Título original: Três Verões. Dirección: Sandra Kogut. País: Brasil. Año: 2019. Duración: 94 min. Género: Drama.
Guión: Iana Cossoy Paro, Sandra Kogut. Fotografía: Ivo Lopes Araújo. Música: Berna Ceppas. Montaje: Luisa Marques, Sérgio Mekler. Producción: Gloria Films, República Pureza Filmes.
Nominada a mejor actriz (Regina Casé) en los Premios Latino 2021. Mejor actriz (Regina Casé) y Premio de la Crítica en el Festival de Málaga 2020. Mejor Montaje en el Festival de La Habana 2019.
Fecha del estreno: 6 Agosto 2021 (España)
Reparto: Regina Casé (Madá), Jéssica Ellen (Vanessa), Gisele Fróes (Marta), Rogério Fróes (Lira), Vilma Mello, Otávio Muller, Carolina Pismel, Daniel Rangel, Carla Ribas, Luciano Vidigal, Alli Willow (Jessy).
Sinopsis:
Cada diciembre, entre Navidad y Año Nuevo, Edgar y Marta organizan una celebración familiar en su lujosa casa de verano junto a la playa. En 2015 todo parece estar bien, a pesar de algunas tensas llamadas telefónicas y un invitado que lleva un grillete electrónico. En 2016 la fiesta anual se cancela abruptamente. ¿Qué pasa con la gente invisible que vive en la órbita de los ricos cuando estas vidas se derrumban? A través de la mirada de un empleado y un anciano padre olvidado, vemos un retrato del Brasil contemporáneo justo antes de la tragedia de 2018. Los signos estaban todos allí, pero no sabíamos cómo leerlos.
Comentarios:
Algo se mueve en el cine brasileño de los últimos años, a caballo de sus problemáticas sociales y de sus cambios políticos: desde 2015, se han estrenado en España Una segunda madre y Madre solo hay una, de Anna Muylaert; Doña Clara (Aquarius), de Kleber Mendonça Filho; los documentales Hotel Cambridge, de Eliane Caffé, y Cinema Novo, de Eryk Rocha; Como nuestros padres, de Laís Bodanzky; Siempre juntos (Benzinho), de Gustavo Pizzi; El canto de la selva, de Renée Nader Messora y João Salaviza, y ahora nos llega con un poco de retraso Tres veranos, de Sandra Kogut. Acercamientos a la realidad social del país, a la lucha entre los de arriba y los de abajo, a las dificultades de la clase trabajadora, y a los titubeos y caídas morales de la burguesía. Buena parte de ellos, dirigidos por mujeres, y la mayoría, protagonizados por personajes femeninos.
Como también le ocurría a Una segunda madre, Como nuestros padres y Siempre juntos, Tres veranos es una obra que arranca vacilante pero que va sedimentando conforme el relato y los personajes superan los desequilibrados modos de filmación. A Kogut, la directora, se la nota incómoda en las secuencias de grupo de la primera media hora, con innumerables (y feos) planos medios, cuando lo que domina es la conversación en la masiva celebración familiar, casi a la manera de la mexicana Nuevo orden, aunque con una expresividad artística mucho más modesta. Momentos en los que la minoritaria élite blanca no deja de volcar su condescendencia, cuando no su soberbia, con el servicio de la casa, perteneciente a la mayoritaria comunidad negra.
Sin embargo, tras la llegada de la policía y la detención de los dueños, acusados de corrupción, la película descuella. Sin la presencia de la clase superior en la mansión de verano, los hasta entonces sometidos pasan a ser dominadores del hogar y del lujo (los paralelismos con la coreana Parásitos, del mismo año, son evidentes), y, como en la interesantísima y alegórica película española Los fieles sirvientes (Francesc Betriu, 1980), la situación amenaza con desmadrarse hacia un lugar donde el liberalismo económico tiranice a las reivindicaciones y a la justicia social.
Estrenada en el Festival de Toronto de 2019, y posteriormente galardonada en Málaga con el premio de la Crítica y a la mejor actriz (Regina Casé, a la que ya disfrutamos en Una segunda madre), Tres veranos logra finalmente lo que la mayoría de sus antecesoras cinematográficas: volcar en la espontánea y aguerrida mirada de una valiente mujer la propia mirada de la película; ácida, crítica, seductora y en modo alguno maniquea. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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