La ciudad de Valladolid se muestra al visitante como un lugar de gran tranquilidad, silencio y quietud. En sus calles apenas se adivina que allí se está celebrando un importante festival de cine. Apenas unos inocentes carteles en algunas tiendas te recuerdan que el comercio está con la SEMINCI, o algún escaparate de una pequeña librería que ha creado una sencilla escenografía cinematográfica.
Sólo cuando entras en las salas descubres la entrega y el amor de los vallisoletanos por el cine y por su Festival. Las salas están abarrotadas, no hay ni una butaca vacía, da igual la hora, el día y el lugar. Al final de cada proyección hay un encendido aplauso y ves la felicidad y el disfrute en los rostros de los cinéfilos espectadores.
La Semana Internacional de Cine de Valladolid es el festival más antiguo de nuestro país. Nació en 1956, vinculado a la Semana Santa. En esa primera etapa se proyectaban películas de temática exclusivamente religiosa. Cuatro años después fue rebautizada como Semana Internacional de Cine Religioso y Valores Humanos. A partir de ese momento se abrió a cintas comprometidas con los derechos inherentes al ser humano. En 1973 se desvincula de la temática religiosa y espiritual, adoptando su actual nombre SEMINCI (Semana internacional de cine) y convirtiéndose en un Festival de cine de autor, donde se proyectan cintas de diferentes países, culturas y temática, pero un cine siempre comprometido. Un cine que “conmueve y remueve” y que permite reflexionar sobre el mundo en el que vivimos.
La SEMINCI se desarrolla en diferentes espacios de la ciudad. Este año han sido cuatro: Teatro Calderón, Teatro Carrión, Cines Broadway y Sala Fundos.
El Teatro Calderón es la sede oficial de la Seminci, donde se celebran los eventos más importantes de la semana, como la inauguración y la clausura del Festival, así como la proyección de películas.
El teatro se inauguró en 1864 con la representación de la obra “El Alcalde de Zalamea” de Calderón de la Barca. En la actualidad hay representaciones de teatro, ópera, zarzuela, danza, flamenco y jazz.
El Teatro Carrión fue diseñado por Ramón Pérez Lozana en la posguerra. Sus primeros propietarios, los hermanos Carrión, eligieron para su inauguración la proyección de “La octava mujer de Barba Azul” (1938) con Gary Cooper como protagonista. El teatro tuvo que ser reconstruido después del gran incendio que se produjo en 1956.
El origen y la evolución del Festival se muestra a través de sus CARTELES, obras que hablan por sí solas y en las que los artistas tratan de captar la esencia de cada edición.
El cartel de la primera edición, 1956, refleja su origen religioso. Una cruz sujeta por una mano es la protagonista de la ilustración en blanco y negro. Hasta el año 1958 todos los motivos eran religiosos. Ese año marcó un antes y un después pues fue el primero en el que no aparecía simbología religiosa y se hizo un diseño más abstracto, relacionado exclusivamente con el séptimo arte. En 1973, el final de la dictadura franquista permitió dejar atrás el carácter religioso de la cita y comenzó a forjarse lo que sería después el Festival, aunque aún mantenía sus fechas ligadas a la Semana Santa. Todo esto se va reflejando en el diseño de sus carteles.
En los 67 años de historia del Festival se ha pasado desde los motivos religiosos hasta el minimalismo de los últimos años, destacando el de esta edición en el que se juega con los números 6 y 7 para formar el rostro del cartel.
La historia de la SEMINCI cuenta con un PALMARÉS ejemplar en el que figuran cineastas como Federico Fellini, Ingmar Bergman, François Truffaut, Akira Kurosawa, Bernardo Bertolucci, Lars Von Trier, Ken Loach… En cuanto al talento nacional han pasado por ella grandes cineastas como Fernando Fernán Gómez, José Luis Cuerda, Carmen Maura, José Luis Garci, Iciar Bollaín, Pedro Almodóvar y Pilar Miró, cuyo nombre lleva hoy en día el galardón al mejor director/a.
Esta edición ha tenido a Irlanda como país invitado, contando con la presencia del gran director irlandés JIM SHERIDAN, Espiga de Honor, autor de las magníficas películas “Mi pie izquierdo” (1989) y “En el nombre del padre” (1993), protagonizadas ambas por Daniel Day Lewis.
Este director dio una emocionante clase magistral en la sala Miguel Delibes del Teatro Calderón, donde declaró que “transmitir las emociones en el cine es lo más difícil, pero lo más importante” Habló de cómo encontró esas emociones en Daniel Day Lewis y aprovechó para ensalzar el trabajo de los actores a los que calificó como seres espirituales por trabajar con las emociones.
