Sin
duda alguna, uno de los compositores cinematográficos más importantes, así como
uno de los más populares incluso fuera del, a veces, cerrado universo de la
música de cine. Y ello por varias razones de peso, que sostienen este
planteamiento: las taquilleras películas en que interviene
("Superman", "En busca del arca perdida", "E.T. el
extraterrestre", "Sólo en casa", "Parque Jurásico" o
"Harry Potter y la piedra filosofal"); esa recuperación sinfónica que
inició a mediados de los años 70 con "La guerra de las galaxias"; las
inagotables ediciones en compacto de sus obras; y, lo más importante, su
indiscutible calidad tanto en la música de cine en particular, como en otros
diversos registros en general.
Nacido
en Nueva York (Estados Unidos) el 8 de febrero de 1932, durante su
adolescencia, John Williams demostró una fuerte atracción por los estudios que
le llevaron a acumular méritos académicos suficientes para lograr el acceso a
la Universidad de California. A este talento como estudiante hay que sumarle su
temprana vocación de músico. Su prestigio en la Juilliard School of Music de
Nueva York demuestra claramente esas tendencias musicales. El maestro
Castelnuovo Tedesco fue quien enseñó al alumno impulsivo algunos secretos de la
composición e interpretación. Por otro lado, estudió piano con la legendaria
Madame Rosina Lhevinne, al tiempo que se gana la vida tocando dicho instrumento
en clubs de jazz.
Vuelve
a marcharse a Los Ángeles para tocar en la orquesta de los estudios Columbia,
donde conoce a compositores que siempre había admirado, tales como Bernard
Herrmann, Alfred Newman y Franz Waxman. Durante los años 50 y 60 trabaja como
pianista en las orquestas de André Previn y Henry Mancini, colaborando en la
grabación de cientos de discos de jazz y pop, entre ellos cinco de Mancini
(“Peter Gunn”, “More Music from Peter Gunn”, “The Mancini Touch”, “The Blues
and the Beat” y “Combo!”), dos de Jerry Fielding y su orquesta (“Fielding´s
Formula” y “Hollywoodwind Jazztet”), y varios de Previn (“Hollywood
Composers”). Durante esa misma época, interviene también como orquestador,
pianista y arreglista de cantantes como Frankie Laine y Vic Damone.
En
1958 compone sus primeros episodios televisivos, ganando dos premios Emmy y
siendo contratado como orquestador y arreglador en los Estudios de la 20th
Century Fox. Es entonces cuando, firmando como Johnny Williams, participará en
comedias ligeras con un estilo musical cercano al jazz propugnado por Henry
Mancini. Tras ganar un Oscar al mejor orquestador por "El violinista en el
tejado", comienza a alcanzar cierto prestigio en lo que se dio llamar
“cine de catástrofes” durante el inicio de los 70: "La aventura del
Poseidón", "Terremoto", "El coloso en llamas"... etc.
En
1974 fallece de un derrame cerebral, con tan sólo 44 años, su esposa, la actriz
y cantante Barbara Ruick, con quien tuvo tres hijos, Joseph, Mark y Barbara. Un
año después de tan trágica pérdida, la vida le devolvía a Williams la sonrisa
con enorme éxito internacional que lograría con su partitura para
"Tiburón", cuyas notas de cuerda, recicladas de Bernard Herrmann y
que sugieren el ataque del escualo, causaron una auténtica sensación en su
momento. La película supuso además el inicio de una de las parejas más estables
y fructíferas de la Historia del Cine: John
Williams-Steven Spielberg.
