tres secuencias memorables. La suerte (o la sabiduría del cineasta) es que
esas tres escenas son las más determinantes del filme, y se resuelven con
sendas ideas de realización tan distintas como eficaces: la una con el
desplazamiento espacial, la otra con la energía del primer plano y la tercera
con los cuerpos de los actores. Reconocemos, aunque solo sean huellas, aquello
que ha hecho a Woody Allen tan grande, y que de alguna manera sigue conservando
en su ADN de cineasta.
Lo curioso en un escritor de creatividad tan exclusiva es que ninguna de
estas ideas sean de guion. O es que el guion y la dirección son ya tan
orgánicos en su cine que no podemos distinguir lo uno de lo otro. Aun con todo,
de entre las variantes a la trilogía dostoievskiana, nos seduce no tanto la
idea del crimen (im)perfecto como del placer culpable (ya lo entenderán cuando
la vean), la imposibilidad del docente filosófico Abe interpretado por Phoenix
de casar acción con análisis, porque aquello que hacemos y aquello que
filosofamos siempre acaban reñidos. Esa es la condena del hombre irracional en
la película, la que el relato expone con obviedad. Quizá el problema es que
Irrational Man no ofrece un humor tan visible como para ser comedia ni una
trama tan armada como para pasar por un thriller. Y nos preguntamos, tratándose
de Woody, ¿alguna vez eso nos ha impedido adorar sus películas?
Con algunos cineastas somos espectadores irracionales. Para ojos, mentes
y corazones ya conquistados por la magia de Woody desde que tenemos uso de
razón, Irrational Man sigue ofreciéndonos motivos, una vez más, para no
perderle la fe. Y además, ya sabemos que la próxima será terrible y la
siguiente, con toda probabilidad, reafirmará nuestra fe de nuevo. Es nuestro
sino.
Las películas de Woody Allen hay que verlas y esta promete. Te puede gustar más o menos pero nunca deja indiferente , aunque a veces, bastantes veces desconcierta.
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