En la mesa del Cine Irlandés que se celebró esa misma tarde, se habló de la importancia de las ayudas institucionales a la producción cinematográfica:
“La ayuda al cine en España es de 67 millones de euros, en Irlanda 200 millones” Así mismo se trató la diversidad y el rol de la mujer en el cine irlandés, entre otros temas.
También fueron muy interesantes las ruedas de prensa de otros cineastas como la del director rumano CRISTIAN MUNGIU, autor de “4 meses, 3 semanas, 2 días” (2007) ganadora de La Palma de Oro de Cannes. Película durísima que cuenta la odisea de una estudiante embarazada que busca la manera de abortar en la Bucarest más siniestra de los años 80, bajo el mando de Ceaucescu. En su charla hizo un recorrido vital y cinematográfico donde resumió su trabajo con estas palabras “Intento hablar de la naturaleza humana, pero sin imponer mis propias conclusiones”.
Cortos
Una de las particularidades de este Festival es que cada película va precedida de la proyección de un corto, dando así visibilidad al trabajo tan interesante que muchos jóvenes están haciendo en este campo. Algunos de ellos premiados o seleccionados en diferentes certámenes internacionales: “The Headhunter´s daughter” de Don Josephus Raphael Eblahan (Filipinas), “Ice Merchants” de Joao Gonzalez (Portugal), “Lake of faire” de Neozoon (Alemania), “The Potemkinists” de Radu Jude (Rumanía)…. Así como trabajos de autores españoles: “Arquitectura emocional” de León Siminiani, “Por la pista vacía” de Pablo García Canga, “Son” de la actriz Marta Nieto…
Películas
Es difícil hacer una selección entre las más de doscientas películas que se han proyectado, con un alto nivel de calidad casi todas. Según Javier Angulo, en catorce años que lleva como director de La Seminci, esta ha sido la edición de mayor nivel cinematográfico.
La ganadora de la Espiga de Oro ha sido “Return to dust” del director chino Li Ruijun. La cinta refleja el canto del cisne de la China rural a través del encuentro de dos soledades, un hombre y una mujer que han sido apartados por la sociedad y que encarnan la dignidad humana.
Son muchas las películas que, premiadas o no, habría que destacar:
“Les passagers de la nuit” (Francia) dirigida por Mikhaël Hers. Una película delicada y sensible, sobre una etapa en la vida de una pequeña familia parisina en los años 80, donde intercala imágenes de archivo y que rinde homenaje a “Las noches de luna llena” de Éric Rohmer.
“Le otto montagne” (Italia, Bélgica y Francia) de los cineastas belgas Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch. Un drama sobre la amistad rodado en Los Alpes italianos y basado en una novela homónima de Paolo Cognetti. Sus casi dos horas y media de metraje se convierten en un impresionante viaje por paisajes espectaculares, donde la montaña y la amistad entre Bruno y Pietro son los protagonistas.
“The quiet girl” (Irlanda) ópera prima del director irlandés Colm Bairéad, que se ha hecho merecedora de la Espiga de Plata y se ha llevado además el Premio del Público y el premio Fipresci de la crítica internacional. Es un conmovedor drama sobre la mayoría de edad y un emocionante estudio del maltrato infantil a través de unas sobresalientes y magníficas interpretaciones.
Por último, me gustaría destacar el magnífico y bellísimo documental “Los constructores de La Alhambra” dirigido por Isabel Fernández. Basándose en las crónicas del siglo XIV, escritas por el visir y poeta de los Reyes de Granada, Ibn Al-Jatib, la directora nos da a conocer los personajes responsables de la construcción de los palacios de La Alhambra, su historia y los motivos que les impulsaron a levantar este edificio único. El guión escrito por la propia cineasta y Margarita Melgar ha contado con el apoyo científico de los mejores expertos del Patronato de La Alhambra, la Universidad de Granada y la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, en una colaboración artístico-científica sin precedentes.
En cuanto a los Premios honoríficos de esta edición han sido para Manuel Gutiérrez Aragón, Fernando Colomo, Victoria Abril y Andrés Vicente Gómez. La Espiga de Honor ha sido para el actor Antonio Resines, que no pudo recoger su premio por encontrarse con COVID.
En estos momentos, en que cada día asistimos al cierre continuado de salas de cine (el más reciente, el hermoso cine Cervantes de Sevilla) tenemos la alegría de poder contar en nuestro país con unos magníficos festivales de cine, como la Seminci de Valladolid, el SEFF de Sevilla, el Festival de San Sebastián, el Festival de Málaga, el Festival Iberoamericano de Huelva…etc, donde el único protagonista es el cine y todo lo que le rodea.
Gracias a todas aquellas personas que los hacen posible.
Pilar Angulo
Muy interesante la cronica sobre el Festival de Valladolid, donde no se escapa nada, tanto la historia del mismo como los distintos protagonistas. Reflejan, desde luego el amor por el cine
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