Título original: Argentina, 1985. Dirección: Santiago Mitre. País: Argentina. Año: 2022. Duración: 140
min. Género: Drama, Thriller.
Guión: Santiago Mitre, Mariano
Llinás. Fotografía: Javier Juliá. Música:
Pedro Osuna. Montaje: Consuelo Catucci. Producción: La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill, Amazon
Studios.
Premio FIPRESCI en el
Festival de Cine de Venecia 2022. Premio del Público en el Festival de Cine de
San Sebastián 2022.
Fecha
del estreno: 30 Septiembre 2022 (España)
Reparto: Ricardo
Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Norman Briski,
Héctor Díaz, Alejo García Pintos, Claudio Da Passano, Gina Mastronicola, Walter
Jakob, Laura Paredes.
Sinopsis:
Argentina, 1985 está
inspirada en la historia real de Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven
equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a
contrarreloj y bajo constante amenaza, a la más sangrienta dictadura militar
argentina. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados.
Comentarios:
En un discurso inesperadamente emotivo al recoger el premio del público en el Festival de San Sebastián, el actor Chino Darín, esta vez en calidad de productor, apuntó hacia la justicia poética que había detrás del reconocimiento “popular y anónimo” a una película que habla “de la democracia” precisamente en un momento en el que sus valores peligran por medio mundo.
En su acertado mensaje, el hijo de Ricardo Darín —actor que en Argentina, 1985 da vida al célebre fiscal Julio César Strassera, responsable junto a Luis Moreno Ocampo de dirigir la acusación contra la Junta Militar que gobernó con nauseabunda impunidad y sadismo Argentina entre 1976 y 1983—, resumía el sentido último de una película que, a través de un género tan jugoso como el del cine judicial, reivindica la épica del hombre común en el curso de la historia. Una épica que, con enorme audacia, este filme trae al presente.
El director Santiago Mitre (La cordillera, Paulina) ha escrito junto a su coguionista habitual en estos últimos años, Mariano Llinás (autor de Historias extraordinarias y la monumental La flor), una película que juega abiertamente con los clichés del cine clásico de juicios para lograr eso que tantas veces se repite en este filme: convencer al mayor número de personas posible. Argentina, 1985 representa el histórico juicio a la cúpula militar por crímenes de lesa humanidad a través de la figura de un funcionario, Strassera, convencido de que el triunfo del juicio dependía tanto de la calle como del tribunal. No se trata solo de mandar a Videla o a Massera a la cárcel, sino que los ciudadanos que los habían apoyado, esos “fachos” que dan pie a algunos diálogos cargados de humor, abrieran los ojos ante la cadena de crímenes que cometieron.
La película se construye alrededor del personaje de Strassera y de su propia familia. Un retrato a lo Frank Capra de un funcionario de clase media (“La historia no la hacen tipos como yo”, afirma el personaje al principio del filme) cuya lucha inicial es contra su propia inmovilidad. Ese arco dramático tan bien explotado en el cine de Hollywood es la base de un filme que no teme ser lo que es: una película política que apela a la emoción del espectador a través de un personaje que lo acapara casi todo y que solo un actor con la estrella de Ricardo Darín puede llevar a buen puerto. Aunque siempre con el apoyo de personajes secundarios tan bien construidos y ejecutados como la esposa de Strassera, interpretada por Alejandra Flechner; el propio Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani), el viejo ayudante al que da vida Walter Jakob, o el hijo pequeño del fiscal, que aporta la mirada cómplice de ese presente al que Argentina, 1985 interpela.
A diferencia de películas tan emblemáticas como ¿Vencedores o vencidos?, el clásico sobre los juicios de Núremberg de Stanley Kramer, o Algunos hombres buenos, en la que Rob Reiner logra uno de los mejores retratos que existen sobre la toma de conciencia de un joven abogado (Tom Cruise), Argentina, 85 reduce al monstruo, los militares, a una caricatura sin voz. Es la decisión más cuestionable de un guion que en su exposición de ese gran teatro de la historia que son los juicios introduce de forma brillante una épica no tan común, la de la propia escritura.
El famoso alegato de Strassera, el “Nunca más” que acuñó para los libros, es presentado aquí con la emoción de la voz individual, pero también la de la colectiva, del trabajo en equipo que tacha o agrega palabras para construir lo que perdura, un texto escrito por un hombre gris que supo entender que un par de cuartillas podían contener toda la gloria de su profesión y la última línea de defensa de la democracia. (Elsa Fernández-Santos)
Recomendada.
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