SEFF 2019. 16ª Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Sección Oficial.
Título original: Little Joe. Dirección: Jessica Hausner. País: Austria. Año: 2019. Duración: 105
min. Género: Drama, Ciencia-Ficción.
Guion: Jessica Hausner,
Géraldine Bajard. Fotografía: Martin
Gschlacht. Montaje: Karina Ressler. Sonido: Malcolm Cromie, Erik
Mischijev, Matz Müller. Producción:
Bruno Wagner, Bertrand Faivre, Philippe Bober, Martin Gschlacht,
Jessica Hausner, Gerardine O’Flynn. Compañía Productora: Coop99,
The Bureau, Essential Films.
Premio a la Mejor Actriz (Emily
Beecham) en la sección oficial del Festival de Cannes 2019.
Estreno en Sevilla: SEFF 2019 (Del 8 al 16
de noviembre de 2019)
Reparto:
Emily Beecham, Ben
Whishaw, Kerry Fox, Kit Connor, David Wilmot, Phénix Brossard, Sebastian
Hülk, Lindsay Duncan.
Sinopsis:
Alice es una madre
soltera que cría plantas en una empresa que busca desarrollar nuevas especies.
Es la responsable del exitoso último diseño de su compañía: una crisálida
característica no sólo por su belleza, sino también por su valor terapéutico.
Si la planta se encuentra en las condiciones óptimas, garantiza a quien la
consuma sentir algo parecido a la felicidad. Un día, Alice decide ir en contra
de las normas de su empresa y lleva una planta a Joe, su hijo. Ambos la
bautizan como "Little Joe". A medida que crece, Alice comienza a
entender que tal vez su nueva creación no es tan inofensiva como sugiere su
nombre.
Comentarios:
Jessica Hausner (Viena,
1972) es, con toda seguridad, la más interesante de las directoras austríacas,
y una de las más interesantes de aquel país sin hacer distinción de sexo. Está
dirigiendo largometrajes de ficción desde principios de siglo; no tiene todavía
una carrera demasiado larga (6 películas, incluida esta, en 18 años), pero lo
cierto es que se le ha visto una progresión más que estimable. La primera cinta
que nos llegó fue “Hotel” (2004), film de terror con un comienzo prometedor y
un desenlace tirando a infecto; la segunda película que llegó a España sería “Lourdes”
(2009), que impactó en el festival de Venecia, donde consiguió varios premios,
un drama de gran sutileza que se desarrolla en una viaje al monasterio de
Lourdes de un grupo de discapacitados. Con su siguiente film, “Amor fou”
(2014), Hausner dio un paso de gigante, una película de época que buceaba en
temas tales como el amor y la muerte, en un ambiente de corte romántico que
exploraba los recovecos del alma masculina y femenina, además de largar un
zurriagazo en toda regla a la aristocracia.
Esta “Little Joe” nos
parece que, aunque en términos de presupuesto evidencia un importante salto
adelante (los dineros se ven en el costoso “look”, en la exquisita fotografía,
en la utilización de actores conocidos y cotizados), artísticamente da un paso
atrás con respecto a su anterior empeño. Y no es que, de entrada, el film
carezca de interés. Se ambienta en el seno de una empresa privada que se dedica
a criar plantas que, diseñadas genéticamente, supongan una fuente de felicidad
para las personas. El proyecto principal es una especie de tulipán con gran
número de estambres, de color rojizo, al que denominan Pequeño Joe, en homenaje
a Joe, el hijo impúber de Alice, la creadora y alma mater de la planta. Pero
pronto las personas que inhalan su polen comienzan a cambiar sutilmente, a
manifestar extraños comportamientos...
Tiene “Little Joe” un
moderado aspecto de distopía en el presente, una sociedad que es la nuestra
pero en la que se pueden observar acciones que pudieran inscribirse en una
críptica civilización antiutópica. Recuerda poderosamente las diversas
versiones que se han hecho en cine de “La invasión de los ladrones de cuerpos”
(1956), una de las obras maestras de Don Siegel, aunque aquí no sean marcianos
los que propician la captación cual secta de los ingenuos que aspiran el polen
de las plantas; también, por qué no decirlo, hay algo de “La pequeña tienda de
los horrores” (1960), el clásico de Roger Corman sobre una peculiar planta
carnívora. Pero el conjunto no acaba de convencer: Hausner se muestra
extrañamente hierática como realizadora, con una acartonada puesta en escena
que, si en “Amor fou” estaba plenamente justificada por la temática y la estética,
aquí rechina; tampoco gusta que las (pocas) escenas de violencia existentes
estén rodadas pésimamente, con una planificación y una resolución que no son de
recibo en un film de alto nivel profesional como este, lo que contrasta, como
queda dicho, con el excelente “look”, con la estupenda dirección artística, con
la brillante fotografía, que juega atinadamente con los blancos puros del
laboratorio y las batas de los científicos y el rojo pasión de la planta
Pequeño Joe.
Queda una historia
curiosa que nos pone en primer plano la siempre inquietante tentación de
renunciar a lo que nos hace humanos, a nuestros sentimientos, emociones y
contradicciones, en favor de un supuesto mundo feliz, de una felicidad
impostada, falsa, aquí facilitada por los efluvios polínicos de una flor que
proveería de una alegría deshumanizada, nos asemejaría a robots antes que a
seres de carne y hueso. Pero el conjunto no termina de cuajar, a pesar del
evidente esfuerzo económico y el estiloso (está de por medio la BBC...) diseño
de producción.
Paso atrás, entonces, en
Jessica Hausner, a la que de todas formas habrá que seguir de cerca. Emily
Beecham compone bastante atinadamente (y así se le reconoció en Cannes con el
Premio a la Mejor Actriz) a la atribulada madre y diseñadora de la planta de la
(falaz) felicidad, mientras que Ben Wishaw nos parece un tanto desubicado y sin
tener demasiado claro cuál es su personaje. Una banda sonora en la que brilla
por su ausencia la música, siendo sustituida por chirridos y ruidos de todo tipo,
que se supone deben crear una atmósfera inquietante, es otra equivocación
“artística” de una película con algunos aciertos parciales pero también varios
errores, que producen una sensación general de cierta insatisfacción. (Enrique
Colmena)
Recomendada
(con reservas).
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