sábado, 21 de marzo de 2015

El mito de Carmen en el cine



Cuando Prosper Merimee falleció en Cannes en 1870 no podía ni imaginarse que su novelita “Carmen” fuese a tener tanta trascendencia y repercusión.

Merimee que no fue un autor muy prestigiado, ni su obra especialmente conocida, tenía una especial afición por historias de misterio, que preferentemente tenían lugar fuera de Francia. Viajo muchas veces a España, en la época del Romanticismo tras las guerras napoleónicas, en la que los viajeros románticos “redescubrieron” España, ofreciéndonos una visión misteriosa, primitiva y exótica del país, sobre todo de Andalucía. En España trabo amistad con la Condesa de Montijo, quien le conto una leyenda popular en la que el autor se basó para escribir la novela Carmen. En 1845 escribía una carta a un amigo en la que decía “Dentro de poco usted leerá un cuentecillo gracioso de un servidor, el cual se hubiera quedado sin publicar si el autor no fuera acosado por la necesidad de comprarse unos pantalones”, una semana más tarde se publicó Carmen. Pero fue la opera de Bizet, escrita en 1875 y basada en esta novela, la que proporciono la gran fama a la historia y la que desarrollo el mito universal de Carmen.
 
Es una historia de amor, celos y muerte, en la que Carmen es un poderoso personaje, es una  mujer libre, sin dependencia económica de un hombre, que vivía sus amores de forma pública, que intervenía en revueltas reivindicativas de los derechos de la mujer en el trabajo, que lidero algunas conquistas en el campo de las libertades de la mujer andaluza. Por ello Carmen se convierte en una mítica referencia de la lucha de la mujer por su libertad, en una gran heroína trágica, una mujer que afirma su libertad y está dispuesta a defenderla con su propia vida, por ello ha sido utilizada como icono por los movimientos feministas en determinados momentos históricos.

Para este poderoso personaje de Carmen, Mérimée se basa en la creencia universal de la mujer fatal que se remonta a los más remotos orígenes de la tradición literaria y cultural y que por supuesto fue incorporada también a la cinematografía. No podemos obviar que esta visión de la mujer como un ser peligroso para el hombre está presente en el imaginario colectivo desde el principio de los tiempos. Las llamadas mujeres fatales son queridas y odiadas, son tradicionalmente bellas, atrevidas y seductoras, ambiciosas e intrépidas, insensibles y crueles.


Por todo ello Carmen se ha convertido en un personaje cinematográfico por excelencia, y así en el cine vemos su presencia desde los orígenes hasta la actualidad. Entre 1900 y 1910 se estima que hay unas setenta adaptaciones cinematográficas atribuyendo la primera versión al director Arthur Gilbert en 1907 y destacando entre las primeras producciones las de Gerolano lo Savio en 1909, la "Carmen" del director Giovanni Doria en 1913 y la "Carmen" de Stanner Taylor también en 1913. 

Muchos de los grandes directores se han acercado también al mito de Carmen, así en 1915 hay una "Carmen" de Raoul Walsh interpretada por la legendaria Theda Bara icono de las artistas del cine mudo y en el mismo año una “Carmen” de Cecil B. de Mille y “Burlesque on Carmen” de Charlie Chaplin. En 1918 Ernst Lubitsch también realizo su “Carmen” interpretada por la alemana Pola Negri. En 1927 Raoul Walsh repite realizando “The loves of Carmen” con la que la actriz musa del cine Mexicano Dolores del Río fue la primera latina que triunfó en Hollywood. Charles Vidor dirigió en 1948 “Los amores de Carmen” protagonizada por Rita Hayworth y Glenn Ford.

En España los pioneros de la cinematografía Ramón y Ricardo de Baños y Alberto Marro codirigen “Carmen o la hija del contrabandista” en 1911. En 1940 Imperio Argentina protagonizo una nueva versión “Carmen la de Triana” de Florian Rey, rodada en Berlín en versiones en español y alemán, fue la película más importante rodada en Alemania por los estudios Hispano-Film-Produktion y  contradice la política racial nazi, ya que hace de Carmen una heroína gitana. En esta película Imperio Argentina canta varias canciones míticas de las “folkloricas” españolas como Carceleras del puerto o Los piconeros. En 1959 el director argentino Tulio Demicheli  estrena “Carmen la de Ronda” interpretada por Sara Montiel y que es un remake de la Carmen de Imperio Argentina, repitiendo incluso las piezas musicales. Alejandro Perla dirige “Siempre Carmen” en 1952. En el año 2003 Carmen vuelve a la cinematografía española de la mano de Vicente Aranda.
  
El flamenco también ha tenido cabida en la cinematografía de Carmen. En 1975 el director gaditano Julio Diamante hace una revisión del mito a través del flamenco y rueda “La Carmen”, un gran homenaje al flamenco interpretada por Sara Lezana en el papel de Carmen y con la participación de figuras como Rafael de Córdova, Enrique el Cojo, Enrique Morente y música del maestro Manolo Sanlúcar. Otra versión flamenca muy interesante de Carmen fue la que Saura nos aportó en el año 1983, en colaboración con Antonio Gades, que se basa en la novela, pero con el marco musical de la ópera, recreándose una doble historia en el contexto de la coreografía flamenca de la obra, mezclándose la ficción y la realidad alrededor de los protagonistas.
Hay también versiones musicales, que siguen el libreto de la opera de Bizet, quizás la más interesante es “Carmen Jones” de Otto Preminger en 1954, una curiosa adaptación de la ópera que está protagonizada únicamente por actores negros y ambientada en los años de la Segunda Guerra Mundial, convirtiendo la fábrica de tabaco en otra donde se preparaban paracaídas para la guerra. Otras más puristas con respecto a la opera son  “La Tragédie de Carmen”, tres películas de Peter Brook rodadas en 1984, en las que el director elimina el aspecto popular de la ópera y los personajes secundarios y se centra exclusivamente en la dimensión trágica a través de una escena y con una dimensión musical estilizada confiada sólo 16 intérpretes.  En el 2005 se rodó “U-Carmen e-Khayelitsha” una sorprendente  película sudafricana de Mark Dornford-May, que está completamente en el idioma xhosa y combina la música original de la ópera con la música tradicional africana.
“Carmen” por Francesco Rosi rodada en 1984 e interpretada por Plácido Domingo rodada en escenarios naturales en Ronda, Carmona y Sevilla. Y por último hasta el momento en 2011 por primera vez en el mundo se lleva a la pantalla grande en 3D una ópera “Carmen 3D” dirigido por Julian Napier, grabada totalmente en tecnología 3D en el Royal Opera House.



Hay otras versiones cinematográficas como  "Carmen", de Cecil Lewis en 1931, Carmen” de Jacques Feyder en 1926 interpretada por Raquel Meyer, en 1943 “Carmen” versión cómica argentina de  Luis Cesár Amadorie, en 1945 “Carmen” de  Christian-Jaque, en 1978 “Carmen, la que contaba 16 años” de Roman Chalbaud, “Tamango” de John Berry en 1958, una  historia de esclavos,y  “Carmen, Baby” de Radley Metzger en 1967.


Seguramente hay otras versiones más que no he logrado encontrar y probablemente sigamos viendo en las pantallas nuevas versiones del mito de Carmen, ya que es una obra intemporal.

martes, 17 de marzo de 2015

Puro vicio (Paul Thomas Anderson, 2014)

Título original: Inherent vice. Dirección: Paul Thomas Anderson. País: USA. Año: 2014. Duración: 149 min. Género: Drama, Thriller.  

Guión: Paul Thomas Anderson (basado en la novela de Thomas Pynchon). Fotografía: Robert Elswit. Música: Jonny Greenwood. Producción: Paul Thomas Anderson, Daniel Lupi, JoAnne Sellar.

Nominada al Oscar 2014 al Mejor Guión adaptado y Mejor Vestuario. Nominada al Globo de Oro 2014 al Mejor Actor (Comedia/Musical) (Joaquin Phoenix). Mejor Banda Sonora 2014 de la Asociación de Críticos de Los Angeles.

