El actor Carlos Álvarez-Nóvoa,
que recibió el Goya al mejor actor revelación cuando tenía 59 años por su papel
en Solas, de Benito Zambrano, falleció ayer, 23 de septiembre de 2015, en
Sevilla, según han informado la Academia de Cine.
Álvarez-Nóvoa, nacido en La Felguera
(Asturias) en 1940, fue también profesor, escritor y director teatral además de
actor, aunque se hizo conocido para el gran público por su espléndido papel en
Solas (1999), por el que también consiguió Premio del Festival Internacional de
Tokio, de la Unión de Actores y la Medalla del Círculo de Escritores
Cinematográficos.
El veterano actor, que inició su
prolífica carrera profesional en el teatro en los años 50, ha seguido sumando
títulos a su trayectoria prácticamente hasta poco antes de su muerte, ya que en
estos días se estrena en la sección Zabaltegui del Festival de Cine de San
Sebastián La novia, inspirada en la lorquiana Bodas de sangre y dirigida por
Paula Ortiz. También este verano se subió a los escenarios en Barcelona con
Bangkok, obra ganadora del Premio SGAE de Teatro 2013 del dramaturgo Antonio
Morcillo.
Carlos Álvarez-Nóvoa |
El pasado marzo se estrenó La luz
con el tiempo dentro, en la que Álvarez-Nóvoa interpretaba a Juan Ramón Jiménez
en su etapa más madura, bajo la dirección de Antonio Gonzalo. «Cuando alguien
fallece hay un tópico: qué buen profesional, qué buena persona. Decir la verdad
en este caso parece caer en este tópico, pero es la pura verdad. Era un
profesional como la copa de un pino, tenía una capacidad dramática
impresionante y una gran energía», ha referido Antonio Morcillo.
Fue un proyecto autogestionado
por todos quienes lo hicieron posible, entre ellos el propio Álvarez-Novoa,
«que quería hacer la vida de Juan Ramón Jiménez, y que lo hizo con un resultado
impresionante».
El resto del equipo, con el que
seguía en contacto a través de un grupo de WhatsApp creado tras el rodaje de La
luz con el tiempo dentro ha reaccionado describiendo su trabajo con este actor
como «emocionante» por ser una persona «afable, cariñosa, respetuosa, un gran
compañero y un ser excepcional».
Carlos Álvarez-Nóvoa actuó además
en La hija del caníbal (2003), de Antonio Serrano, y Elsa y Fred (2005), del
argentino Marcos Carnevale, y en series como Cuéntame, Gran Reserva,
Chiringuito de Pepe y Carlos Rey Emperador.
Entre sus numerosos galardones
están la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos, el Premio Tirso de
Molina (compartido con Diego Fernández), por su obra La venus del espejo; en
2009 el de la Unión de Actores por su papel en la obra teatral Bodas de sangre;
en 2011 el del Festival Internacional de Cine de Moscú, por Las olas, y en 2013
el del Festival de Cortometrajes Isaac Albéniz, por Al otro lado.
Carlos Álvarez-Nóvoa con su Goya |
Licenciado en Derecho, Filología
Románica y Graduado Social por la Universidad de Oviedo, además de doctor en
Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, durante varios años fue
profesor de Historia del Teatro en el Centro Andaluz de Teatro.
El director de cine Benito
Zambrano ha destacado «lo buena persona» que era y lo fácil que era trabajar
con él. Ha señalado que el personaje que interpretó Álvarez-Nóvoa en esa
película, por el que ganó un Goya, «tenía una personalidad y un carácter
diferente, y él fue el que, con su propia personalidad, lo llevó por otro
camino». Ha añadido que como profesional «era alguien muy respetuoso, muy
serio, muy de trabajar muy firme y llevar las cosas muy preparadas desde casa».
Zambrano ha recordado que nunca
tuvo «el más mínimo problema en un trabajo tan intenso como el de una
película», y de su relación «siempre quedó una cálida amistad, aunque nos
veíamos poco, pero siempre lo recuerdo». «El otro día, cuando vi la película de
nuevo, me produjo mucha ternura ver a María (Galiana), a él, a Ana (Fernández),
y lo que él transmitía en la película, adonde llevó el personaje, con ese nivel
de bondad», ha recordado.
La actriz sevillana Ana Fernández
ha asegurado que el actor Carlos Álvarez-Nóvoa, «igual que el personaje de la
película Solas, se quedó en mi vida para siempre», para asegurar que está
impactada por la muerte de su compañero de reparto en aquella película. Ha
recordado que «el personaje del vecino llamaba a la puerta de María (su
personaje en Solas) y ella le dejaba pasar sin saber aún que se quedaría en su
vida para siempre, pero yo sí supe que Carlos Álvarez-Novoa había llegado a la
mía para no irse».
Así, ha rememorado que «el vecino
llegaba con una lubina como una ofrenda, y Carlos llegaba para darme su cariño,
su amistad sincera y su compromiso, su lealtad y su pasión por la vida, y
siempre para contagiarme y hacerme vibrar con su infatigable entusiasmo y su
emoción por todo lo que merece la pena». Ha destacado del actor que «su calidad
humana, su capacidad para transmitir afecto, con su generosidad y su
creatividad en todos los ámbitos», al destacar su versatilidad, con experiencia
en la docencia, la escritura, la interpretación, la dirección. «Carlos llegaba
con su suavidad y su discreción y su mirada franca, y llegaba para no irse
jamás», ha concluido Ana Fernández.
Su presencia en el celuloide hará posible que siempre lo recordemos. Os proponemos tres de sus magníficas presencias en la pantalla grande. Descasa en paz, amigo.
Bonito recuerdo a la persona y al actor. Entrañable y difícil de olvidar.
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