El cine a lo largo de su historia ha intentado concienciar e informar sobre la Adopción. Ya los primeros largometrajes que trataron el tema, por ejemplo La simpática huérfana (Irving Cummings, 1935) en EEUU, que contaba la historia de una niña huérfana que era adoptada por un hombre rico, intentaba concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la situación de los menores desprotegidos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y de la guerra de Corea (1950-53). Estos conflictos bélicos y otros, como la guerra de Vietnam (1964-75), provocaron el impulso de la adopción internacional en general y de la adopción interracial en concreto. La población general se vio sensibilizada ante la situación de muchos menores que quedaron huérfanos tras estos conflictos que, además del cine, también recogieron y transmitieron diferentes medios de comunicación. Posiblemente el ejemplo más representativo de esta difusión de la realidad, representada en noticias e imágenes, fue la fotografía realizada en 1973 por Chick Harrity, que conmovió al mundo cuando capturó la realidad de Tran Thie Het Nhanny, una niña vietnamita que dormía en una caja de cartón, acompañada de su hermanito tumbado a su lado.
Chick Harrity, 1973 |
A partir de este movimiento hacia las adopciones internacionales, los procesos de adopción comienzan una escalada a lo largo de los años, que pasa de unos 50.000 niños adoptados entre 1948 y 1969, hasta 230.000 entre los años 1990-1999 (Selman, 2012). Es en el año 2004 cuando las adopciones son más numerosas, llegando a 45.000 procesos de adopción, y a partir de aquí, en el mundo cinematográfico ha ido aumentando la filmación de películas sobre el tema. En 2004 fueron La pequeña Lola (Tavernier, 2004) y Raccontami una storia (“Cuéntame una historia”, Riccardo Donna, 2004), mientras que en los últimos años hay una media de cinco películas por año que hablan sobre Adopción. Por lo anterior puede decirse que la adopción parece estar más presente que nunca en la sociedad.
A raíz del aumento de adopciones internacionales, la comunidad científica del área psicosocial empezó a interesarse por el estudio de los menores adoptados y sus familias. Así, se han desarrollado en los últimos años gran cantidad de investigaciones centradas principalmente en: a) conocer el estado emocional del niño adoptado y sus familias adoptivas (Brodzinsky, 1990); b) estudiar la diferencia en el ajuste psicológico entre niños adoptados y no adoptados (Juffer & Van IJzendoorn, 2005), y c) analizar las relaciones de apego en niños adoptados (Van Londen, Juffer & Van IJzendoorn, 2007). Actualmente las investigaciones están centrándose en otras problemáticas, como el estudio de las vivencias traumáticas de los niños adoptados, la necesidad de buscar sus orígenes, la construcción de la identidad y las relaciones familiares (Passmore & Chipuer, 2009).
Este interés científico por estudiar y conocer diferentes aspectos vinculados al proceso de adopción queda reflejado en el cine, ya que, con su capacidad para servir de espejo de lo que sucede a su alrededor (Sánchez, 1999), muestra las necesidades preadoptivas y postadoptivas tratadas en las investigaciones psicosociales. Así, planteamos la búsqueda, presentación y análisis de tres películas que, poniendo en movimiento historias, representen situaciones que muestren los siguientes aspectos relacionados con la adopción: búsqueda de los orígenes, formación de la identidad, comunicación entre padres e hijos, y las adopciones truncadas. De este modo, utilizaremos el cine para trasladar los temas más frecuentemente investigados a nivel psicosocial a historias concretas.
La búsqueda de los orígenes hace referencia a uno de los aspectos más importantes de la adopción: el momento en el que la persona adoptada se plantea conocer sus orígenes, intentando reconstruir de esta forma todas las piezas que completan su vida. La película Antwone Fisher nos narra la vida de Antwone, un joven marine con un pasado doloroso, marcado por la temprana muerte de su padre y por el abandono de su madre, que le llevó a ser adoptado por una familia cuya madre adoptiva lo maltrató y discriminó. Ahora, Antwone es un chico de 25 años, solitario, construido desde la defensa ante el dolor y el sufrimiento, quien ante cualquier situación conflictiva responde desde la rabia y la ira —expresión de déficit en su capacidad para pensar que le lleva a respuestas descontroladas, conductas que se podrían encontrar en hijos adoptados como reflejan algunas investigaciones. Esta situación le lleva a tener que visitar a un psiquiatra con el que establecerá, por primera vez, una relación de confianza. Con él viajará a su doloroso pasado y entrará en contacto con sus orígenes. Y aprenderá a pensar…
Respecto a la búsqueda del orígen, Irhammar y Cederblad (2000) diferencian entre “búsqueda interna” y “búsqueda externa”. La primera aparece con el descubrimiento de las pérdidas del niño y hace referencia a preguntas internas que el niño no suele compartir. Mientras que la “búsqueda externa” está implicada en el periodo adolescente y tiene que ver con el deseo de saber y construir su historia, sin necesidad de una búsqueda activa, que está más relacionada con la etapa adulta. En esta etapa adulta es donde se encuentra el protagonista de la película Antwone Fisher y en la que queremos señalar dos aspectos importantes.
El primero de ellos, al que hace referencia Gómez-Bengoechea (2008), aborda el sentimiento de culpa y la sensación de abandono que pueden re-aparecer en el niño por miedo de que vuelva a ocurrir. Uno de los conflictos que se repite durante toda la película es el miedo de Antwone al abandono por parte de las personas que le importan. Debido a que todas las personas que han formado parte de su círculo más cercano le han abandonado a lo largo de su vida, Antwone afronta su vida sin crear relaciones íntimas, de confianza, mostrándose como una persona huidiza. Los sentimientos de rechazo, de miedo y de rabia, han sido construcciones defensivas a partir de las dolorosas experiencias vividas: la muerte de su padre biológico, el abandono de su madre biológica, el maltrato sufrido por su madre adoptiva y la muerte de su mejor amigo.
El segundo aspecto, explicado por Siredey (2013), es el significado que cobra la búsqueda de los orígenes al convertirse en un proceso sanador para las personas adoptadas, cuando éstas consiguen cerrar esa parte de su vida que no habían conseguido encontrar. Cuando Antwone encuentra y habla con su madre biológica, a pesar de no conseguir explicación alguna de su parte, él sí tiene la necesidad de nombrarse y autoafirmarse ante ella, sintiéndose orgulloso de cuál ha sido finalmente su camino, mientras que ella no es capaz de encontrarse emocionalmente con él. Pero, aun así, él siente que su búsqueda ha finalizado. La búsqueda de orígenes y de respuestas, al final, no es una construcción de nuestra historia a través de la respuesta del otro, sino una construcción de nuestra historia a través de nuestra experiencia con el otro. (María Mansilla Yuguero, Marina Bueno Belloch y Patricia López Frutos)
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