Título original: La mitad de Óscar. Dirección: Manuel Martín Cuenca. País: España. Año: 2010. Duración: 82 min. Género: Drama.
Guión: Alejandro Hernández y Manuel Martín Cuenca. Fotografía: Rafael de la Uz. Montaje: Ángel Hernández Zoido. Dirección artística: Alexandra Fernández. Vestuario: Anuschka Braun. Producción: Manuel Martín Cuenca, Camilo Vives y Joan Borrell (14 Pies, ICAIC).
Presentada en la sección oficial del Festival de Gijón 2010.
Estreno en España: 18 Marzo 2011.
Reparto: Verónica Echegui (María), Rodrigo Sáenz de Heredia (Óscar), Denis Eyriey (Jean), Antonio de la Torre (taxista), Manuel Martínez Roca (Miguel), Salvador Gavilán Ramos (abuelo).
Sinopsis:
Recién cumplida la treintena, Óscar vive solo y trabaja como guarda de seguridad de una salina semiabandonada. Durante sus turnos suele recibir la visita de Miguel, un antiguo guardia jubilado. Cada día, cuando termina la jornada, Óscar toma el autobús y vuelve a casa. Lo primero que hace al llegar es mirar el buzón y revisar su contestador, pero nunca hay cartas ni mensajes. O, al menos, no los que él espera. Un día la rutina se rompe. Óscar llega a la residencia de ancianos donde está su único familiar, su abuelo, que padece de Alzheimer. Su estado ha empeorado y ha sido ingresado en el hospital. Cuando la directora le cuenta que ha avisado a su hermana, Óscar se queda petrificado; hace dos años que no sabe nada de ella. Dos días después, María aparece acompañada de su novio, Jean. La relación entre los dos hermanos parece tensa, algo ocurrió en el pasado que los ha marcado de forma definitiva.
Comentarios:
Aunque cada vez tiene menos sentido considerar el cine español como concepto monolítico en estado estacionario, no es menos cierto que la posibilidad de ver a un cineasta crecer, transformarse y plantearse nuevos desafíos no ha sido aliciente habitual en un paisaje dominado por poéticas ensimismadas y autosatisfechas en camino a su implosión. Sirvan Caótica Ana o Balada triste de trompeta para ejemplificar ese modelo dominante. Nuevas modalidades de autoría como las encarnadas por Isaki Lacuesta o Jaime Rosales parecen apuntar hacia otra dirección: la del discurso abierto, la identidad autoral en perpetua transformación y cuestionamiento.
Con La flaqueza del bolchevique (2003) -la película que reveló a María Valverde y contó con un inquietante Luis Tosar-, Manuel Martín Cuenca lo tenía todo para acomodarse en el papel de buen (y poco problemático) profesional al servicio de la industria. Después vino la ambiciosa Malas temporadas (2005), que, en algún momento, sucumbía al kitsch melodramático. Las dos películas despejaban toda duda sobre la competencia del cineasta, pero nada hacía presagiar los desafíos, la ambición y, sobre todo, los logros de La mitad de Óscar, rotunda prueba de madurez, crecimiento y afirmación de una mirada.
Las primeras imágenes pueden levantar la sospecha de que Martín Cuenca intenta un ejercicio de estilo a lo Rosales. Hay otros ecos: en algún momento, la película parece evocar un contraplano improbable de La aventura (1960) o un eco hiperrealista de Cabeza borradora (1976), pero este relato, recorrido por la lava de una pasión prohibida y asfixiada, no tarda en disipar la sombra del mimetismo. Antonio de la Torre compone un personaje con un retrovisor como único asidero, y las siluetas de una estupenda Verónica Echegui y un demolido Rodrigo Sáenz de Heredia defienden el estremecedor clímax de este melodrama en sordina, resuelto con un modélico empleo de elipsis y subtextos. La mitad de Óscar es la plenitud de Martín Cuenca. (Jordi Costa)
Recomendada.
Completamente de acuerdo contigo esta vez, Paco. He visto La Mitad de Óscar esta mañana y aún estoy gratamente impactada por el poder de sus imágenes y la capacidad de expresar con el silencio. Qué buena la fotografía y qué buenos también los personajes, tanto principales como secundarios. Coincido contigo en la magnífica secuencia de Antonio de la Torre. Me parece admirable que siga haciendo papeles de reparto cuando no le faltan las ofertas como protagonista. Es todo un actorazo!
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