Título
original: Mon chien Stupide. Dirección: Yvan
Attal. País: Francia. Año: 2019. Duración: 106 min. Género: Comedia dramática.
Guión: Yvan Attal, Yaël
Langmann. Novela: John Fante. Música: Brad
Mehldau. Fotografía: Rémy Chevrin. Montaje: Célia Lafite-Dupont. Producción:
Montauk Films, Same Player.
Fecha del estreno: 15 Noviembre 2019 (España).
Reparto:
Yvan Attal, Charlotte Gainsbourg, Pascale
Arbillot, Eric Ruf, Sébastien Thiery, Ben Attal, Adèle Wismes, Panayotis
Pascot, Pablo Venzal.
Sinopsis:
Henri es un escritor de
mediana edad en crisis. ¿Y quienes son las personas responsables de sus
fracasos, su abstinencia sexual y su dolor de espalda? Su esposa y sus cuatro
hijos. Justo en el momento crítico en el que está haciendo un balance de su
vida, de todas las mujeres que nunca volverá a tener, y de todos los coches que
nunca conducirá... un perro de metro y medio, maleducado y demasiado entusiasta,
decide instalarse en su casa. A pesar de los intentos de toda su familia por
echarlo, y que el amor incondicional de su mujer comience a flaquear, este
perro al que deciden llamar “Estúpido” se convierte en el nuevo mejor amigo de
Henri y le ayudará a entender que en la adaptación al cambio está su verdadera
felicidad.
Comentarios:
Las películas que están
bien escritas despuntan en apenas unas frases, sobre todo si se trata de una
narración en off en primera persona. Luego pueden estar filmadas con gusto (o
no), con coherencia entre fondo y forma, incluso con estilo, ir acompañadas de
elementos formales, de música, de fotografía, que encajen con el relato, gozar
del tono adecuado. “Había ido a París a que mi agente me convenciese de
escribir el guion de una película mala que tenía la sensación de haber visto ya
mil veces. Me apresuré en agradecerle su interés por mi persona, olvidando
recordarle que se fuese a la mierda…”. Buenos principios tiene un buen
comienzo. Se nota que hay detrás un escritor. También delante, en la pantalla,
como protagonista. En realidad, ambos son el mismo: el personaje como trasunto
del creador. Se habla de lo que se sabe, y este sabe: es John Fante
(1909-1983), escritor de Mi perro Estúpido, el relato en el que se basa Buenos
principios; también guionista de películas, labor de la que siempre renegó.
Pero a un buen novelista siempre se le nota; en apenas unas frases.
Fante, que escribió para
Orson Welles (It’s All True), William Wellman (My Man And I), Richard Quine
(Llenos de vida, basada en su novela) y Edward Dmytrick (La gata negra),
imprime a su relato un tono de derrota, de cansancio vital, de hastío consigo
mismo y con los que le rodean: su mujer y sus cuatro hijos. Yvan Attal,
director y actor francés, lo filma y lo interpreta encajando piezas: dirección
artística, vestuario y fotografía de tonos ocres para una vida apagada, que un
día relució con una primera novela de éxito, y que 25 años después ya solo se
alimenta de fracasos. Deprimido, pero de pie, el protagonista se sostiene con
su propia tristeza, regodeándose en ella. Cínico, brillante, cruel, inseguro,
roto, arrogante, mediocre. Attal suele bordar esos papeles.
Cálida pese a su
contenido dramático, de sorna inteligente, de comicidad triste, Buenos
principios tiene un tono de coherencia absoluta con lo que está relatando:
la caída en desgracia y el levantamiento de un hombre; también el de una
familia que hace tiempo que andaba destruida y desnutrida. Una obra que
transpira una rara melancolía, que sabe enervar y tranquilizar en sus dosis
adecuadas. Y que cuando opta por la serenidad, lo hace con la apasionante
pachorra del animal coprotagonista, ese perro llamado Estúpido (Idiota en la
traducción española de la editorial Anagrama). Entroncando así con otra hermosa
obra, esta de los años setenta, protagonizada por un hombre en crisis y un
animal de nombre insultante, esta vez gato: la formidable Harry y Tonto,
de Paul Mazursky.
Hay un halo de profunda
tristeza en el trabajo de Attal y su guionista, Dean Craig, pero la película
acaba teniendo también unos matices que abrigan, en los que tiene mucho que ver
el trabajo con la banda sonora, donde domina una preciosa versión a piano de Paranoid
Android, de Radiohead. A eso se le llama tener ideas: conjugar la extraña
aflicción que destila el OK Computer de Radiohead con la historia de
redención de un escritor fracasado junto a un perro idiota. “Para escribir hay
que amar y para amar hay que entender”. Fante sabía escribir, y Attal lo ha
comprendido a la perfección. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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