“Nací a los doce años en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer”, solía bromear Judy Garland. Pero era cierto. Nunca tuvo infancia. Creció y vivió demasiado aprisa.
Nacida en Grand Rapids, Minnesota, el 10 de junio de 1922, Frances Gumm (éste era su verdadero nombre) debutó a los tres años en un espectáculo de music-hall en el que intervenían sus padres y hermanas. A los cinco años formaba parte del trío Gumm Sisters y a los siete años recorría toda California con la troupe de los Meglin Kiddies.
En 1934 el trio familiar, que se había convertido en Garland Sisters, se disuelve, y Judy (el nombre lo tomó de una popular canción de Haogy Carmichael) emprende una carrera como solista, por consejo y casi imposición de su dominante madre.
Contratada por la Metro Goldwyn Mayer gracias a su excepcional voz, cuando ya estaba pasada de edad vendría su gran éxito de El mago de Oz, celebrado como “la mejor actuación juvenil del año” y merecedor de un Óscar especial.
Convertida en gran estrella musical, su carrera prosiguió triunfante, contando siempre con los mejores músicos y letristas (Cole Porter, Irving Berling, los hermanos Gershwin), los más afamados bailarines (Fred Astaire y Gene Kelly) y los más prestigiosos técnicos (los directores Busby Berkely, Vicente Minelli y Charles Walters, y el productor Arthur Freed).
Para sobrellevar el vértigo de su acelerada existencia, Judy se había aficionado desde los trece años a los barbitúricos. Insegura y vulnerable, su vida de adulta atravesó grandes crisis emocionales, numerosos intentos de suicidio y escandalosos internamientos en hospitales, que provocaron su despido de la Metro.
Pero Judy se rehízo y emprendió una nueva carrera de cantante que reverdeció e incluso superó pasados laureles. Ninguna otra estrella de Hollywood había sido capaz de pasar del cine a la canción con similar respuesta popular.
Su muerte, a los 47 años de edad, todavía rodeada de misterio, significó el ocaso de todo un tipo de cine musical y el final de un estilo personal de “estar sobre un escenario” que ya no era compatible con los nuevos tiempos.
Filmografía esencial.
· 1936: Locuras de estudiantes; Concierto al aire libre.
· 1937: Thoroughbreds don´t cry.
· 1938: Listen, Darling; Broadway Melody of 1938; Andy Hardy se enamora; Everybody Sing.
· 1939: Los hijos de la farándula; El mago de Oz.
· 1940: Andy Hardy Tenorio; Armonías de juventud; Little Nellie Kelly; If I Forget You.
· 1941: Ziegfeld Girl; La vida comienza para Andy Hardy; Babes on Broadway.
· 1942: For Me and My Gal.
· 1943: Thousands Cheer; Chica loca; Presentando a Lily Mars.
· 1944: El reloj; Cita en St Louis.
· 1946: The Harvey Girls; Ziegfeld Follies of 1946; Till the clouds roll by.
· 1948: El pirata; Desfile de Pascua; Words and Music; In the good old summertime.
· 1950: Summer Stock.
· 1954: Ha nacido una estrella.
· 1961: Vencedores o vencidos.
· 1963: I could go on singing; Ángeles sin pasado.
Hoy la recordamos cantando esa canción estupenda, convertida en un himno, de la película El mago de Oz, titulada “Somewhere over the rainbow”. A disfrutar, cinéfilos.
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