John Williams & Steven Spielberg |
Con
Steven Spielberg, ha formado el binomio más famoso de la historia del cine
durante casi 30 años y todavía continúa en plena forma: "Loca
evasión", "Tiburón", "Encuentros en la tercera fase",
"En busca del arca perdida", "Indiana Jones y el templo
maldito", "Indiana Jones y la última cruzada", "E.T. el
extraterrestre", "El imperio del sol", "Hook el capitán
garfio", "Para siempre", "Parque jurásico, El mundo
perdido, La lista de Schindler", "Salvar al soldado Ryan",
"Amistad", "Inteligencia Artificial", "Minority
Report", "Atrápame si puedes", "La Terminal", "La
Guerra de las Mundos",…
En
1977 se produce la locura colectiva, que todavía hoy continúa, con la
composición de "La Guerra de las Galaxias", para la que el neoyorkino
recupera orquestaciones y melodías sinfónicas del Hollywood clásico. A partir
de ese momento, se convierte en músico de referencia para todo tipo de grandes
producciones, elevándose su caché y prestigio hasta cotas insospechadas hacía
tan solo unos pocos años.
En
enero de 1980, es nombrado director de la Boston Pops Orchestra, fundada en
1885 y considerada una de las formaciones más prestigiosas del país,
manteniéndose en el puesto hasta diciembre de 1993, y ofreciendo con la misma
una serie de fabulosos recitales en Estados Unidos, Europa y Japón, además de
la grabación de discos realizando versiones de todo tipo de géneros musicales.
Ese mismo año contraerá de nuevo matrimonio, esta vez con la fotografa Samantha
Wilson.
En
su obra caben todas las tendencias y estilos, siempre llevadas a su
inconfundible orquestación sobria y espectacular, de preciso tempo rítmico;
yendo de Bartók a Wagner, pasando por Walton, Prokofiev, Copland y Vaughan
Williams. Aunque si hay alguien cercano en el tiempo es sin duda Erich Wolfgang
Korngold, máximo exponente de la música sinfónica de la edad dorada de
Hollywood, y a quien Williams sigue fielmente los pasos en cuento a intensidad
dramática, fanfarrias impactantes, marchas vibrantes y melodías fácilmente
reconocibles e incluso tarareables.
En
1994, y tras la perfección y maestría alcanzada con la melancólica "La
Lista de Schindler" (su cuarto Oscar de la Academia a la mejor banda
sonora original, tras "Tiburón", "La Guerra de las
Galaxias" y "E.T., el extraterrestre"), se llega a anunciar su
retirada del mundo del cine, para temor de su ingente legión de seguidores.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que durante los últimos años ha
alternado la composición de bandas sonoras con piezas clásicas, demostrando una
sorprendente capacidad de trabajo en la que siempre auna cantidad y calidad.
En
2020, fue galardonado con el premio Princesa de Asturias de las Artes, junto
con Ennio Morricone.
Una docena de Bandas Sonoras imprescindibles:
·
2011:
Memoirs of a Geisha (Memorias de una Geisha)
·
2002: Catch Me If You Can
(Atrápame si puedes)
·
2001: Harry Potter and the
Philosopher´s Stone (Harry Potter y la piedra filosofal)
·
1998:
Saving Private Ryan (Salvar al soldado Ryan)
·
1993:
Jurassic Park (Parque jurásico)
·
1993:
Schindler´s List (La lista de Schindler)
·
1982:
E.T.: The Extra Terrestrial (E.T., el extraterrestre)
·
1981:
Raiders of the Lost Ark (En busca del arca perdida)
·
1978:
Superman. The Movie (Superman. La película)
·
1977:
Star Wars (La guerra de las Galaxias)
·
1977:
Close Encounters of the Third Kind (Encuentros en la tercera fase)
·
1975: Jaws
(Tiburón)
|
Estudio del CD “Catch Me If You Can”.
Manuel Ruiz del Corral.
Cualquier
obra de John Williams resulta difícil de valorar, especialmente a la hora de
escoger los criterios comparativos. Difícil es comparar a Williams con los
demás, puesto que pertenece, por formación, experiencia y capacidad creativa a
una dimensión artística diferente. Un mito viviente y en activo, que
seguramente será la referencia de muchos, y sobre todo de los que lo niegan.
