domingo, 20 de agosto de 2023

Tori y Lokita (Jean-Pierre y Luc Dardenne, 2022)

 

Título original: Tori et Lokita. Dirección: Jean-Pierre y Luc Dardenne. País: Bélgica. Año: 2022. Duración: 89 min. Género: Drama.  

Guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne. Fotografía: Benoît Dervaux. Montaje: Marie-Hélène Dozo. Producción: Jean-Pierre y Luc Dardenne.

Premio 75º Aniversario en el Festival de Cine de Cannes 2022. Premio del Público en el Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF 2022).

Fecha del estreno: 11 Noviembre 2021 (España)

 

Reparto: Pablo Schils (Tori), Mbundu Joely (Lokita), Charlotte De Bruyne, Tijmen Govaerts, Alban Ukaj. Nadège Ouedraogo, Marc Zinga, Batiste Sornin, Annette Closset, Thomas Doret, Amel Benaïssa, Leonardo Raco.

 

Sinopsis:

En la Bélgica actual, un niño y una chica adolescente que llegaron solos de África enfrentan su invencible amistad contra las difíciles condiciones de su exilio.

 

Comentarios:

La desoladora Tori y Lokita recupera toda la fiereza del cine más radical y duro de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne. Tres años después de que El joven Ahmed lograra el premio a la mejor dirección del Festival de Cannes, pese a que estaba lejos de ser una película tan redonda como Rosetta y El niño, ambas coronadas con la Palma de Oro en 1999 y 2005 respectivamente, los cineastas vuelven a demostrar su capacidad para convertir la butaca de un cine en un lugar incómodo y sin escapatoria ante las miserias del mundo en que vivimos. Un cine sin concesiones, con la dura realidad de frente, aunque irrite a los que creen que el arte no es esto.

El cine de los Dardenne habla siempre de los más vulnerables y los niños ocupan el primer lugar en su denuncia de una Europa cuya integridad lleva demasiado tiempo cuestionada por lo que ocurre en las pateras que cruzan el mar Mediterráneo. Tori y Lokita es la historia de un niño y una adolescente que viven en un centro de acogida en Bélgica, donde ella espera arreglar los papeles que no le conceden. Ambos se han jurado fraternidad eterna después de volver a nacer dentro de la embarcación que los trajo desde África a Italia. De esa hermandad nacida en el sur de Europa conservan una canción en italiano que será la nota sentimental de una película áspera y cruda, en la línea habitual de unos cineastas que desde finales de los años noventa abrieron el camino de un nuevo y subversivo cine social. Tori y Lokita es una película sobre el amor entre dos niños, sobre unos lazos familiares imaginarios que son pura supervivencia, y sobre cómo las mafias se lucran y aprovechan de un vacío legal por el que se cuelan todo tipo de historias espantosas. Tori y Lokita solo es una de esas historias. Un grano de arena que duele como una pedrada en la frente. 88 minutos secos que no dan tregua, sin adornos ni zonas valle.

La película arranca con un primer plano de la debutante Mbundu Joely mientras la burocracia la somete al interrogatorio que dictaminará si puede acceder o no a su documentación legal. El magnetismo de Mbundu Joely, la verdad de su inocencia maltratada, es uno de los grandes aciertos de un filme que, como es habitual en los Dardenne, pega la cámara a sus dos personajes principales sin que eso implique hurgar en los horrores que padecen. Al revés, el respeto hacia los dos niños, esa manera de no arrebatarles bajo ninguna circunstancia su dignidad ante la cámara es lo más radical y emocionante de una manera de filmar en la que basta un primer plano de la tristísima Mbundu Joely para decir todo lo necesario.

A su lado, el niño Pablo Schils, ese hermano ficticio que representa su única tabla de salvación, aporta la picardía del superviviente. Listo y maduro, protege a su hermana como ella lo protege a él. En una secuencia memorable en la que ella no puede conciliar el sueño después de haber sido humillada por uno de sus explotadores le canta una canción mientras el niño se queda dormido. Son siameses en una selva donde reinan los delincuentes sin escrúpulos y los burócratas sin rostro. Los Dardenne nos recuerdan quiénes son, ante esa bestia llamada xenofobia, los más vulnerables y desprotegidos. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada.



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