Fecha del estreno: 13 Marzo 2015 (España)

 

Reparto: Joaquin Phoenix (Larry ‘Doc’ Sportello), Josh Brolin (lugarteniente Christian F. ‘Bigfoot’ Bjornsen), Owen Wilson (Coy Harlingen), Katherine Waterston (Shasta Fay Hepworth), Reese Witherspoon (Penny Kimball), Benicio del Toro (Sauncho Smilax), Jena Malone (Hope Harlingen), Maya Rudolph (Petunia Leeway), Martin Short (Rudy Blatnoyd), Joanna Newsom (Sortilège), Sasha Pieterse (Japonica Fenway), Eric Roberts (Michael Z. Wolfmann), Hong Chau (Jade), Serena Scott Thomas (Sloane Wolfmann), Jefferson Mays (Dr. Threeply), Michael Kenneth Williams (Tariq Khalil), Yvette Yates (Luz).

 

Sinopsis:

California, año 1970. A Doc Sportello, un peculiar detective privado de Los Ángeles, le pide ayuda su exmujer, una seductora "femme fatale" debido a la desaparición de su amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve envuelto así en una oscura trama, propia del cine negro.

 

Comentarios:

Hay películas que se escapan a la posibilidad lejana de una definición. Resulta imposible retenerlas en unas líneas (o en 20 tratados completos de metafísica fílmica, llamémoslo así) porque no tratan de nada más que de sí mismas, de su propia posibilidad, del tiempo que las hace no ya posibles sino necesarias. Es cine sin excusas, sin trampas argumentales, sin más pretensión que la de existir, pero, cuidado, existir por dentro de cada una de las retinas que tocan. Y así hasta transformarlas completamente. El matiz, aunque ligeramente hermético, cuenta.

'Puro vicio', el último deslumbrante monumento cinematográfico de Paul Thomas Anderson, es una de ellas. Acaba la película y uno, como espectador más o menos perezoso que acude a pasar la tarde, se siente agredido. Duele que el universo propuesto por el director de repente se evapore. Molesta que la oscuridad de la sala dé paso de forma casi autoritaria a la terca pastosidad de lo real. Digamos que pocas veces se adquiere conciencia tan clara de lo que el síndrome de Estocolmo pueda llegar a significar. 'Puro vicio', para entendernos, no es una película para ser vista, sino para vivir en ella; no es tanto una historia como una obsesión.

Sobre el papel, la adaptación de la novela de Thomas Pynchon 'Vicio propio' (traducción infinitamente más sensata del original 'Inherent vice' que el torpe título que ha recibido la cinta en español) se detiene en contar de forma minuciosa los accidentes de un mundo que no existe. Y no porque ahora, en este preciso instante del siglo XXI, haya desaparecido. No, el universo en el que el detective a su pesar Doc Sportello se empeña en vivir dejó de tener sentido ya en 1970, el año preciso en el que se ambienta la película.

Para entonces, todas las utopías de los 60, y con las ellas la estúpida pretensión de una vida más o menos digna, más o menos soportable, ya han ardido; ya no son más que humo en tratados de historia. Éstos últimos dicen que fue un año antes y por culpa del fragor demente de 'Hekter Skelter' cuando desapareció todo. Los asesinatos de Charles Manson, tal vez, devolvieron al sueño de toda una generación la consistencia fría de la panza de un pez muerto. Las pesadillas comparten el tacto untuoso de la gelatina y el olor de las escamas.

Pues bien, es en este paisaje en el que nuestro héroe interpretado por Joaquin Phoenix hasta el último aliento recibe la visita de una antigua amante. Shasta, así se llama el personaje de Katherine Waterston, busca al que ahora ocupa sus noches: un magnate, de repente, desaparecido. Lo que sigue es el recorrido laberíntico de una historia que, deudora de trampas 'chandlerianas' como 'El sueño eterno' o 'El largo adiós', navega entre el 'thriller', la parodia, la desesperación y el drama. ¿Alguien dijo la versión ultrafumeta de 'El gran Lebowski'? La idea no es otra que componer el mapa detallado de un mundo que se escapa.

