Título original: Intemperie. Dirección: Benito Zambrano. País: España. Año: 2019. Duración: 103
min. Género: Drama, Thriller.
Nacho Ruiz Capillas (Montaje), Pau Esteve Birba (Fotografía), Daniel Remon, Pablo Remon
(Guión), Jesús Carrasco (Guión adaptado), Mikel Salas (Música), Juan Gordon, Pedro Uriol (Producción), Miguel Martins (Sonido), Ruben Samos (Maquillaje), Fernando Garcia (Vestuario), Curru GArabal (Dirección Artística), Mireia Juarez (Casting).
Sección Oficial (film
inaugural) del Festival de Cine de Valladolid (Seminci 2019).
Estreno en Sevilla: 22 Noviembre 2019
Reparto:
Luis Tosar (Pastor), Luis
Callejo (Capataz), Jaime Lopez (Niño), Vicente Romero (El Triana), Kandido
Uranga (El viejo), Juanjo Perez Yuste (El Segovia), Adriano Carvalho (El
Portugués), Manolo Caro (Tullido).
Sinopsis:
Un niño que ha escapado
de su pueblo escucha los gritos de los hombres que le buscan. Lo que queda ante
él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse
definitivamente del infierno del que huye. Ante el acecho de sus perseguidores
al servicio del capataz del pueblo, sus pasos se cruzarán con los de un pastor
que le ofrece protección y, a partir de ese momento, ya nada será igual para
ninguno de los dos.
Comentarios:
Ciclotímico como suele
ser el cine español, durante un tiempo se hartó de adaptar novelas de
prestigio, principalmente en la época de Pilar Miró al frente de la Dirección
General de Cine. Eran los años ochenta y noventa, surgieron algunos grandes
títulos de la historia de nuestro cine y, como contrapartida, también una
cierta sensación de impostura de lo artístico, de falso prestigio más basado en
el texto original que en los resultados narrativos y visuales.
Llegado el siglo XXI, y
sobre todo esta segunda década, las novelas de prestigio empezaron a tener fama
de veneno para la taquilla, y los productores, si acaso, fijaron su mirada en
la literatura de aeropuerto y en los alicortos best sellers. Por eso es tan
importante que en estos días coincidan en la cartelera dos películas tan
sorprendentes como “Ventajas de viajar en tren” e “Intemperie”, adaptaciones de
dos grandes textos en principio inadaptables, y radicalmente alejados en tono y
ambientes de la comodidad que se dice que busca el espectador contemporáneo.
Sorprendente primera
novela de Jesús Carrasco, publicada en 2013, “Intemperie” entroncaba, por la
época, el entorno y los personajes, con esa novela realista castellana de
posguerra, recia y brutal, de violencia atávica y profunda miseria. Con una
prosa menos brillante que la de Cela, Delibes y Aldecoa, de fraseo más corto y
directo, lo que podría llevar a Cormac McCarthy, se configuraba como
descendiente de obras como “La familia de Pascual Duarte”, “Los santos
inocentes” y “Con el viento solano”, novelas adaptadas en tres soberbias
películas de Ricardo Franco y Mario Camus, con las que “Intemperie” tiene
evidentes paralelismos. Aunque con dos claras diferencias: la denuncia social
era más meridiana en esos tres libros, y más simbólica en el de Carrasco; y los
personajes y las tramas de “Intemperie” apenas se desarrollaban, no había
nombres, fechas ni lugares concretos, con la consiguiente dificultad para una
traslación cinematográfica que han realizado, consecutivamente, los hermanos
Pablo y Daniel Remón, excelentes cortometrajistas ambos, prestigioso dramaturgo
y director teatral el segundo, y el propio director de la película, Benito
Zambrano.
Los Remón y Zambrano
(complicado saber desde aquí lo que ha hecho cada uno) han concretado lugares (las
aldeas, las cuevas y las tierras semidesérticas granaínas), desarrollado
personajes, aportado otros nuevos, detallado y cambiado a uno de los dos
protagonistas (de viejo, a la mediana edad del pastor que interpreta Luis
Tosar), y virado un tanto el papel del villano: de alguacil administrativo a
capataz de latifundio, subrayando así la denuncia social más que la política.
Un papel que ejecuta con odioso gesto huidizo de la sobreactuación el magnífico
Luis Callejo, y cuyo irracional empecinamiento en agarrar al niño protagonista
escapado de sus tierras es expuesto por los guionistas con sutileza pero con
claridad, algo que Carrasco había esbozado con aún más finura en apenas línea y
media de su novela, y en una palabra final de rotunda ambigüedad.
Zambrano, como siempre en
el director de “Solas”, se luce con la dirección de intérpretes (Tosar, Vicente
Romero…), con menciones especiales para el impresionante crío, Jaime López, y
para la fantástica Elisa López Pinilla, la hermana pequeña, protagonistas ambos
de la secuencia más bella de la película, y que además es inventada pues no
está en la novela. Con apuntes de género, de wéstern, de thriller, de road
movie, “Intemperie” es cruda y áspera, y solo se desdibuja un tanto en su parte
final, cuando Zambrano filma con convicción y pulcritud académica su duelo
final. Una secuencia que quizá pedía a gritos la sequedad fílmica, la
contundencia del instante, y no un desarrollo tan compuesto y tan organizado. (Javier
Ocaña)
Recomendada.
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