“Intento
identificar en este libro el corazón mismo de la creación cinematográfica, en
términos de matrices de creación [---], pero también en sus aspectos más
impuros como el de la relación creador-criatura, o las imágenes ausentes que
pueblan la obra visible”. Así define Alain Bergala el objetivo principal de
esta obra, que rescata sus facetas como director de cine, crítico y, sobre todo,
pedagogo. Su trabajo en este caso se centra no en compartir “las emociones
de los personajes […], sino las emociones de su autor, las alegrías y
las dificultades de la creación” (Nabokov).
Ficha
técnica:
Autor: Alain Bergala
ISBN: 978-84-09-50347-6
EAN: 9788409503476
Editorial: ESCUELA CINEMATOGRAFIA MADRID
Colección: IMPRENTA DINAMICA
Idioma: Castellano
Año de edición: 2023
Formato: RUSTICA
Número de páginas: 380
Tamaño: 230x160
Fecha de publicación: 17-05-2023
En
esta tarea la subjetividad es un elemento crucial, en especial para alguien que
encuentra a sus mejores armas al margen del estructuralismo y del posestructuralismo
y se mueve mejor por los caminos de la crítica idealista con toques típicamente
galos. Para su inmersión en estas aguas pantanosas, Bergala recupera y
actualiza textos escritos entre 1991 y 2010 sobre obras y cineastas de su
excelso canon cinematográfico: Bergman, Renoir, Vigo, Mizoguchi, Hitchcock,
Scorsese, Truffaut, Godard, Rohmer…
De
sus seis capítulos, los tres primeros sientan los cimientos de su espléndida
obra: En el primero el autor se faja con las criaturas reales o imaginarias que
dan vida a las películas y que hacen del cine un arte impuro, puesto que, a
diferencia de la literatura o de la pintura, este no puede deshacerse de lo
real, de los objetos y de los cuerpos que lo habitan. Esta dificultad obliga a
los directores a resolver tres cuestiones previas (escoger, encontrar y elegir
a sus actores) en las que entran en liza, además, otros factores como el juego
del deseo entre cineasta y actriz. Este punto de partida da lugar a un
deslumbrante análisis de “Una partida de campo” (Jean Renoir, 1936) en torno a
la erótica del rodaje de la película y a una originalísima visión del motivo
del cabello femenino, del que Hitchcock es su más ilustre representante (recordemos
“Vértigo”), pero en cuyas filias militan también Buñuel, Godard o Bergman.
El
capítulo siguiente profundiza en el acto cinematográfico en sí a partir de otras
tres operaciones básicas: elegir (localizaciones, espacio), disponer (luces,
sonido) y “atacar” (filmar). De estos tres momentos cada director tiene
preferencias por uno o por otro, tal y como demuestran sus aproximaciones a “Pasión”
(Godard, 1984), o a “Cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle” (Rohmer, 1986),
con su predilección por el “ataque”.
El tercer capítulo está consagrado al “intervalo”, basado en el examen de la “distancia” (sinónimo en español de intervalo) entre las figuras y entre estas y la cámara. Esta cuestión crucial dentro del proceso de creación se sustancia con vibrantes ejemplos presididos por la obra de Mizoguchi. Bello y suntuosamente editado, el libro ofrece asimismo una amplia selección de fotogramas que ilustran de forma fehaciente el contenido de las disquisiciones del autor, como sucede con el llamado plano-acuario (asociado a “L´Atalante”, de Vigo, 1934), o con el sentimiento de culpa (relacionado con el pecado original) en la obra de Hitchcock, cuya expresión son sus reconstrucciones de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. En este quinto capítulo hay lugar también para lúcidas introspecciones sobre la pulsión de Rohmer en torno a las rodillas adelantadas de sus jóvenes protagonistas o sobre la pasión por la semejanza de “Vértigo”.
Finalmente, el libro concluye con un sexto capítulo, menos interesante, dedicado a las autobiografías secretas de varios cineastas, con “India” (Rosellini, 1959), como eje nodal. (Antonio Santamaría)
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