viernes, 17 de junio de 2022

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (Agustín Díaz Yanes, 1995)

 

Título original: Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. Dirección: Agustín Díaz Yanes. País: España. Año: 1995. Duración: 99 min. Género: Drama, Thriler.

Guión: Agustín Díaz Yanes. Fotografía: Paco Femenía. Música: Bernardo Bonezzi. Montaje: José Salcedo. Dirección artística: Benjamín Fernández. Ayudante de dirección: José Luis Escolar. Producción: Manolo Matji, Javier Ramos (Flamenco Films / Xaloc / Cartel.

Ganadora de 7 Goyas 1995 (incluido Mejor Película). Premio Especial del Jurado y Concha a la Mejor actriz (Victoria Abril) en el Festival de San Sebastián 1995. Mejor Película en los Premios Forqué 1995.

Fecha del estreno: 5 Octubre 1995 (España).

 

Reparto: Victoria Abril (Gloria Duque), Federico Luppi (Eduardo), Pilar Bardem (Doña Julia), Guillermo Gil (Evaristo), Daniel Giménez Cacho (Oswaldo), Ana Ofelia Murguía (Doña Amelia), Marta Aura (María Luisa), Ángel Alcázar (Juan), Saturnino García (Ramiro), Bruno Bichir, Demian Bichir, María Asquerino, Fernando Delgado.

 

Sinopsis:

Una española, Gloria Duque, presencia en México la muerte de dos policías a manos de dos gángsters. Uno de ellos le da antes de morir un portafolios con direcciones donde la mafia blanquea dinero en todo el mundo. Más tarde a ella la deportan a Madrid y vuelve a casa de su suegra, una mujer de gran entereza que da clases para pagar la hipoteca del piso.

 

Comentarios:

El director novel se rodeó de un buen equipo de profesionales: Paco Femenía en la fotografía; Benjamín Fernández en la decoración, "que, como no teníamos dinero para rodar en México, lo reconstruyó en Madrid"; José Salcedo en el montaje; Bernardo Bonezzi en la música, y especialmente el ayudante de dirección, José Luis Escolar, "el técnico más importante que ha tenido el cine español", en palabras del director. El resultado fue, en opinión de Antonio Muñoz Molina, "una película tan admirable, tan bien imaginada y contada, que no parece posible que sea la primera de su director. (...) Alguien debería averiguar por qué razón es tan difícil que el cine de nuestro tiempo retrate con veracidad las vidas de la gente trabajadora. Por eso me ha sorprendido y me ha conmovido tanto el retrato que hace esta película de la vida y de la dignidad de los pobres. (...) A Agustín Díaz Yanes le debo las horas más intensas que he pasado en un cine desde hace no sé cuánto tiempo".

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto narra la compleja historia de la esposa (Victoria Abril) de un banderillero que, aterrada tras una cogida sufrida por el marido, se dedica a la bebida, y más adelante, tras instalarse en México sin esperanzas, sobrevive ejerciendo la prostitución. En tal tesitura, presencia involuntariamente la muerte de dos policías, y ello la convierte en blanco de los asesinos, huyendo de los cuales regresa a España a refugiarse con su suegra (Pilar Bardem), la madre que nunca tuvo. "Díaz Yanes agarra de las tripas al espectador desde el mismo prólogo y trata de estrujárselas como una tenaza, sin darle respiro, hasta el final. Se lanza al ruedo a matar -es un confesado admirador del arte taurino-, sin hacer concesiones, y hace brotar el lirismo a partir de la sangre y la violencia", escribió Daniel Monzón en Fotogramas, opinión compartida por José Ramón Rey en el diario Ya: "Tiene un arranque tremendo, impactante, de los que dejan al espectador prendido de la pantalla. Y en ese arranque aparece ya el primer ejemplo de magnificencia interpretativa de Victoria Abril, del que dará una lección a lo largo del metraje. Después, el buen guionista que es Agustín Díaz Yanes complica la historia, presenta personajes, los retrata y crea una atmósfera apasionante. Nadie sabe qué va a ocurrir, qué puede pasar. Y las situaciones se resuelven de forma imprevista".

La película fue igualmente elegida como la mejor española de 1995 por 16 escritores convocados por La Esfera, lo que motivó que Manuel Pérez Estremera escribiera en El Mundo: "Creo que no es habitual en nuestro cine una primera película tan rica, tan madura, tan adecuada narrativa e industrialmente, y creo que, ante tantos elementos de interés, no cabe otra cosa que apoyar esta línea de trabajo, a este autor y a estos profesionales para que tengan una rápida continuidad". (Diego Galán)

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