Título
original: Houria (Freedom). Dirección: Mounia
Meddour. País: Argelia. Año: 2022. Duración: 98 min. Género:
Drama.
Guión: Mounia Meddour. Música: Maxence Dussere, Yasmine
Meddour. Fotografía: Léo Lefèvre. Producción:
Ink Connection, High Sea Production, Cirta Films, France 2 Cinema, Les
Productions du Ch'Timi, Same Player, Scope Pictures, Shotinmars, Solar
Entertainment. Distribuidora: Front Row Filmed Entertainment, Le Pacte, Wild
Bunch.
Fecha del estreno: 30 Junio 2023 (España).
Reparto:
Lyna Khoudri (Houria), Rachida Brakni
(Sabrina), Nadia Kaci (Halima), Hilda Amira Douauoda (Sonia), Meriem Medjkane
(Amel), Sarah Hamdi (Lamia).
Sinopsis:
Houria es una joven y
talentosa bailarina. Para luchar por sus sueños y conseguir algo de dinero,
participa en apuestas clandestinas. Pero una noche, tras haber ganado una
fortuna, es atacada. Tras este inesperado acontecimiento, su mundo cambiará
para siempre.
Comentarios:
La intimidad es, por
definición, inescrutable. Y filmarla es, por definición, complicado. No diremos
imposible. Max Scheler hablaba del amor como un conocimiento transparente del
otro que, en el momento de ofrecernos su intimidad, deja de ser, también por
definición, alguien diferente a nosotros. Somos uno con la persona amada.
Mounia Meddour lleva con estas dos películas, las dos con la proverbial actriz
Lyna Khoudri de protagonista, empeñada en retratar la intimidad. Sin más. Se le
puede añadir que su objeto de estudio es la intimidad femenina, pero se antoja
redundante. Lo que le interesa a la directora de Papicha, sueños de libertad
(2019) y ahora de Houria (Libertad) es ese momento extraño y casi
milagroso en el que la cámara desaparece y el espectador se acerca a algo así
como la intimidad transparente del cine. De repente, el espectador es uno con
lo que se ve en pantalla. Puro amor. Puro cine.
Se cuenta la historia de
una bailarina que para cumplir su sueño de bailar debe antes pasar una de esas
pruebas que definen una vida. Y por ello pierde la voz y se fractura una
pierna. En el fondo, como en su película anterior, se ve el paisaje de un país
convulso donde a la mujer le cuesta ser mujer o simple ciudadana. Lo que sigue
es una fábula sobre el poder de la danza para sanar. Pero también es un cuento
sobre la solidaridad entre un grupo de mujeres por fuerza dañadas. Y ello sin
renunciar a ser una radiografía de un mundo, el nuestro, dividido entre los que
pueden y los que sueñan con poder. El resultado es un melodrama confuso en la
narración y algo exagerado en las formas. Pero, y esto es lo que cuenta,
detenido en algunos momentos de una claridad deslumbrante donde un grupo de
mujeres se reconocen unas a otras hasta el punto de amarse. Y así hasta
alcanzar la transparencia de la intimidad, la intimidad de los cuerpos y del
propio cine. (Luis Martínez)
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