Título original: Ema. Dirección: Pablo Larraín. País:
Chile. Año: 2019. Duración: 102 min. Género: Drama.
Sebastian Sepulveda (Montaje), Sergio Armstrong (Fotografía), Guillermo Calderon,
Alejandro Moreno, Pablo Larrain (Guión),
Nicolas Jaar (Música), Fabula, Juan
De Dios Larrain (Producción).
Sección Oficial del
Festival de Venecia 2019.
Estreno en Sevilla: 24 Enero 2020
Reparto:
Mariana Di Girolamo, Gael
Garcia Bernal, Santiago Cabrera, Giannina Fruttero, Catalina Saavedra, Eduardo
Paxeco, Mariana Loyola (Ema), Paola Giannini, Antonia Giesen, Josefina
Fiebelkorn, Susana Hidalgo.
Sinopsis:
Ema, una joven bailarina,
decide separarse de Gastón tras entregar a Polo en adopción, el hijo que ambos
habían adoptado y que fueron incapaces de criar. Desesperada por las calles del
puerto de Valparaíso, Ema busca nuevos amores para aplacar la culpa. Sin
embargo, ese no es su único objetivo, también tiene un plan secreto para
recuperarlo todo.
Comentarios:
Como un animal
mitológico, Ema echa fuego por la boca. Su capacidad destructiva solo es
comparable a su fuerza para reconstruir lo que arrasa. El fuego es un elemento
clave en la última película del chileno Pablo Larraín, un nuevo portento de uno
de los cineastas menos convencionales y más inteligentes de Latinoamérica,
capaz de sorprender con cada película. De “No”, que indagaba en las paradojas
del plebiscito que supuso el fin de Pinochet, a “Jackie”, intenso retrato de la
ex primera dama estadounidense rodada en inglés con Natalie Portman, o “El club”,
incómoda disección de un grupo de curas pedófilos. Larraín asume riesgos casi
suicidas con una naturalidad y valentía pasmosas. Su nueva película no solo no
se escapa de ese riesgo sino que va incluso más allá. Un filme inclasificable
que aborda un asunto polémico: los nuevos modelos familiares. La protagonista
es una bailarina milenial, casada con el director y coreógrafo de una compañía
de danza contemporánea, que acaba de devolver al hijo que ambos tenían en
adopción. El cisma que esa espantosa decisión desencadena en ella y su pareja
la llevará a reconstruirse usando el poder de su cuerpo, de su sexo y de su
juventud. Maternidad, baile y libertad juegan aquí un insólito trío cuyo
voltaje no deja de crecer a lo largo de toda la película.
Rodada en Valparaíso,
inquieta ver los elementos urbanos que Ema va calcinando con su lanzallamas
casi como involuntaria premonición de lo que vino después no solo en la
bellísima ciudad del Pacífico sino en el resto del país. A golpe de reguetón y
de sinuoso autotune, Ema y sus amigas se mueven por los códigos del presente,
sin fronteras ni en la calle ni en la cama, usando su cuerpo y su baile para
todo y contra todo. Es cruel cuando le escupe a su pareja —un Gael García
Bernal atrapado y desconcertado ante una mujer cada vez más poderosa—, que es
mayor y estéril, pero a la vez se las arregla para ser imaginativa en sus
afectos. La actriz protagonista, Mariana Di Girolamo, logra un equilibrio
imposible entre contención y desesperación. Hace creíble a una mujer que
podemos amar o detestar sin que eso importe demasiado. Porque Larraín le otorga
a su personaje un poder incalculable y redentor: ser dueña de sí misma y de su
destino. O como ella misma se define ante la directora de un colegio donde
aspira a dar sus lecciones de baile: “Yo lo que enseño es libertad”. (Elsa
Fernández-Santos)
Recomendada.
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