Y
más difícil es comparar entre sí la obra de Williams, porque cada trabajo
presenta un concepto artístico diferente, y en constante evolución. Una opción,
seguida por muchos, es quedarse anclados en los conceptos musicales que
hicieron de Williams el máximo exponente de la música de cine (allá por los 70
y 80). Si esta es la referencia verdadera, cualquier obra que difiera de esos
conceptos es considerada inferior.
Otra
opción es seguir la profunda evolución del maestro, hacia una música emocionalmente
más madura y compleja, más sutil en formas, más abstracta y sosegada, y si me
apuran, más apasionante. Este camino, como en toda evolución, ha sufrido
pruebas y experimentos necesarios, materializados en obras en ocasiones
denostadas, pero con un valor creativo enorme.
“Catch
Me if You Can” puede pertenecer a este último grupo. Una obra con integridad y
personalidad propia, con conceptos nuevos y originales, pero de alguna forma,
carente de esa fuerza que dan las ideas asentadas. Esta carencia no quita
valor, simplemente obliga al oyente a una escucha diferente y atractiva.
Williams
aporta para este score una atmósfera suave y melancólica, con sutiles toques de
humor, muy acorde con la película. Muy destacable es la orquestación, no por su
espectacularidad y contrastes, sino por su sutileza, originalidad y sencillez:
el uso del vibráfono como elemento principal, apoyado de los xilófonos, celesta
y piano en ocasiones, otorgan un dulce carácter percusivo bastante peculiar al
score (coqueteando a veces con lo minimalista). Asimismo, Williams se apoya en
la tímbrica de las maderas y el saxo, que sirve de puente hacia una estética
jazzy, también muy peculiar. En definitiva, un dominio de elementos puestos en
escena con maestría y sutileza, que generan una atmósfera tan atípica como
interesante.
Temáticamente
hablando, Williams nos deja entrever una bella melodía construida en “The
Father´s Theme” (leit-motiv del padre de Frank), que recuerda lejanamente al
lirismo de “Munich” o “La Lista de Schindler”, algo más apagado quizá. Otro
tema, de menos entidad pero omnipresente y principal es el presentado en “The
Float”. Estos dos temas, junto a un concepto de score fundamentado en
variaciones de motivos rítmicos y tímbricos, da color y responde al estado
anímico cómico-obsesivo de nuestro personaje principal, interpretado por
Leonardo Di Caprio, que en mi opinión, es el centro de la banda sonora, y de la
película en sí.
Otro
foco importante es la pseudo-improvisación de los instrumentos de madera y el saxo,
emulando un sonido jazzístico, pero medido al milímetro, como Spielberg se
encarga de indicar en el libreto: “cada una de las notas del saxofón ha sido
explícitamente escrita por John”.
Los
títulos iniciales y “The Float” muestran ya el espíritu de la obra, bastante
reiterado a lo largo de todo el CD. Este espíritu, junto con las referencias y
esbozos emocionales de los leit-motivs de Frank y de su padre, y varios
momentos de belleza orquestal contenida (especialmente en “Deadheading”),
resumen de forma “brusca” el score.
El
CD está apoyado por canciones estupendas y conocidas, fantásticamente colocadas
en la película, que dan la variedad y color del que pudiera carecer el score en
su conjunto. Un 10 para el supervisor musical.
En
definitiva, un CD muy disfrutable, que demuestra en su score que Williams
trabaja con más ilusión que nunca, indagando, estudiando y experimentando,
ofreciéndonos sensaciones nuevas en cada trabajo.
Y, para finalizar, nos vamos a quedar con los títulos de crédito de “Catch
Me If You Can”, obra de Olivier Kuntzel y Florence Deygas, dos diseñadores franceses
que en la actualidad tienen el estudio Kuntzel+Deygas, dedicado al diseño
mobiliario, la ilustración, la moda y animación. Durante los créditos iniciales
de este filme, escuchamos el maravilloso Main Title compuesto por el maestro Williams.
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