Título
original: Cerrar los ojos. Dirección: Víctor
Erice. País: España. Año: 2023. Duración: 169 min. Género:
Drama.
Guión: Víctor Erice, Michel
Gaztambide. Música: Federico Jusid. Fotografía: Valentín Álvarez. Montaje: Ascen Marchena. Producción: Cristina Zumárraga, Pablo
E. Bossi, Víctor Erice, José Alba, Odile Antonio-Baez, Pol Bossi, Maximiliano
Lasansky.
Sección "Cannes
Premiere" (fuera de competición) del Festival de Cine de Cannes 2023.
Fecha del estreno: 29 Septiembre 2023
(España).
Reparto:
Manolo Solo (Miguel Garay), Ana Torrent, José
Coronado (Julio Arenas), María León, Soledad Villamil, Ginés García Millán, Petra
Martínez, Mario Pardo, Josep Maria Pou, Juan Margallo, Helena Miquel.
Sinopsis:
Un célebre actor español,
Julio Arenas, desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se
llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente
al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la
actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura
del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que
participó, rodadas por el que fue su íntimo amigo, el director Miguel Garay.
Comentarios:
En Tiempo de vivir, tiempo de revivir, memoria de Antonio Drove sobre su encuentro con el cineasta Douglas Sirk y sobre la construcción de una identidad a través del cine, Drove decía: “De repente, me doy cuenta de cuál es la verdadera trama de este Tiempo de revivir: es la historia de una filiación, la búsqueda de un padre”. Es imposible no evocar a Drove y a otros tantos amigos de Víctor Erice, de Manolo Marinero a Jos Oliver, después de ver su última película, la conmovedora Cerrar los ojos, relegada por la dirección del festival de Cannes de forma inexcusable a una sección residual como Cannes Première pese a que existía la posibilidad de que hubiese inaugurado la Quincena de cineastas con una sesión homenaje y a la enorme expectación despertada ante el último largometraje del director de El espíritu de la colmena.
Cerrar los ojos es la historia de un reencuentro, el de dos amigos que se perdieron la pista cuando uno de ellos desapareció, y de la fe perdida en el cine como identidad y memoria. Uno era el director de una película que viajaba a Shanghái y el otro, su actor principal, cuya huella se borró de forma misteriosa en medio del rodaje dejando la película inacabada. La voz de Erice se cuela en el arranque del filme, cuando se congela la imagen de aquella aventura truncada y el propio cineasta nos introduce en la historia. A partir de ahí, la película bucea en los restos del naufragio de un director sin películas interpretado por un gran Manolo Solo que busca a su mejor amigo, un actor con amnesia en la piel de José Coronado, que está espléndido.
Para la generación de Erice, de 82 años, el cine es una historia de familias elegidas y de vieja camaradería. El cine como milagro y religión. Por eso, en uno de los momentos más bonitos de esta emocionante película, un grupo de amigos se sientan alrededor de una mesa frente al mar y cantan My Rifle, My Pony, and Me, himno del clásico de Howard Hawks Río Bravo y de todos los amantes del wéstern. La secuencia provocó tal descarga de sentimientos en la sala Debussy que el público prorrumpió en una ovación cerrada.
En Cerrar los ojos palpitan muchas películas, pero sobre todo las del propio Erice, también las que fueron mutiladas o jamás rodadas. Viajamos a El Sur a través de un baúl lleno de tesoros que evocan los libros de Stevenson que se quedaron por aquel camino; de la mano de dos secuencias del más hermoso celuloide, descubrimos maravillados qué podría haber sido La Promesa de Shanghái o volvemos a ver a Ana Torrent abrir sus ojos e invocar su identidad como lo hacía al final de El espíritu de la colmena.
Aquella vieja pantalla de un cine de la posguerra encuentra ahora su reflejo en la memoria perdida de un padre amnésico, Coronado, cuyos ojos cerrados y el sonido de una bobina cierran el círculo que se abrió hace cincuenta años. Torrent tiene otra secuencia preciosa junto a Manolo Solo en la cafetería del Museo del Prado, el único lugar que para Erice rivaliza con una sala de cine y en el que tanto se ha alimentado su ojo de cineasta.
Cerrar los ojos es una película austera, de largos diálogos, y con esos fundidos en negro marca de la casa que permiten al espectador establecer su propia respiración y vínculo con la pantalla. Crece de forma extraordinaria en su tramo final, a partir de la llegada a la humilde residencia de ancianos. Todo lo que ocurre entonces, su manera de llegar a la esencia, justifica el mito de Víctor Erice. (Elsa Fernández-Santos)
Recomendada.
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