Título
original: Judith of Bethulia. Dirección: David
W. Griffith. País: USA. Año: 1914. Duración: 61 min. Género:
Drama, Cine Mudo.
Guión: Thomas Bailey Aldrich, David
W. Griffith, Grace Pierce, Frank E. Woods. Ayudante de Dirección: Christy
Cabanne. Música: Olivier Alary. Fotografía: G.W. Bitzer. Montaje: James Smith. Producción: David W. Griffith para Biograph Company.
Fecha del estreno: 8 Marzo 1914 (USA).
Reparto:
Blanche Sweet, Henry B. Walthall, Mae Marsh,
Robert Harron, Lillian Gish, Dorothy Gish, Kate Bruce, J. Jiquel Lanoe, Harry
Carey, W. Chrystie Miller, Gertrude Robinson, Charles Hill Mailes, Edward
Dillon.
Sinopsis:
Durante el asedio de la
ciudad judía de Betulia por los asirios, una viuda llamada Judith seduce a
Holofernes, general del ejército asirio, a quien asesina decapitándolo,
convirtiéndose así en la heroína del pueblo judío.
Comentarios:
Interesante film antropológicamente para los cinéfilos, pues es ver la génesis de un pionero del Séptimo Arte como David Ward Griffith con un relato bíblico en lo que fue su primer largometraje.
El cineasta produce, dirige y co-guioniza adaptando la obra homónima de Thomas Bailey Aldrich, se basa en la historia bíblica de Judith y Holofernes, considerada como parte de los apócrifos por los protestantes y del Deuterocanon por los católicos, añadiendo Griffith una subtrama romántica (la de Naomi y Nathan) por imperativo comercial. Fue también el primer largometraje realizado por la pionera compañía cinematográfica Biograph, aunque el segundo que lanzó la compañía.
Para 1913, el director pionero David W. Griffith sufría las limitaciones impuestas por la negativa de Biograph a permitirle producir largometrajes. El estudio creía que ninguna audiencia sería capaz de ver una película que dure más que la de dos bobinas convencionales (unos 20 minutos), pero Griffith creía lo contrario (la taquilla dio la razón a los ejecutivos de la Biograph, no caló en el público y se convirtió en un fracaso en su estreno, no llegando a cubrir ni su costosísimo presupuesto para la época de 250.000 dólares). Entonces, se fue de Nueva York a California, dando a Biograph la impresión de que produciría seis cortos. Una vez allí comenzó la producción de Judith de Betulia. Fue un acto que resultaría en que esta fuera la última película de Griffith para el estudio. Su próxima película sería para otro estudio, Mutual. Entonces Biograph retrasó el lanzamiento de la imagen hasta 1914, después de la partida de Griffith, para no tener que pagarle en un acuerdo de participación en las ganancias que tenían.
Durante el asedio de la ciudad judía de Betulia por parte de los asirios, una viuda llamada Judith (Blanche Sweet) tiene un plan para detener la guerra ya que su pueblo sufre hambre y está lista para rendirse. La viuda se disfraza de niña de harén y va al campamento enemigo, donde engaña a un general del rey Nabucodonosor, cuyo ejército está asediando la ciudad. Judith seduce a Holofernes (Henry Walthall), luego, mientras está borracho, le corta la cabeza con un sable. Ella regresa a su ciudad, una heroína.
Obra de poco más de 60
minutos en los que se siente como un esbozo de las cualidades que están por
explotar en el creador en sus obras posteriores, inspirándose seguramente en el
Colosal Italiano del que era gurú Giovanni Pastrone con su gran obra “Cabiria”
(1914), películas en las que no se escatimaba en presupuesto, con escenas con
decenas de extras y enormes decorados, y versando sobre temas históricos. La
película fue todo un logro en su día, con dirección de cientos de extras,
decorados, vestuario, y ambientación de la época antigua tratados de una forma
minuciosa y detallista, pero que muy pronto quedarían a años luz de los de la
superproducción “Intolerancia” (1916), con las espectaculares escenas de
Babilonia como copia muy mejorada, también de Griffith. Siendo lo relevante el
hábil manejo de las masas de extras de Griffith, su gusto megalómano en los
ampulosos decorados, el espléndido vestuario, sus ansias épicas, con
enfrentamientos bélicos que con el filtro del tiempo se ven radiantes de ímpetu
tanto en el cuerpo a cuerpo de las turbas, como en el intento de asalto de las
murallas de Bethulia, con los arietes, las catapultas y las torres de asalto,
con muertos cayendo a gran altura. Hay también algunos momentos ingeniosos como
el modo de aparecer cual cortina desplegada son los arbustos que se abren
impactantes ante el avance de las tropas asirias.
Lo malo es el
acartonamiento del relato, la historia es más simple que el mecanismo de un
vaso, los personajes son más planos que el encefalograma de Holofornes, no
ayudan unas actuaciones excesivamente teatrales, hay una protagonista que es
confusamente descrita (al inicio es alabada y loada, pero no se sabe porque),
la tensión es escasa, hay el mencionado romance que está metido con fórceps,
hay un villano que resulta grotesco en su caricatura de hedonista tirado
permanentemente en un diván (y aun así tenemos que tragar con que Judith llega
a sentir algo por este pelele), todo resulta harto previsible, con un final que
no te despierta a sensación alguna. La realización está marcada por planos
generales estáticos, aun no descubrió la cámara móvil que popularizó en “El
Nacimiento de una Nación”, con clara influencia teatral, y también para captar
en las tomas a todos los extras, siendo la edición un tanto ordinaria
comprándola con sus posteriores largos, pero tiene un buen momento que da luz
sobre el potencial de Griffith (me refiero a cuando Judith tiene dudas sobre si
‘matar’ a su enemigo, y entonces hay un corte a su pueblo sediento). Lo que
deriva en notarse como un experimento de alguien buscando su lugar en el cine,
pero narrativamente te implicas muy poco (siendo benévolo) con los personajes,
y fuera de las vigorosas escenas de lucha queda en algo poco significativo. (T.R.
/ Filmaffinity)
Recomendada (con reservas).
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