sábado, 30 de abril de 2022

Vaca (Andrea Arnold, 2021)


 

Título original: Cow. Dirección: Andrea Arnold. País: Reino Unido. Año: 2021. Duración: 94 min. Género: Documental.  

Fotografía: Magda Kowalczyk. Montaje: Rebeca Lloyd, Jacob Schulsinger, Nicolás Chaudeurge. Producción: Kat Mansoor (BBC Films, Doc Society, Halcyon Pictures).

Premio al Mejor Montaje en el Festival de Cine de Sevilla (SEFF 2021). Nominada a Mejor Película Documental en los Premios BAFTA 2021.

Fecha del estreno: 8 Abril 2022 (España)

 

Sinopsis:

Nos sumerge en la trayectoria vital y la rutina de trabajo de una vaca en una explotación ganadera.

 

Comentarios:

El premio Nobel sudafricano J. M. Coetzee, célebre animalista, asegura que toleramos el sacrificio animal solo porque no lo sufrimos. Ni lo vemos, ni lo escuchamos, ni lo olemos. Hace apenas dos años, la película Gunda, producida por otro famoso animalista, el actor Joaquin Phoenix, y dirigida por el ruso Viktor Kossakovsky, se detenía en la vida en una granja de una cerda y sus lechones. Pese a su estilizado blanco y negro y el protagonismo de una sola camada, Gunda guardaba ciertas similitudes con Vaca, el documental de Andrea Arnold que ahora nos sumerge en la experiencia del ganado bovino en una granja lechera. Ambas películas arrancan con un parto y en las dos la cámara funciona como el empático espía de una vida animal cuyo papel en la explotación alimentaria resulta demasiado lejana y ajena a la mayor parte de los consumidores.

La cámara de Arnold (premio del jurado en Cannes en 2010 con su segunda película, Fish Tank, y seis años después con American Honey) funciona como una esponja. No carga las tintas, solo expone de qué se compone —también durante los días luminosos y las noches pastando en el campo— una vida en la que las vacas, inseminadas artificialmente al menos una vez al año, solo viven para parir y producir leche. Los terneros, separados casi al instante de sus madres, seguirán la misma suerte si son hembras: partos sin descanso, ubres a reventar monitorizadas y la separación forzosa de unos terneros que casi ni olerán.

La película de la directora británica apela a un realismo agrario en el que los hombres son voces fuera de campo que organizan, muchas veces con buenas palabras y tono amable, una tediosa rutina en la que el espectador sentirá el dolor físico de ser vaca lechera en una fábrica. Hay momentos horribles, como el de la separación de los terneros de las vacas, el de la cauterización de sus cuernos o el uso crispante del hilo musical mientras las máquinas ordeñan a los automatizados animales. También hay instantes extrañamente hermosos, como los de las vacas de noche a la intemperie y bajo la luna. Algunos tacharán de propaganda vegana a Vaca, aunque Arnold tan solo se limite a plasmar lo que ocurre sin voces ni adoctrinamientos. Si es propaganda, al menos es de la inteligente. Sea como sea, la película transpira desolación y, volviendo a Coetzee y a su alter ego, Elisabeth Costello, hoy a esos animales sin poder “solo les queda su silencio para hacernos frente”. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada.



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