martes, 7 de diciembre de 2021

Todos somos necesarios (José Antonio Nieves Conde, 1956)

 

Título original: Todos somos necesarios (Ritorno alla vita). Dirección: José Antonio Nieves Conde. País: España, Italia. Año: 1956. Duración: 84 min. Género: Drama.

Guión: José Antonio Nieves Conde (basado en una historia de Faustino González Aller). Fotografía: Francisco Sempere. Música: Miguel Asins Arbó. Ayudante de dirección: Juan Serra. Producción: Yago Films, Sagittario Film.

Mejor Película española en el Festival de San Sebastián 1956.

Fecha del estreno: 10 Septiembre 1956 (España).

 

Reparto: Alberto Closas, Folco Lulli, Ferdinand Anton, Lida Baarova, Manuel Alexandre, Francisco Bernal, Rafael Calvo Revilla, José Calvo, Roberto Camardiel, José Capilla, Juan Cazalilla, José Calvo, Fernando Delgado, Rafael Durán, Ferphy, José Franco, Julio Gorostegui, Albert Hehn, Manuel de Juan, Josephine Kipper, Juan Lafuente, José María Martín, Joaquín Mas, Antonio Moreno, Francisco Ocaña, Juan Olaguivel, Erasmo Pascual, Carmen Pastor, Rainer Penkert, José Prada, José Riesgo, Domingo Rivas, Lorenzo Robledo, Elías Rodríguez, José Rubio, Nora Samsó, José Sepúlveda, Josefina Serratosa, Leopoldo Trieste, Aníbal Vela, Antonio Velasco, Rolf Wanka, Ángel Álvarez, Rafaela Aparicio

 

Sinopsis:

En 1950, una vez cumplidas sus condenas, tres presos muy diferentes -un médico (Alberto Closas), un funcionario (Ferdinand Anton) y un ladrón (Folco Lulli)- abandonan la cárcel rumbo a sus nuevas vidas. Los tres acuden a la estación de tren para viajar a la ciudad. Mientras esperan en la estación, sueñan con esa nueva etapa que les espera y las esperanzas que albergan de esa nueva vida. Aunque la cruda realidad de enfrentarse a la sociedad es algo que oscurece esta nueva oportunidad.

 

Comentarios:

Una trama coral que protagonizan tres ex-presidiarios que han cumplido su castigo por los errores cometidos, siendo rechazados y repudiados a pesar de haber saldado su deuda con la sociedad, eso es el tema de fondo que aborda con una clara definición de cada personaje tras abandonar el presidio que marca sus vidas para siempre. Un orgulloso estafador que quería conquistar la atención de su esposa; un tosco y alcohólico carterista; y un cirujano condenado injustamente por una supuesta negligencia. Juntos viajan en tren hacia sus respectivos destinos, pero en ese convoy también veremos reflejado un mosaico de personajes representativos de todos los extractos sociales con sus miserias y mezquindades, su hipocresía y su vanidad. Todos tendrán que responder ante una situación límite en una noche invernal atrapados por la nieve.

Humilde y emotiva película, una coproducción que no se resiente del casting internacional, y que contiene una corrosiva crítica social, a pesar de la infausta censura que el segoviano Nieves Conde consigue eludir, un cineasta a reivindicar por sus grandes trabajos a veces poco valorados. Alberto Closas da vida a este cirujano corroído por el rencor hacia una sociedad que le inhabilitó de ejercer su profesión desde su altruista código deontológico, ahora el destino le depara otra prueba de fuego ante una urgencia médica que requiere su intervención. Lo mejor del film es el variopinto retrato de una sociedad que no quiere perdonar los errores ajenos, mientras esconde y disimulas sus vergüenzas morales. Desde una puesta en escena ágil y creativa, coreografiada exclusivamente dentro de un tren, al que consigue extraer su jugo narrativo desde unos encuadres creativos y brillantes que expresan en todo momento el clima dramático de sus protagonistas.

 


Nieves Conde no desperdicia ni un segundo de sus ochenta y pocos minutos para darnos una lección de gran cine, sin grandilocuencias ni pedantería, mostrando la realidad de la vida en aquel momento, su costumbrismo provinciano, su altanería señorial y su materialismo económico, aunque sin apuntar directamente a ningún nivel social, a pesar de que todos quedan retratados, solo se salva por claro imperativo legal el sacerdote y el policía, como no podía ser de otra forma en aquella época. Es la reivindicación de la dignidad de unos hombres estigmatizados por el pecado que como bien señala su título: “Todos somos necesarios”, una oda al perdón y la oportunidad de ser una persona aceptada como cualquier ser humano. Cuando el cine es emoción y reflexión, además de entretenimiento agradable, se produce una comunión entre espectador y película que te sugiere un montón de sensaciones de las que he intentado dejar constancia en estos apuntes para recomendarla. (E. Albatros)

Recomendada.



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