jueves, 9 de julio de 2020

Los retratos cinematográficos de Andy Warhol.

Su verdadero nombre era Andrew Warhola (Pittsburgh 6-08-1928, Nueva York 22-02-1987). Aunque se hizo famoso por sus pinturas vanguardistas con un estilo único, Warhol destacó también en cine, escultura, música y en distintos medios de comunicación.

Sus obras más populares son las serigrafías coloridas, en las que aparecen de forma reiterada los rostros de iconos populares como Marilyn Monroe, Muhammad Ali, Liz Taylor, Michael Jackson y Jackie Kennedy, entre muchos otros. Pero el genio de Warhol también llegó a otros ámbitos creativos, convirtiéndose en la figura más conocida del arte pop. Sin embargo, no cabe duda de que el retrato fue uno de los géneros favoritos del vanguardista artista.

Los retratos cinematográficos "Screen Test" (Las pruebas de cámara) de Andy Warhol se filmaron entre principios de 1964 y noviembre de 1966. Entre los retratados se encuentran: Dennis Hopper, Gerard Malanga, Edi Sedgwick, Susan Sontag y Salvador Dalí.


Si bien cada película se rodó a una velocidad estándar, es decir, 24 fotogramas por segundo, Warhol puntualizó que las imágenes debería proyectarse a una velocidad inferior, a 16 fotogramas por segundo, que es la velocidad de proyección utilizada a veces en el cine mudo. El resultado es un ritmo inusitadamente fluido, una cadencia que contrasta sutilmente con la austeridad de la iluminación y la rotundidad de los primeros planos del rostro y el cabello.

En total, la serie "Screen Tests" reune más de 500 retratos cinematográficos, de los cuales te invitamos a ver el séptimo, "Helmut". Te sorprenderás.


El interés de Warhol por el cine es digno de mención. Pero habría que preguntarse si sus obras cinematográficas se podrían definir como cine experimental o simplemente son experimentos cinematográficos con cierto afán provocador. 

Después de que en junio de 1968 Valeire Solanas le hiriese gravemente a tiros, Warhol perdió interés en el cine. Sin intervenir apenas en el proceso creativo, a partir de entonces, financió y prestó su nombre a las películas de su acólito, el realizador Paul Morrissey.




2 comentarios:

  1. En principio y aunque suene riguroso, me niego a considerar “Helmut” una obra cinematográfica. De hecho, el adjetivo que le hubiera otorgado en el taller hubiera sido el de “chuminá” (con perdón) si me hubieras preguntado y voy a explicártelo, querido profesor. Acabo de leer tu comentario en una entrada del blog sobre los Oscar de este año, y me viene al pelo para expresar mi opinión al respecto: lo clásico y lo innovador, adjetivo éste último que le aplicaste a “Helmut” en clase (un cromo por estar atento). Yo desde luego me tengo por demasiado clásico en mis gustos artísticos, sobre todo en algunos terrenos como la pintura o la escultura, pero en el cine he dado la bienvenida a muchas innovaciones e incluso a títulos o cineastas rompedores en su momento – por ejemplo en los años 50 –, han pasado a ser emblemáticos para mí en mi calidad de cinéfilo; presenté la película “Mon oncle” de Jacques Tati,– el pasado curso -, una de mis favoritas y que no es precisamente “El último cuplé” en cuanto a clasicismo trasnochado y perdonen la atrevida comparación.

    Pero el problema en innovar, a mi juicio, es traspasar la delgada línea incolora entre algo que transmita algo, valga la redundancia, o la chorrada con pretensiones artísticas donde muchas veces nos cuelan - o intentan colarnos - cualquier cosa. Y volviendo a “Helmut”, a mi me parece bien como fotografía, por su buena iluminación y tal, y si acaso como “fotografía animada” - si puede catalogarse de animación un parpadeo de higos a brevas -, pero tanto como obra cinematográfica… Y como seguramente me convertiré tarde o temprano en el “cinéfilo pardillo” de la asociación, aunque celebro tu consideración hacia mí como buen amante del cine, al que adoro desde pequeño, mejor serlo desde ya, y - como en mis entradas - aludiré muchas veces a mi abuela materna que me infundió un clasicismo
    a ultranza en esto de los gustos artísticos. Y para ella existía una condición sine qua non para valorar cualquier cosa: el mérito (término clásico donde los haya). Y yo pregunto: ¿Qué mérito tiene plantarle a un tío la cámara frente a la cara durante varios minutos? A mí este autor ni me parece experimental, ni provocador, ni nada, simplemente no lo considero cineasta y, aunque nunca defenderé un tiroteo, no hay mal que por bien no venga si lo alejó de hacer semejantes paridas con pretensiones dentro del séptimo arte. Espero, por cierto, que me des por bueno este comentario como respuesta a la “Cuestión nº 1” del último ejercicio, del que tengo que obtener los tres cromos como sea. Saludos a todos.

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  2. Si el cine es principalmente fotografía,entonces tiene todo el derecho de llamarse experimento cinematográfico; habrá personas a las que no les diga nada y habrá otras a las que si , yo por ejemplo tengo curiosidad,no se si vería los 500 pero algunos mas seguro que si, y creo que el merito de un artista es atreverse a hacer cosas nuevas ya sean extrañas,locas,divertidas, ...etc

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