martes, 31 de marzo de 2020

Orlando (Sally Potter, 1992)


Título original: Orlando. Dirección: Sally Potter. País: Reino Unido. Año: 1992. Duración: 93 min. Género: Drama, Fantástico.
Sally Potter basado en la novela de Virginia Woolf (Guión), David Motion, Sally Potter (Música), Alexei Rodionov (Fotografía), Hervé Schneid (Montaje), Michael Buchanan, Michael Howells (Dirección artística),  Christopher Sheppard (Producción).
Nominada al Oscar 1993 a la Mejor Dirección Artística y al Mejor Vestuario. Premio del Público en el Festival de Venecia 1993. Mejor Película en el Festival de Sitges 1993.
Estreno en España: 14 enero 1994.   

Reparto: Tilda Swinton, Billy Zane, Lothaire Bluteau, Quentin Crisp, John Wood, Charlotte Valandrey, Heathcote Williams, Toby Jones. 
 
Sinopsis:
Orlando es una criatura melancólica e independiente, un ser ambiguo e inmortal que con el paso de los siglos pasa de hombre a mujer, mientras bucea en los misterios de la vida, el arte y la pasión.

Comentarios:
 “Orlando” puede ser definida de muchas formas, aunque lo que nunca os dirán es que es una película común, ya que difícilmente puede ser comparada con cualquier otra que hayáis visto hasta la fecha, algo que es un arma de doble filo, claro. Lo cierto y verdad es que llevar a la gran pantalla la magnífica novela de Virginia Woolf, que a pesar de ser un relato no muy extenso, posee una riqueza rara vez encontrada en otro similar, es una tarea poco menos que imposible, algo que quien lo haya leído entenderá rápidamente. Pero lejos de achicarse por ello, Sally Potter escribe el guión y la plasma en un trabajo atípico, en el que su enorme rareza es a la vez uno de sus principales problemas y una de sus grandes virtudes.
Leer la novela antes de ver la película, ayuda y mucho a comprenderla, al menos en su mayor parte, por lo que es bastante recomendable hacerlo así, ya que muchas de las cosas que en ella aparecen o se nos cuentan, aquí son pasadas por alto o solo son mencionadas de pasada, cuando alguna de ellas son sumamente esclarecedoras, incluso necesarias para poder entender que es lo que sus responsables quieren contarnos en ella. Verla sin hacerlo puede ser una experiencia bastante turbadora, sobre todo para los que necesitan encarecidamente obtener las respuestas correctas para poder disfrutar un trabajo plenamente.
Este es uno de los motivos por los que en algunas críticas se compara el cine de Potter, al menos este trabajo en concreto, con el de Tarkovski o Bergman, siempre salvando las distancias claro, ya que cada ser que la presencia saca de ellas conclusiones propias sobre lo que está viendo, algo que no quiere decir que lo que vemos no tenga un significado, sino que este es diferente según los ojos que lo observen. Esto hace que muchos crean haberse perdido por el camino, cuando en realidad simplemente no son capaces, o simplemente no les apetece, buscarle un sentido o un significado a lo que tienen delante, algo similar a lo que puede ocurrirte ante un cuadro o una escultura abstractos.
Para disfrutar de “Orlando” es necesario tener una mente abierta, con la capacidad de empaparse de nuevas ideas y conceptos, de disfrutar de la belleza por el simple hecho de ser belleza, y de aceptar que cada cual sacará sus propias conclusiones no teniendo porqué ser las nuestras más acertadas o mejores que las de cualquier otro. Si es así, este trabajo tiene la capacidad de hacerte flotar a través de cuatro siglos, de asistir a la evolución de la vida junto a la de nuestro personaje, de mostrar costumbres en constante cambio a través de diferentes épocas, todo ello de una forma hipnotizante y ciertamente hermosa y extraña a la vez.
Por ello hay que destacar en ella la fotografía de Alexei Rodionov (Masacre: ven y mira, El almirante), capaz de embelesarnos con sus imágenes de forma constante, algo que da gran parte de su frescura a la película. Igualmente destacable es el trabajo de Sandy Powell y Dien van Straalen en el diseño de vestuario, un trabajo complejo y brillante a partes iguales, y el de Michael Buchanan y Michael Howells en la dirección artística, igualmente meritorio. De hecho, la película fue nominada a los Oscars a la mejor dirección artística y mejor vestuario, aunque su gran problema fue tener que luchar con maravillas como “La lista de Schindler”, ganadora de la primera, o “La edad de la inocencia”, que se llevó la segunda, por no hablar de las otras que quedaron en puertas, como El piano o Lo que queda del día. Una misión imposible.
La banda sonora es otra de las características que destacar en este trabajo. De ella se encargaron David Motion (Andante ma non trompo, Swimming, Vivir y morir en Los Ángeles) y la propia Sally Potter, no solo precursora del proyecto, sino parte activa en casi todos sus apartados. No es una música, al igual que ocurre con la película, que sea del gusto de todos los paladares, aunque he de decir que a en general gusta bastante. Posee varios temas en los que se mezclan sonidos característicos de las épocas en las que transcurre la historia con otros mucho más actuales, realizando una fusión un tanto peculiar.
La elección del reparto es otro de los grandes aciertos en esta atípica obra, destacando sobre todo la de la excelente Tilda Swinton (Solo los amantes sobreviven, El gran hotel Budapest, Snowpiercer, Tenemos que hablar de Kevin) para el papel de Orlando, una criatura que nace hombre y cuya constante evolución convertirá a la postre en mujer, en el aspecto literal de la palabra, algo para lo que el físico de la brillante actriz y su buen hacer ante las cámaras, se antoja fundamental. Junto a ella destacan nombres como John Wood, un antiguo amigo que le declarará su amor tras su transformación en mujer, Lothaire Bluteau como un príncipe del lejano oriente con el que tratará en uno de sus viajes y Billy Zane, el joven con el que conocerá los placeres del amor y el sexo tras convertirse en doncella. El nivel es bastante bueno en todos ellos, como en el resto del reparto.
“Orlando” es una película que atrae o aburre, siendo difícil que nadie se quede en un término medio. La complejidad de la historia y la libre interpretación que el espectador puede hacer de ella echarán a muchos para atrás, pero si no es algo que te importe demasiado, podrás disfrutar de una película muy bien trabajada y que tiene cierto poder absorbente e hipnotizante que la hacen recomendable. Para tener su propia opinión tendrán que echarle valor y verla, eso sí, procuren que no sea un día con algo de sueño porque será difícil que la acaben, avisados quedan.
Recomendada.

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