Título original: Torerillos, 61. Dirección: Basilio Martín Patino. País: España. Año: 1962. Duración: 16 min. Género: Documental, Cortometraje.
Guión: Basilio Martín Patino. Fotografía: Enrique Toran. Sonido: Enrique Molinero. Música: Julio Pérez Rozas. Montaje: Pedro del Rey. Producción: Hermic Films.
Reparto: Fernando Rey (locutor, voz en off).
Sinopsis:
Cortometraje sobre la vida y los sacrificios de los jóvenes maletillas que recorren incansablemente los caminos entre las dehesas salmantinas, donde pastan los toros bravos. Buscan una oportunidad para demostrar su valor en capeas y tentaderos, decididos a alcanzar su sueño de ser toreros, como única forma de huir de la pobreza y alcanzar la fama.
Comentarios:
Tras hacer la práctica de final de carrera en la Escuela Oficial de Cine con el cortometraje Tarde de domingo (1960), Basilio Martín Patino rueda varias películas con igual formato. Su tercer filme será este corto Torerillos, 61, que combina ficción (los maletillas que recorren los caminos, los pueblos de España, en busca siempre de la oportunidad que no llega) con documental (un primoroso montaje de fotos y recortes periodísticos), todo ello en torno al mundo de los maletillas, los aspirantes a toreros que, durante los años sesenta del pasado siglo XX, tuvieron notable proliferación, al calor del éxito de algunos diestros de extracción humilde y escasa técnica pero desaforado valor (por no decir temeridad), como Manuel Benítez El Cordobés, el icono de la llamada Fiesta Nacional en aquella década.
Sobre esa figura de alguna forma entrañable, en tanto su vulnerabilidad (al socaire de lo que decidan los apoderados, empresarios taurinos y demás prebostes del toro), Martín Patino escribe y realiza este documental que ya empieza a jugar, como haría años más tarde, con realidad y ficción, por más que un texto al comienzo del filme nos advierta que “El comentario de este documental está totalmente compuesto de recortes periodísticos sobre hechos absolutamente actuales”. Con la voz prodigiosa de Fernando Rey en la locución y técnicos de primera fila como el montador Pedro del Rey (Viridiana, El cochecito, Atraco a las tres, entre otras grandes películas, fueron editadas por él), Patino nos muestra un abigarrado collage en el que cuela una taimada denuncia de la España de la penuria de principios de los años sesenta, contradiciendo el discurso oficial del régimen franquista de la época. El maletilla entonces será la metáfora del sueño del españolito de a pie, del pobre de solemnidad que fiará la salida de la inmisericorde crisis a un golpe de suerte en forma de “romper en figura” del toreo, algo así como que confiar en que toque la lotería para salir de la pobreza.
En los textos recitados por Fernando Rey (que en ocasiones actúa como entrevistador y entrevistado a la vez, recurso quizá necesario por la carencia de medios, pero que confiere a las entrevistas una rara sensación hipnótica), extraídos según hemos visto de la prensa de la época, se filtra una mirada (casi) desesperada de una juventud sin esperanza, una juventud que se la juega todo a una carta porque “más cornás da el hambre”, como dice, en boca de Rey, uno de los maletillas a los que se le da voz en este documental que se aleja notablemente del cine que se hacía en la época en España (con las excepciones de rigor, por supuesto), un documental de soterrada denuncia a través de la vida de los chicos que deambulaban por dehesas en busca de un metafórico Midas que los hiciera de oro.
Obra ya de sorprendente madurez para un cineasta que apenas llevaba un par de años haciendo cine, pero cuya claridad de ideas le había llevado, varios años atrás, con solo 26 años de edad, a organizar las fundamentales Conversaciones de Salamanca, sobre las que se cimentaron las bases del que la Historia conoce como Nuevo Cine Español, Torerillos, 61 resulta ser un filme de extraordinaria modernidad en su montaje, jugando con texto y pre-texto, con los humildes recortes de prensa y los sentidos textos de los maletillas (o de los tonantes, instalados periodistas que los recusan, a los que Fernando Rey declama con impostada voz, con engolamiento que los hace abominables), una película cuya modestia supone un valor añadido: qué difícil es hacer tanto con tan poco, y decir tanto con tan poco margen por parte de la intransigente Censura franquista. (Enrique Colmena)
Recomendada.
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