Título
original: Empire of Light. Dirección: Sam
Mendes. País: Reino Unido. Año: 2022. Duración: 119 min. Género:
Drama.
Guión: Sam Mendes. Música: Trent Reznor, Atticus Ross. Fotografía: Roger Deakins. Producción:
Neal Street Productions, Searchlight Pictures.
Nominada
al Oscar 2022 a Mejor Fotografía.
Fecha del estreno: 3 Marzo 2023 (España).
Reparto:
Olivia Colman (Hilary), Micheal Ward
(Stephen), Colin Firth (Donald Ellis), Toby Jones (Norman), Tom Brooke (Neil), Tania
Moodie (Delia), Hannah Onslow (Janine).
Sinopsis:
Una historia de amor
ambientada alrededor de un hermoso cine antiguo en la costa sur de Inglaterra, en
la década de 1980.
Comentarios:
Han pasado los Oscar, los
Globos de Oro, los Bafta británicos y demás premios del año sin que hayan
levantado ninguno ni el director de esta película, Sam Mendes, ni su
protagonista, Olivia Colman, lo cual no tiene por qué sorprender a nadie hasta
que uno la ve. Tiene Mendes una filmografía modélica y premiada, como ‘American
Beauty’, ‘Camino a la perdición’ o ‘1917’, por poner sólo tres, pero ningún
título tan íntimo, emotivo y luminoso como éste. Una película especial por el
lugar y el personaje, un cine en un pueblo costero de Inglaterra y una mujer
empleada allí junto a taquilleros y acomodadores.
Hay en la historia una
evidente voluntad de homenaje a las viejas salas de cine, al polvillo de luz
sobre la pantalla y al manoseo interior que procuran las películas, pero es aún
más fuerte la voluntad de homenaje a los posos románticos en la vida de una
mujer infeliz y acomplejada. Una especie de canto al desamor. Las primeras
escenas son puro esplendor, y la cámara nos muestra la elegancia y belleza de
ese animal en peligro de extinción que es una gran sala de cine y la enorme
vida de trastienda que guarda en sus interiores. Y enseguida la conocemos a
ella, a Olivia Colman en un papel en el que cada gesto es una página de sí
misma, su risa, su soledad, su entrega (incluso a su sórdida aceptación del
abuso sexual por el dueño del cine) y su capacidad de entusiasmo naif con el
joven recién contratado para cortar entradas.
Sam Mendes poetiza la
imagen para sentir lo trascendente del cine (el tramo final, la entrada de ella
en las películas, su transfusión de vida, es delicado y hermoso) y también
despliega prosa para hablar del racismo de la época (principio de los años
ochenta) y del pasado mentalmente convulso de ella. Aunque es en el dibujo de
Hilary donde la percepción de su cámara se muestra más sutil y donde la actriz
Olivia Colman consigue la proeza de construir emoción, subversión, amargura y
temperamento para el relato que se cuenta. Todos los actores están bien, Colin
Firth, Michael Ward, Toby Jones…, pero ella es un libro cerrado que se deja
leer de par en par. Un pequeño pero: hay tantos finales encadenados que cuando
aparece la palabra Fin te sorprende. (Oti Rodríguez Marchante)
Recomendada.
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