Título original: La coquille et le
clergyman. Dirección: Germaine Dulac.
País: Francia. Año: 1928. Duración: 32
min. Género: Drama, Surrealismo. Película
Muda.
Antonin Artaud (Guión), Iris ter Schiphorst (Música), Paul Guichard, Paul Parguel (Fotografía), Délia Film (Producción).
Estreno mundial: 9 de febrero de 1928 en
París
Reparto: Alex Alin, Genica
Athanasiou, Lucien Bataille.
Sinopsis:
Obsesionado con la mujer
de un general, un sacerdote tiene visiones extrañas de muerte y lujuria, mientras
lucha contra sus propios fantasmas sexuales.
Comentarios:
El reverendo está muy
preocupado: un superior le ha suplantado en el confesionario y ahora es él
quien confiesa a las bellas jovencitas. El reverendo va a actuar contra él
porque teme que le quite su tesoro más preciado: su preciosa concha, la cual
guarda y cuida con celo y fervor sobrenatural. El plan del reverendo ya está en
marcha… Pero las cosas no van a resultarle nada fáciles.
Una de las primeras
cineastas de la historia fue la francesa Germaine Dulac, madre del surrealismo
cinematográfico o, por lo menos, creadora de la primera película que se puede
considerar surrealista: “La concha y el clérigo”. Mujer culta y rebelde, amante
del cine, de la música y de la literatura y sufragista luchadora incansable por
los derechos de las mujeres, fue, además de directora, guionista y teórica del
séptimo arte, crítica de cine y teatro y fundadora y administradora de muchos
de los grandes cineclubs del París de los años veinte y treinta. Su cine se
mueve entre el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo, el cine abstracto y
los documentales (tocó todos estos géneros), y también entre los, digamos,
primeros videoclips de la historia, como el de Maya Deren (trasladaron ambas
piezas musicales a imágenes). Germaine Dulac siempre persiguió, cuidando
muchísimo la estética de sus filmes, preciosista a veces, onírica y sustentada
en las metáforas plásticas y visuales como medio de expresión, cultivar un cine
revulsivo en las formas, sugerente y transgresor en el contenido que, mediante
las referidas metáforas, criticara la realidad de su momento o a la sociedad
burguesa. Como otros autores de su época adscritos a los movimientos
vanguardistas, Germaine Dulac buscó muchas veces cultivar un cine puro que
renunciaba a la representación figurativa y a la narración literaria y que daba
la mayor importancia al ritmo visual, al tiempo dislocado y a los argumentos
desordenados, inexistentes o aparentemente inexistentes. Debutó rodando
películas más convencionales hasta que por influencia del cineasta Louis Delluc
se lanzó a crear un cine experimental que hubo de alternar siempre con obras
comerciales. Destaca en su relativamente corta filmografía “La faete espagnole”,
“La muerte del Sol”, “El Diablo en la villa”, “La invitación a viajar”, la
comentada “La concha y el clérigo”, “Disc 927”, “Thèmes et variations” y
“Cinegraphique sur un arabesque”. Murió en 1942.
“La concha y el clérigo”,
mediometraje, está reconocida por muchos (y no sin polémica) como la película
fundadora del surrealismo cinematográfico, guionizada por el gran Antonin
Artaud y rodada dos años antes que “Un perro andaluz” de Luis Buñuel y Salvador
Dalí. Artaud consideraba que “si el cine no está hecho para traducir los
sueños, entonces el cine no existe”, y narró junto a Dulac, en la mencionada
clave surrealista y con un simbolismo oscuro pero más comprensible y abierto
que otros, la historia de un reverendo perdido en un ambiente onírico que, al
parecer, entra en conflicto con el voto de castidad y, al parecer (estoy
contando lo que yo he interpretado) también entra en conflicto con un militar o
uno de sus superiores (no queda del todo claro) que le roba a una bella y joven
mujer que va a confesarse suplantando su personalidad, robando sus hábitos y
los poderes de juez moral que “Dios le había otorgado”. La misteriosa concha
que el reverendo guarda celosamente es un símbolo abierto a toda clase de
interpretaciones: la castidad, el sexo femenino, el poder, la manipulación… El
asunto que trata el filme creo que se podría también interpretar como una lucha
por el sexo, un medio de control de la población muy poderoso, entre La Iglesia
y El Ejército. ¿Qué pensáis vosotros? “La concha y el clerigo” contiene algunas
escenas eróticas que, como las de “Un perro andaluz”, se consideraron casi
pornográficas en la época, escenas que por cierto son muy parecidas de un filme
a otro. Al parecer, a Artaud no le gustó el resultado final de la dirección
romántica y feminista de Dulac, por lo que ambos discutieron acaloradamente. El
grupo surrealista tampoco aceptó la película en su seno, al igual que hicieron
con “La sangre de un poeta” de Jean Cocteau. Hoy, “La concha y el clerigo” es una
referencia obligada del cine de vanguardia de todos los tiempos y, sin ninguna
dura, la primera película puramente surrealista de la historia.
Recomendada.
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