miércoles, 22 de junio de 2022

Ninjababy (Yngvild Sve Flikke, 2021)

 


Título original: Ninjababy. Dirección: Yngvild Sve Flikke. País: Noruega. Año: 2021. Duración: 103 min. Género: Comedia dramática.  

Guión: Johan Fasting, Yngvild Sve Flikke, Inga Sætre. Fotografía: Marianne Bakke. Música: Kare Vestrheim. Producción: Motlys.

Mejor Comedia en los Premios del Cine Europeo 2021.

Fecha del estreno: 9 Junio 2021 (España)

 

Reparto: Kristine Kujath Thorp, Arthur Berning, Nader Khademi, Tora Christine Dietrichson, Silya Nymoen, Evelyn Rasmussen Osazuwa, Trine Wiggen, Morten Svartveit, Janne Heltberg, Kjærsti Odden Skjeldal.

 

Sinopsis:

A los 23 años la vida de Rakel cambia cuando se entera, quizás demasiado tarde, de que está embarazada. Rakel es ilustradora y le encanta estar involucrada en diferentes proyectos, pero ¿criar a un bebé? Rakel debe enfrentarse a esa pregunta antes de lo esperado, y la sorpresa es doble: está de seis meses, por lo que no hay opción de abortar. Amante de la cerveza, las drogas y el sexo sin apegos, no tiene ningún interés en ser madre. Antes de tomar ninguna decisión, comienza a dibujar a su “ninjababy”, que no le pondrá las cosas nada fáciles.

 

Comentarios:

No es fácil componer una comedia sobre la falta de instinto maternal, un embarazo no deseado, la posibilidad de un aborto y, finalmente, la entrega del bebé en adopción. La ha hecho la noruega Yngvild Sve Flikke, directora hasta ahora inédita en los cines españoles, y el resultado tiene gracia y gancho, sensibilidad y ternura, simpatía y amargura: Ninjababy, basada en una novela gráfica de Inga Saetre. La odisea de una mujer joven que quería tener una vida, pero que, casi de la noche a la mañana, debe bregar con otra muy distinta.

Con independencia del relato en sí, la labor de Flikke está auspiciada por una decisión que otorga encanto y originalidad al conjunto: dar voz al feto a través de los dibujos que la propia protagonista realiza como ilustradora de profesión. Unas animaciones sencillísimas, casi naífs, que redondean una película de notable atrevimiento en todos los sentidos, desde el afectivo al sexual, pasando por el del lenguaje, siempre directo, coloquial y expresivo, y que además nunca juzga a sus criaturas.

Protagonizada por una chica despistada, indecisa, graciosa, desordenada y encantadora, Ninjababy no es solo una más de las recientes aportaciones cinematográficas destinadas a desterrar la clásica idea de la maternidad como culmen divino de la vida de una mujer. Es también una de las que más arriesga. Tanto en su fondo como en su forma, con esos flashes de apenas unos segundos, pura comedia del absurdo, de nuestras incongruencias y nuestras difíciles tomas de decisiones. Y, sobre todo, con un tono inclasificable de compleja graduación: de situaciones ásperas y negras, y simpática apariencia blanca.

La labor de Flikke como coguionista y directora es siempre comprometida y original, alternativa y en modo alguno complaciente. Sin embargo, hay un momento, ya cerca del final, en el que, al estar tan pendiente de la situación emocional de la madre, la película se le puede acabar escapando a su autora por el lado más débil: el del bebé, al que ella misma ha otorgado voz desde el inicio. Es durante ese trecho de la historia cuando a ciertos espectadores se les pueden encender las luces rojas de la ética, porque no parece una gran idea abandonarlo finalmente a su suerte, tanto en la vida como en la narrativa del relato. Pero Flikke reacciona a tiempo y además con convicción: con un momento triste, negro, necesario y muy especial, protagonizado por el dibujo de ese bebé ninja, por su voz directa y amarga, que no es sino la voz de la conciencia de una mujer con dudas.

Un instante que, sin desvelar demasiado, se remata con un epílogo de una gran audacia y una enorme ambigüedad. Una de esas veces en las que quizá la vida nos quite la razón (o no) con respecto a nuestros ideales previos, justo cuando lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos no acaba de estar en consonancia. Unos últimos minutos que cada uno en su butaca del cine interpretará de diferente modo (y eso es muy bueno), que subvierten los roles tradicionales de género, contradicen los conceptos de mirada masculina y mirada femenina del cine, y que incluso podrían emparentarse con los postreros instantes de otra atractiva película reciente protagonizada por una mujer joven que valora especialmente su individualidad y su privacidad: La peor persona del mundo, de Joachim Trier. (Javier Ocaña)

Recomendada.



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