 

 

Si se mira con un poco de perspectiva, buena parte de la filmografía de Paul Thomas Anderson se mueve dentro de esta misma necesidad de encontrar en su California natal las claves del vacío de todo esto. Los cuerpos de 'Boogie nights' sueñan con la profundidad de la carne en un paraíso porno finalmente imposible; las vidas en colisión de 'Magnolia' viven enredadas en una profecía que, de golpe, se descubre con el mismo olor a azufre del peor Apocalipsis; los potentados en 'Pozos de ambición' confunden el petróleo con la sangre e imaginan un imperio rigurosamente ateo e inútil; y en 'The master' una nueva religión quiere florecer sobre la voz torturada de los soldados que regresan del infierno, pero en su propio programa ya apunta la tristeza inane del empeño. En todas ellas, el espacio mítico en el que se desarrollan las historias es a la vez el paisaje y el propio argumento. No se trata de describir todas las formas posibles de fracasar, que también, como de retratar a la perfección la propia necesidad del vacío. Es así. Somos así.

Pero más allá de la fría y hasta divertida constatación de lo fatal, el cine de Anderson pelea por asignarse a sí mismo la brutal tarea de la salvación. En su propio proceso, en su posibilidad, en la capacidad de la ficción para dar sentido a lo real es donde se dirime la batalla. Y por eso, decíamos al principio, el único argumento de su cine en general y de 'Puro vicio' en particular es el propio cine.

En todo lo que dura la película, veremos a Sportello dar tumbos, como un borracho dentro de su propia pesadilla, detrás de la sombra de una sombra, detrás del misterio de su propio enigma. Habrá otro desaparecido (un Owen Wilson que interpreta a un ex heroinómano además de saxofonista), quizá la imagen opuesta del anterior. El primero es el rico que ha especulado hasta arruinarlo todo; el segundo, el pobre que ha sufrido por las consecuencias del otro. Nos daremos de bruces con un policía (genial e irrefutable Josh Broslin) corrupto hasta más allá de la sensatez que a la vez oficia de actor en un drama televisivo de policía y de reclamo en anuncios, también en la televisión. Visitaremos a otro magnate con sus propios problemas: una hija ha caído en las garras de un dentista corrupto (jamás antes Martin Short ha accedido a una parodia tan descarnada de sí mismo). Y hasta asistiremos a una Última Cena a base de pizzas aderezadas con hongos. Y así.

 

 

Pero todo esto, en su irresistible confusión de cine negro 'fumado' al sol abrasador de California, no es más que el principio, el viaje de Sportello es mucho más al fondo, al principio de todo. Al final queda la necesidad de un tiempo trágico y patético; voraz y tierno; brutal y, finalmente, irresistible: el nuestro, el de todos.

Decía Nietzsche, siempre tan categórico en su megalomanía, que la grandeza del ser humano consiste no sólo en soportar lo necesario sino en amarlo. "No querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad", añadía. Lo llamó 'Amor fati' (o amor del destino). Los personajes de 'Puro vicio' son, si se quiere, tan 'nietzschianos' que dan en tontos. Aceptan lo que les toca no como un castigo del destino sino como la expresión necesaria de que lo que son. Y lo aman, y así se lo hacen saber a un espectador al que no le queda otra que dejarse llevar como un amante convencido de la necesidad de su fracaso.

Cuando Katherine Waterston, para siempre Shasta, confiese desnuda la angustia de su propio drama ante un Sportello 'fumado' y herido, ya no habrá remedio. Estamos delante de una de las escenas más intensas, profundas y dolorosas que ha visto el cine reciente.

No acudan al cine a ver 'Puro vicio' para ver una película. Es algo más, es un espacio liberado en el que quedarse, para siempre, a vivir. Acepten, con Nietzsche, su destino de espectadores. Como escribe el propio Pynchon justo al final: "Como que la niebla se disipase, y que, por esta vez, sin saber cómo, hubiera allí otra cosa". No sean tontos, no salgan del cine. Fuera hace demasiado frío. (Luis Martínez)

Recomendada.




sábado, 14 de marzo de 2015

Selma, de Ava DuVernay




Título original: Selma. Dirección: Ava DuVernay. Países: Reino Unido y USA. Año: 2014. Duración: 128 min. Guion: Paul Webb. Producción: Christian Colson, Dede Gardner, Jeremy Kleiner y Oprah Winfrey. Fotografía: Bradford Young. Estreno en España: 6 Marzo 2015.
Intérpretes: David Oyelowo (Martin Luther King Jr.), Tom Wilkinson (presidente Lyndon B. Johnson), Carmen Ejogo (Coretta Scott King), Giovanni Ribisi, Lorraine Toussaint, Common, Alessandro Nivola, Cuba Gooding Jr., Tim Roth, Oprah Winfrey.

Fotograma de Selma

Comentarios:
Se trata de un drama histórico basado en hechos reales ambientado en los años 60. Esta crónica sobre la lucha del político y activista Martin Luther King Jr. (David Oyelowo) en defensa de los derechos civiles se centra en la marcha desde Selma a Montgomery (Alabama), en 1965, que llevó al presidente Lyndon B. Johnson (Tom Wilkinson) a aprobar la ley sobre el derecho al voto de los ciudadanos negros.
El filme ha estado nominado a Mejor Película en la última edición de los Oscar, habiendo obtenido el Globo de Oro y el Oscar a la Mejor Canción: Glory, de John Stephens y Lonnie Lynn.
El interesante guión fue elaborado por Paul Webb con la ayuda de la propia directora Ava DuVernay.
Terminamos el comentario con una frase de Martin Luther King que resume el mensaje del filme: “No soy negro, soy hombre”. 


miércoles, 11 de marzo de 2015

Vivien Leigh Y Escarlata O´Hara; Escarlata O´Hara y Vivien Leigh




Cuando pensamos en Vivien Leigh inevitablemente nos viene a la mente la imagen de Escarlata O´Hara, uno de los personajes femeninos más fuertes e independientes de la cinematografía clásica. Vivien nunca pudo, ni quiso, a pesar de que su gran pasión era el teatro, escaparse del mito cinematográfico de Escarlata. Ambas eran unas mujeres tremendamente pasionales, sin muchos sentimientos maternales, obstinadas y rebeldes. Una anécdota que ilustra está simbiosis es que cuando puso a cada animal de su granja el nombre de un personaje de "Lo que el viento se llevo", los usó todos menos el suyo, Escarlata.
 
Vivien Leigh                                                     Escarlata O´Hara

Descubrió el personaje a los 23 años cuando guardando reposo tras un accidente de esquí, devoró la novelaza de más de mil páginas de Margaret Michell que había revolucionado Estados Unidos aquel verano de 1936. Cuando supo que al otro lado del Atlántico David O. Selznich buscaba un rostro que poner a la rica, rebelde y caprichosa Escarlata no lo dudo un momento y "cruzó el charco". Tan segura estaba de que el papel sería para ella que rechazo ponerse ponerse a las órdenes de Cecil B. de Mille en "Unión Pacific" y un contrato con la Paramount para cuatro películas sólo por estar disponible. No paró hasta conseguir una cita con este gran productor. Eligió a Myron Selnick, hermano del productor, como su representante. Éste la llevo al plató donde ya se estaba rodando el incendio de Atlanta y, según dicen, en evidente estado de ebriedad, le diría a David: ‘Te presento a Escarlata". Vivien hizo una audición y fue elegida entre un grupo de grandes estrellas entre las que estaban Lucille Ball, Carole Lombard (esposa de Clark Gable), Paulette Goddard, Jean Arthur, Joan Bennett, Bette Davis y Katherine Hepburn.


No tenía pocas cosas en contra para triunfar con este papel: era una desconocida en los Estados Unidos; los sureños en especial y los americanos en general veían con muy malos ojos que una británica interpretará un personaje tan emblemático para ellos; uno de su valedores, el director George Cukor, fue rápidamente apartado del proyecto; y, por si todo esto hubiera sido poco, no estableció una relación agradable y cómplice con su partener, Clark Gable (circulan multitud de leyenda sobre su mala relación). Podemos señalar que para contribuir a la publicidad del filme, se pidió al público que eligiera a su favorita y Vivien Leigh tan sólo obtuvo un voto.


Sin embargo, su inolvidable actuación como Scarlett O´Hara la catapultó a la fama mundial y las unió para siempre. Vivien Leigh, la actriz, realizó otras muchas actuaciones, incluso llegó a ganar otro óscar por "Un tranvía llamado deseo" (1951) y un Tony por el musical "Tovarich" (1963). Escarlata, el personaje, permanece, desde 1939 en nuestro imaginario cinematográfico con sus maravillosos ojos verdes, sus  fantásticos vestidos, sus grandes frases y, sobre todo, su fuerza.

Mª Carmen Santiago Rivas