Título original: A perfect day. Dirección: Fernando León de Aranoa. País: España. Año: 2015. Duración: 105 min. Género: Drama. Guion: Fernando León de Aranoa; basado en la novela
“Dejarse llover”, de Paula Farias. Fotografía: Alex Catalán. Montaje: Nacho Ruiz Capillas. Música: Arnau Bataller. Producción: Fernando León de Aranoa, Jaume Roures. Producción ejecutiva:
Patricia de Muns, Javier Mendez. Maquillaje: Caitlin Acheson, Agathe Dupuis. Sonido: Ivan Marin, Daniel Peña. Vestuario: Fernando Garcia. Dirección Artística: César Macarrón. Peluquería: Caitlin
Acheson, Agathe Dupuis. Estreno en España: 28 Agosto 2015.
Intérpretes: Benicio Del Toro (Mambrú), Tim Robbins (B), Olga
Kurylenko (Katya), Melanie Thierry (Sophie), Fedja Stukan (Damir), Eldar
Residovic (Nikola), Sergi López (Goyo).
Sinopsis:
En una zona en guerra con los cascos de las Naciones Unidas tratando de
controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie
(Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere
volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte
Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic)
quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe lo que quiere. Un grupo de
cooperantes trata de sacar un cadáver de un pozo en una zona de conflicto.
Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a
las poblaciones cercanas. Pero la tarea más simple se convierte aquí en una
misión imposible, en la que el verdadero enemigo quizá sea la irracionalidad.
Los cooperantes recorren el delirante paisaje bélico tratando de resolver la
situación, como cobayas en un laberinto.
Comentarios:
El director de “Familia” (1996), “Barrio” (1998), “Los lunes al sol”
(2002), “Princesas” (2005), “Amador” (2010), llevaba casi un lustro sin
estrenar nada nuevo en el cine. Por fin ha aparecido esta obra, filmada en
inglés y con un reparto internacional donde aparecen pocos actores españoles,
salvo honrosas excepciones, como la del flamante Sergi López. Con la crítica
dividida ya iremos conociendo las reacciones del público.
Javier Ocaña nos cuenta en su crítica la semejanza de León con Scola,
mucho más que con Berlanga. Y en todo ello estamos perfectamente de acuerdo. Veamos:
en los escritos del periodista polaco Ryszard Kapuscinski, junto a la cruda
descripción, el encuentro con el Otro, el análisis político y la invitación a
la reflexión social y moral, no pocas veces se colaba el humor. Un método de
distanciamiento, una forma de espantar el miedo, una ironía casi
autorreferencial que en Un día perfecto no es que se cuele por una rendija, es
que irrumpe por la ventana como principal seña de identidad. Ambientada en esos
Balcanes de los noventa, supuestamente pacificados pero aún con infinidad de
brechas abiertas, la película, eso sí, tiene más de tragicomedia que de
ejercicio de humor negro. Sus diálogos, afilados, mortuorios, desmitificadores,
humanistas y brillantes, acarician, conmueven, pero nunca destruyen. Te hacen
sonreír, te emocionan, pero no te incomodan. León, en ese sentido, siempre ha
sido más Ettore Scola que Berlanga.
Quizá se le pueda acusar de que todos son demasiado brillantes en la
ironía (hasta el crío tiene una), pero mejor una película en la que todos
hablen como personajes de Aaron Sorkin que no una que carezca de talento.
Aupado por el extraordinario carisma (y trabajo) de sus protagonistas, por un
magnífico diseño de producción, y por la foto de Álex Catalán, experto en
encender los colores, en el contraste, que aquí muta, desangelando la luz para
hacerla acorde con el clima, los lugares, los rostros ajados de los lugareños y
la frialdad de sus personajes, León ha compuesto un relato en el que, sin una
muerte en pantalla, sin un drama atroz, la guerra y sus destructoras
consecuencias se infiltran a cada instante. En las pequeñas cosas: una vaca, un
pozo, un balón. Pero eso, no es la vida…
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