Vittorio
De Sica (1901-1974) es una de las figuras clave del neorrealismo italiano, al que
contribuyó con dos películas fundamentales como son “El limpiabotas”
(1946) y “Ladrón de bicicletas” (1948). Ganador de cuatro
premios Oscar, el último de ellos lo consiguió con “El Jardín de
los Finzi-Contini” (1971), en la categoría de mejor película de
habla no inglesa (ahora denominado mejor película internacional). En la misma
categoría lo había obtenido antes con “Ayer, hoy y mañana” (1964), y había recibido asímismo sendos Oscar especiales por “El limpiabotas”
(1946) y “Ladrón de bicicletas” (1948).
El jardín de los
Finzi-Contini es un drama histórico ambientado a finales de los años
30, en Ferrara, Italia. Los Finzi Contini son una de las familias más
influyentes de la ciudad: son judios ricos y aristócratas. Sus dos
hijos, Micòl y Alberto buscan un grupo de amigos con los que las
tardes jugando al tenis y olvidarse del resto del mundo, sobre el que
empieza a surgir la sombra del fascismo y el nazismo. En ese círculo
entra Giorgio, un judío de clase media que se enamora de
Micòl, juntos harán el paso de la juventud a la edad adulta.
Dominique Sanda y Lino Capolicchio |
Dirigida con un ritmo sereno y estilo meticuloso,
refleja la nostalgia que siente los distintos personajes, miembros de
una clase acomodada, cuando las cosas empiezan a complicarse y la
dictadura se hace más evidente. La Italia en el período anterior a
la guerra es retratada por De Sica como un sitio en el que nadie
espera o admite lo que esta a punto de explotar. El jardín rodeado
de altos muros de los Finzi-Contini se convierte en el símbolo de
ese compás de espera, parece que nada malo puede suceder, los judíos del pueblo parecen aferrase a la solidez de
los muros del jardín como si fueran una prueba de su propia
capacidad de resistencia frente a las leyes antisemitas que se están poniendo
en marcha.
La pareja protagonista la interpretan Lino
Capolicchio, como Giorgio y Dominique Sanda en el papel de Micòl, que
sorprende radiante en este papel que conjuga ingenuidad y picardía. El
reparto lo completa Helmut Berger, como Alberto y Fabio Testi, en el
papel de Bruno Malnate.
El guion se basa en la obra homónima de
Giorgio Bassani (cuyo protagonista, Giorgio, es en realidad un alter
ego del autor), y se centra en la relación que se establece entre
Giorgio y Micol, la primogénita de los Finzi-Contini. La trama se
situa en el año 1938, cuando ambos ya son adultos, recurriendo a
flashbacks para narrar las etapas de su infancia y adolescencia que
sí tienen más presencia en la novela.
Giorgio Bassani
(1916-2000) vivió su infancia y juventud en Ferrara, en el norte de
Italia, donde sufrió la discriminación y posterior persecución que
sufrieron los judíos al implantarse en Italia las llamadas leyes
raciales. Su peripecia personal como miembro de esta comunidad
reprimida por el régimen fascista está reflejada en esta, su obra
más célebre “El jardín de los Finzi Contini”, donde narra el
cerco y el posterior exterminio de los judíos de Ferrara. Publicada
por vez primera en 1962, fue luego compilada en “La novela de
Ferrara” (1974) donde el autor reunió distintos relatos,
generalmente breves, dedicados a la ciudad de Ferrara.
El narrador, en primera persona, recuerda la historia de los
Finzi-Contini, una familia judía de abolengo que lleva una vida
apartada, en su lujosa villa de Ferrara, rodeada por un jardín
majestuoso. Alberto y su hermana Micòl, los hijos de la familia,
deciden invitar a algunos amigos a su casa, después de que a muchos
de ellos los hayan expulsado del club de tenis de la ciudad. El
protagonista de la historia, Giorgio, un joven judío de clase media,
accede así a esta hermética comunidad, en cuyas reuniones convergen
la poesía, la historia de Italia, la política, la vida privada, y aflora el amor entre el muchacho y
la joven Micòl. Sin embargo, el curso de la historia parece
arrastrarlos hacia un destino funesto y abocarlos a precipitarse al
abismo que se abre bajo sus pies.
La crítica considera que De Sica está lejos de haber hecho aquí una obra maestra. El propio Bassani, preguntado en 1981 por la
adaptación de su novela, dijo: «La
película El
jardín de los Finzi Contini en
sí no vale mucho, porque carece por dentro de la tensión poética,
pero es un buen producto artesanal. Me quedo con los diez últimos
minutos del filme, que narran la detención de la familia por los
fascistas. Estos últimos diez minutos son una auténtica obra de
arte». No obstante os propongo comprobar por vosotros mismo la calidad, tanto del libro como de su adaptación al cine, sabiendo que ambas obras son muy recomendables. Ya tenéis deberes para estas vacaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario